
El Programa Alimentar surge muy poco antes de la irrupción de la pandemia, a principios de 2020, y como complemento de la Asignación Universal por Hijo (AUH). Aquel es otorgado a aquellas personas que son titulares de la AUH, complementando de esta manera los ingresos que reciben los hogares ya que, en un principio, con esta tarjeta o prestación, solamente pueden gastar el dinero en la compra de alimentos. Uno de los requisitos para poder acceder a este complemento es que el adulto esté desocupado o no tenga un trabajo formal. Actualmente, Alimentar amplió su piso y pasó de incluir a padres con hijos de hasta seis años a padres con hijos menores de quince años.
“La Tarjeta Alimentar viene a complementar a la AUH, en un contexto de alta inflación, donde su monto nunca alcanzó a cubrir la línea de indigencia. Por esta razón, el objetivo del programa es que el monto de la línea de indigencia, al menos para los chicos y chicas en los hogares, esté cubierto”, expresa Agustín Mario, coordinador de la carrera de Economía de la Universidad Nacional de Moreno. Si bien, en el contexto social que atraviesa Argentina, muchas voces piden por la reducción de las políticas públicas, un estudio que realizó este economista junto a la investigadora Adriana Clemente, reveló que, si se quitara el Programa Alimentar, un millón de personas caerían en la indigencia. El informe es accesible en el siguiente link: Informe de Coyuntura Nº 25: Tarjeta Alimentar | CEC.Sociales (uba.ar)
Frente a una situación económica que genera una fuerte tensión social y que se busca recuperarse de lo que fue el macrismo y de la pandemia, los montos de los programas como el Alimentar están por detrás de la inflación, haciendo que su poder adquisitivo caiga. Actualmente, el usuario que esté dentro del Programa recibe un monto de 17000 pesos si tiene un hijo, 26000 si tiene dos hijos o 36000 si tienen tres o más.
En este sentido, Mario señala: “Hoy estos tipos de programas, con los que se puede estar o no de acuerdo, están evitando un estallido social. Esto se debe a que en parte, en la Argentina durante el periodo kirchnerista en el año 2003 – 2015, se creó una red de protección social muy amplia que prácticamente garantiza pisos económicos para los chicos y adultos mayores. Pero los índices de inflación actual hacen que esto se ponga en tensión”. La Tarjeta Alimentar, por lo tanto, funciona como un dique contra la extrema pobreza.
Es el Estado quien interviene y da respuesta con sus políticas compensatorias ante situaciones de emergencia o en ciclos donde las familias no pueden asegurar por sus propios medios determinados estándares de vida. “Históricamente, Argentina ha tenido políticas alimentarias como la ´Copa de Leche´ que genera refuerzos para asegurar niveles nutricionales aceptables. La Tarjeta Alimentar es uno de esos refuerzos”, dice Adriana Clemente, profesora e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
En este sentido, el Estado debería aprovechar la red de comedores populares para reconvertirlos en centros de apoyo y cuidado, ya que son dispositivos que se asocian y tienden a tener cada uno su lugar a medida que pasa la emergencia. Los comedores son dispositivos organizativos y de abastecimiento, donde se debe asegurar que las personas tengan acceso a la comida diariamente. Para Clemente, en estos momentos hay un esfuerzo enorme por parte de los municipios para administrar los recursos de alimentos que llegan a las redes de comedores.
Por otro lado, el informe propone planificar el apoyo para la futura reconversión de los comedores comunitarios ¿En qué consistiría esta política? Es el trabajar para el día después, es decir, que cada uno de estos comedores, que estén en condiciones, pueda efectivamente transformarse en lo que sería “casas de cuidado”: lugares donde el Estado pueda resignificar el tema “alimento”, y que ese sea un componente entre otros.
De esta manera, en las “casas de cuidado” se daría acceso a hacer recreaciones, dar apoyo escolar, brindar cuidado infantil. Si bien este proceso de reconversión ocurre, aún hay muchos lugares donde se sigue trabajando en casas de familia o en tinglados, en donde la obtención de agua no es potable, por caso. Esta situación sigue ocurriendo en la actualidad porque la demanda es urgente y masiva.
Para muchos usuarios, como demuestran Mario y Clemente, el Programa Alimentar es indispensable para lograr aunque sea, llegar a fin de mes ante el contexto actual que atraviesa el país. Vanina Mateos, estudiante de la Universidad Nacional de Moreno, dice: “Pude acceder al programa ni bien salió y me ayuda a solventar mucho los gastos del mes, ya que cuando una es madre soltera estos programas te permiten resolver determinados gastos. Pero por otra parte, el monto que te otorgan, es para amortiguar muy pocas cosas, porque los precios en los comercios o supermercados son carísimos. Hoy en día por ejemplo una leche te sale 300 pesos como mínimo”.