
Desde su casa de Los Ángeles, donde se mudó justo antes de la pandemia que afectara a casi todo el planeta en 2020, el ex conductor de TV y productor asociado de “El secreto de sus ojos”, largometraje nacional ganador del premio Oscar a la mejor película extranjera en 2010, brinda en este reportaje su punto de vista sobre los elementos que debe contener nuestro cine para generar identidad. También habló también acerca de la situación actual del INCAA y destacó la calidad cinematográfica argentina.
¿Qué postura tenés con respecto a lo que está sucediendo ahora con la desfinanciación del INCAA?
Es problemático, no te digo que la decisión tenga que ser consensuada porque la realidad es que consensuar con todo el sector todo, todo el tiempo, es imposible en términos prácticos. Cuando se hablaba de cuántas películas tiene que tener la Argentina, le pregunté abiertamente a los diferentes presidentes del INCAA: ¿Cuántas películas tiene la capacidad de financiar y producir Argentina? Porque alguien podría decirte que son diez películas anuales o son doscientas películas anuales. Las diez que suponemos que quiere este gobierno y las doscientas que hubo en algunos momentos de gobiernos kirchneristas. Y la verdad es que ninguna de las dos son cifras que surgen de un análisis real del mercado.
Es decir, no hay más consumo porque haya más producción de películas. Ni porque tenés menos películas el sistema va a funcionar necesariamente mejor. No hay ninguna garantía de que porque vos tengas menos películas tengas menor share (participación) de mercado o porque tengas más películas tengas mayor share de mercado, para mí no está relacionado. Entonces la discusión real, que para mí es importante tener y hay que tenerla abiertamente, no con la decisión unilateral de parte del INCAA o del presidente INCAA sea quien sea, es ¿cuánta guita hay y cómo se reparte esa guita? ¿Cuál es la lógica de construcción de esos fondos? Porque si vos tenés para financiar películas siete millones y medio de dólares por año que es, básicamente lo que le entra el INCAA para financiar películas, son equivalentes a los remises de una película de Marvel o el catering de una película de Star Wars.
La gente cree que hay una cantidad de guita gigante. La gran parte, la parte más grande de financiación del cine no sale del INCAA, sale de fondos privados, coproducciones y preventas. Entonces hay una construcción discursiva tóxica que no refleja la realidad cuando alguien te dice “no, porque mis impuestos van al cine argentino para que se hagan películas que no ve nadie y no sé qué”. Mentira, no son tus impuestos. No funciona así, esa descripción es tribunera pedorra, no es una discusión real.
Ahora, si tenés 7 millones y medio de dólares ¿Sirve que el Fondo de Fomento que es el que financia parte del cine argentino, financie el diez por ciento de una película argentina? Digo, ¿es un esquema sostenible en el tiempo? Yo creo que no, para eso directamente no pido fondos públicos.
Después tienen un tema comunicacional Además de que no estamos teniendo la conversación como creo que hay que tenerla, están comunicando mal las decisiones. Tenés que poder decirle a la sociedad, como un ente público, este es el plan y lo vamos a hacer de esta manera. Pero si el plan está pensado o elaborado unidireccionalmente seguramente se van a mandar un montón de metidas de gamba, es imposible que no lo hagan. Entonces hoy lo que lamento es la ausencia del diálogo inteligente.
¡Ojo! No voy a decir que es este gobierno porque me parece un problema que viene de antes. En el albertismo, el INCAA fue un cero. O sea, venir y decirme que este es un problema que arrancó en diciembre es mentira. Y yo lo vengo diciendo, empecé a hablar de los problemas del cine argentino mucho antes, a mí no me pueden correr con “¿por qué no te quejaste en el gobierno anterior?”. No, en el gobierno anterior dije: “los problemas son estos, estos y estos”. Que no tienen que ver únicamente con la articulación del fondo público del INCAA, sino con las condiciones generales en las cuales se trabaja en la Argentina en el sector audiovisual.
¿Cómo se ve afuera el cine local? Porque hemos tenido una participación que hacía mucho que no había.
