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Estudiante de Comunicación Social (UNM)

Automedicación: un error cada vez más grande

Por comodidad o por ignorancia, crece la cantidad de personas que toma medicamentos sin que hayan sido indicados por un profesional de la medicina. ¿Cuáles son los riesgos? ¿Qué dicen en las farmacias?
La automedicación “es algo que viene desde hace mucho y es difícil de frenar por completo”, reconoce la doctora Irma Torres, médica que trabaja en Paraguay. Fotos: Noelia Pirsic (Anccom).

Irma Torres, médica pediatra del Hospital distrital Sagrado Corazón de Jesús, del Distrito Juan Manuel Frutos, de Caaguazú, Paraguay, observa con preocupación el aumento de casos de automedicación. “Desde mi experiencia se ven cada día con más frecuencia. Posiblemente también pueda influir el uso de Internet en donde se buscan síntomas y signos y ahí comienza una mala información que conlleva a la automedicación inapropiada”, explica. La pediatra observa que hay dos factores principales detrás de esta problemática: la falta de acceso al sistema de salud y un hábito cultural arraigado. En este sentido, la doctora Torres dice: “Creo que la falta de cobertura en la obra social o insuficiente acceso a los servicios de salud en muchos rincones hace que la población busque alternativas y maneras de paliar sus dolencias, y de ahí también se vuelve un hábito dentro de la cultura. Es algo que viene desde hace mucho y es difícil de frenar por completo”.

El problema no reconoce fronteras. En Argentina Lucía Redruello, empleada de la farmacia Leonelli, ubicada en la localidad de Moreno, confirma esta perspectiva desde su experiencia en el rubro. Comenta que la frecuencia con la que observa que las personas piden un medicamento sin receta es mucha y que, ‘’no hubo un día en el que venga una persona a comprar medicamentos sin la receta, es muy frecuente y es cosa de todos los días. Está muy instalada la automedicación en el país y en las personas, están muy acostumbradas a que sea frecuente y a que las farmacias vendan sin receta los medicamentos”.

Las consecuencias de la automedicación son muchas y, en muchos casos, pueden ser graves. Entre los riesgos más frecuentes, Torres señala reacciones alérgicas medicamentosas, problemas gastrointestinales por efectos adversos por los medicamentos consumidos y, en el caso de los antibióticos, resistencia antimicrobiana. Con respecto a esto, la doctora advierte que “el uso de ciertos medicamentos puede enmascarar síntomas reales y por ende complicar el diagnóstico médico”.

En este sentido, sumando a las consecuencias de la automedicación mencionadas por la doctora, Redruello agrega que “los principales riesgos de consumir medicamentos sin supervisión médica son, principalmente, que el medicamento no sirva para lo que realmente está tomando la persona. Por ejemplo, para un dolor de muela tomar un antibiótico, que tal vez no es necesario y que es un dolor reflejo que viene de otro lado y que necesita otro tipo de medicamento. Entonces, la automedicación hace que uno tape síntomas que son de otra dolencia, no se soluciona el problema de raíz.” Además, Torres agrega que “el uso prolongado de ciertos medicamentos, como los antiinflamatorios, puede ocasionar úlceras gástricas y hemorragias digestivas altas, que a su vez derivan en otros problemas de salud.”

Florencia Gabotti, una joven de 26 años que evita automedicarse, considera que la desinformación es un factor importante en este problema: “Creo que muchas personas no están al tanto de los efectos secundarios de los medicamentos. Sé que es complicado porque uno no tiene ganas de estar soportando dolores y necesita ser funcional, pero también siento que el umbral del dolor es muy bajo y por cualquier cosa recurren a medicamentos cuando quizás no es tan necesario.”

Por su parte, Mónica Torres, de 45 años, admite que recurre con frecuencia a analgésicos como Diclofenac para aliviar dolores musculares o de cervical. “Me automedico bastante seguido, especialmente cuando tengo dolores de cabeza o musculares.También tomé antibióticos sola antes de ir al médico, cuando siento que me duele la garganta y podría llegar a ser anginas”, confiesa. A pesar de tomar decisiones de automedicarse, también reconoce haber sufrido molestias estomacales por este hábito: “Quizás cuando tomo Diclofenac me empieza a doler el estómago o siento pesadez. Una vez tuve que ir al médico por dolores frecuentes de cervical, el medicamento ya no me hacía efecto y encima me hacía doler el estómago.”

‘’Con el trabajo y las obligaciones, a veces no puedo ir a una guardia a esperar y prefiero resolverlo rápido para poder seguir haciendo mis cosas. También a veces es por algo económico, quizás no puedo costear una consulta médica para que me recete solamente Paracetamol.’’ El testimonio de Mónica evidencia cómo factores socioeconómicos empujan a muchas personas hacia la automedicación. Para quienes enfrentan jornadas laborales intensas o limitaciones económicas, la automedicación parece la solución más práctica y rápida, a pesar de consecuencias como molestias estomacales. Con respecto a esto, Redruello también advierte que “consumir un medicamento puede producir otros problemas. Por ejemplo, hay analgésicos que pueden generar una úlcera en el estómago, y muchas personas no son conscientes de esto.”

La educación es una de las claves para combatir este hábito y la doctora Torres enfatiza la importancia de campañas integrales que incluyan no solo a médicos, sino también a farmacéuticos y promotores de salud: “Creo que para desalentar la automedicación, más que comunicación solo de médico-paciente, el trabajo debe ser en equipo e integral, que no solamente incluya al médico sino también licenciadas en Enfermería, farmacéuticos, promotores de salud que pueden ser un portavoz para poder llegar a más personas.”

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