Mirá, los contenidos argentinos, son respetados, son admirados. Yo trabajo en países que me vienen a buscar porque me hablan del cine argentino.
¿Y qué tipo de cine argentino?
De todo. Por ejemplo, vos vas a Brasil y no sabés lo popular que es Medianeras (2005) la película de Gustavo Taretto, por ejemplo. Salvo de la lógica de Argentina 1985 (2022), Relatos Salvajes (2014) o El secreto de sus ojos (2009) que son como las películas que tuvieron la distribución más grande. Pero incluso una película como Puán es un éxito hoy en España.
Nosotros tenemos una película de animación hoy en Alemania, Suiza y Austria. Es una película de animación argentina que hicimos en coproducción con Alemania y llevamos cuatro semanas en cartel en Francia donde recaudó un millón y medio de dólares. Todo eso no sale en la foto, todo eso no se discute en la foto. ¿Qué se discute en la foto? ¡Falsedades! “!Ey! Le pagamos el sueldo a Echarri”. Eso es mentira. Es fácticamente falso, no es real. Tus impuestos no le pagan el sueldo a Echarri, no funciona de esa manera, no funciona así la financiación del cine.
Los mismos que dicen eso, son los que dicen que nos pagan la Universidad a nosotros, también los policías, los semáforos, la limpieza de la calle…
Sí, tienen como la fantasía de que si no tuviesen que pagar impuestos, ellos tendrían más plata en el bolsillo y no sé qué. La política opera sobre esas fantasías de decirles “vas a pagar menos impuestos”. Eso es una fantasía, no es real. No hay ninguna sociedad que no pague impuestos salvo Corea del Norte. Pero el resto de las sociedades pagan impuestos. China paga impuestos, en EE UU pagan impuestos, Francia, Alemania. En todos esos países que admiran la presión impositiva es igual o más alta que en Argentina.
Si vos contaras con las herramientas para poder llevar adelante el cine nacional, bueno, un poco lo hacés porque sos un alto representante… (Axel interrumpe)
Si vos me preguntás: ¿qué hay que hacer? Para mí hay un modelo posible, que es el que tienen países como Canadá o como Inglaterra de financiación de cine. Una combinación entre beneficios fiscales, lo que se suele llamar “cash rebate”. El Estado te devuelve una parte de la plata que gastaste, sumado a fondos públicos más de corte cultural creados para películas que no tendrían ninguna financiación si no existiera esa plata. Es decir, poder dividir la forma en la que se produce el sector audiovisual en lo que es estrictamente cultural y en lo que es básicamente industrial. Y empujar lo industrial mucho, porque es lo que genera las fuentes de trabajo. Lo industrial no es solamente hacer películas locales. Es dar servicios de producción, es que vuelvan a filmarse películas grandes en Argentina, dar facilidades a las producciones internacionales. Atraer, como está haciendo el País Vasco o como está haciendo Canarias o Austria. Y hay muchísimos modelos de eso.
Yo lo veo difícil con un gobierno que cree que cualquier relación entre el sector público y el sector privado está mal. Salvo un par de compañías a las que claramente ayudan muchísimo. No voy a dar los nombres, pero para el resto de las empresas no, no reciben ese trato de “che, generamos un esquema para incentivar la actividad económica”… y es al revés. Cuando vos tenés países en crisis, o en crisis constantes, de hecho, lo que más tenés que hacer es incentivar la actividad económica. Las políticas económicas de austeridad son cortoplacistas porque no generan crecimiento per se.
De hecho, ya lo vivimos, ¿no?
Cada X cantidad de años lo vivís. Por supuesto, del otro lado de la moneda lo que tenés es una utilización, muchas veces, de fondos públicos sin ninguna lógica particular que tampoco está bien. Entonces parece que el sistema, las redes sociales o hablar en público no te permite ser Corea del Centro, tener un criterio individual donde te pueden molestar cosas de diferentes lecturas sociopolíticas. Estoy cuestionando el derecho a la mirada individual, yo puedo tener una que no se alinee con la mirada de nadie
¿Qué pasa si yo no pienso igual que el macrismo, el mileismo o el kirchnerismo? ¿Qué onda? Una mirada que es mía, que en algunas cosas puede coincidir con algo de alguno y con alguna cosa de otro ¿Por qué? ¿Cuál sería el problema? Parece que no lo podés charlar porque la gente se ofende, te prende fuego, o te dicen cipayo. Yo que sé, no podés hablar de nada. No tengo ningún problema en debatir con gente que no piensa como yo. Tengo un límite, mi límite es lo inhumano, cuando alguien justifica la muerte de otro no me voy a sentar a hablar de eso, yo no voy a sentarme a charlar con alguien que cree que está bien que los demás sufran. Tiene que ver con lo humano, podés tener cualquier posición ideológica y te tiene que molestar la gente que justifica el sufrimiento de los demás. Es humanista, es ideológico pero no es partidario. Pero después sí, ¿por qué no te podés sentar? Yo tengo amigos con los que no coincido ideológicamente en casi nada, que votan cosas que yo no votaría jamás ¿Y qué? ¿Cuál sería el problema? No es un problema. Lo escucho, lo respeto, no estoy de acuerdo ¿Lo trato de convencer? No ¿Él me trata de convencer? No ¿Cuál sería el problema?
Yo voto lo que se me ocurre, voto lo que me parece. Bueno, yo no voto acá, voto en Argentina. Parece que se murió ese músculo de conversación en la Argentina. Me parece que la gente está muy enojada y está siempre buscando el problema en otro lugar. Es mucho más fácil pensar que todas las cosas que no te gustan, son culpa de otros. Intervenimos como ciudadanos en nuestra realidad marginalmente y poquito, pero intervenimos no es que no intervenís en la realidad.
¿Cuál es tu opinión sobre incorporar elementos de la cultura y el folklore argentino en las películas de terror?
La respuesta es un poco más extensiva. No creo en un cine global, no creo en la idea de que se hagan películas para ningún público tratando de llegar a todos los públicos a la vez. Cuando vos haces una película local, debe tener una identidad local. Porque una cosa es que un proyecto sea local y otra que sea localista. Un proyecto localista es un proyecto que le habla a la gente del lugar de origen, pero que no hace ningún esfuerzo para llegar a más público. Nosotros tenemos que evitar el localismo. Pero querés que la película tenga una identidad y eso tiene que ver con cómo está narrada. Te preguntás entonces cómo haces para que alguien que vive en otra cultura entienda lo que estás contando.
La realidad es que si nosotros podemos ver películas de vaqueros, nada impide que alguien en Francia vea una película argentina cuya realidad no está tan lejana. Por esto, la idea de hacer una película que pasa en ninguna parte me parece un poco estéril y se aplica a cualquier género. Si vas a hacer una película de terror argentina, tiene que ser argentina porque para una de terror estándar de asesinos seriales con un cuchillo persiguiendo gente ya están los norteamericanos, las hacen… no quiero decir muy bien pero con relativo profesionalismo. Tienen cien años de hacer esas películas. Entonces cuando no se filma una película de terror o de cualquier género en Estados Unidos, se tiene que encontrar un código propio que se pueda entender en otros territorios.
¿Cuál considerás vos que es el atractivo que ofrece el cine de terror nacional tanto en Argentina como internacionalmente?
Es que en realidad no lo quiero generalizar. Sería qué tan interesante es cada una de las películas. Cuando Argentina produce películas interesantes de cualquier género viajan, cuando las películas no son interesantes no viajan. Ahora ¿Cómo haces para darle vuelta a la expectativa de la audiencia? ¿Cómo haces para generar algo diferente? Ese es el desafío que tenés. Si una película como Cuando Acecha la Maldad (2023) tiene ventas internacionales es porque la película es muy buena, no porque es Argentina. Historia de lo Oculto (2020) o El Prófugo (2020) son películas que viajan porque son interesantes, no porque son argentinas. Sin embargo son argentinas, las ves y decís: “la cultura impregna lo que se cuenta”.
*Entrevista realizada en el marco de la asignatura Taller de Comunicación Gráfica, a cargo de los docentes Alexis Burgos y Soledad Viladrich.