
Dentro de esa mega ley, llamada así por la cantidad y calidad de reformas, se encuentra la posibilidad de la creación del Régimen de Incentivo a las grandes inversiones (RIGI), que tiene como principal objetivo atraer grandes capitales extranjeros. ¿Qué lugar ocupan en la norma la industria nacional y las pequeñas y medianas empresas?
De acuerdo con el artículo 162 del texto aprobado, el RIGI establece incentivos, seguridad jurídica y un sistema eficiente de protección de derechos adquiridos para proyectos de inversiones que superen los 200 millones de dólares. En su texto original, esta propuesta no contemplaba obligaciones para el desarrollo de proveedores locales. Pero, luego de algunas negociaciones en el senado, se terminó pactando sólo un 20 %.
Dentro de los beneficios se encuentran las grandes facilidades de las empresas para exportar. En ese sentido Esteban Sánchez, economista de la Universidad Nacional de Moreno aclara: “Pensemos en una economía como la nuestra con cepo, este régimen les permite a estas empresas tener un esquema diferente. Estas inversiones contarán con libre disponibilidad de divisas para exportar. Tendrán un 20% el primer año, el 40% el segundo y un 100% el tercer año, Durante 30 años. Esto hace una diferencia enorme”. Para el economista hay un cambio radical, porque no sólo se les otorgan beneficios enormes, sino que deja al aparato productivo en desventaja.
En la misma sintonía crítica, el economista Rodolfo Treber afirma:“El RIGI ofrece muchísimas protecciones y muchísimos beneficios dado que este Régimen de Inversiones supera aún las condiciones del pacto Roca-Runciman, pacto histórico de la Argentina, dado que no obliga a las empresas a comprometerse para el desarrollo de proveedores locales ni con el entramado productivo del país, porque está pensado bajo un sesgo extractivista. Algunos entrarán a ese 20 % pero será un grupo selecto”.
Para Treber este régimen solamente busca extraer materias primas, crudo y minerales, y no pretende generar enclaves industriales. Las empresas extranjeras buscarán instalarse en zonas aisladas para la extracción de recursos, generando muy pocos puestos de trabajo. Según el economista, estas empresas serán como “islas aisladas”, y aclara: “Esto quiere decir que las empresas van a traer su tecnología, sin impuestos, dejando de lado la posibilidad de que la mediana industria participe. No van a generar movimiento en nuestro aparato productivo, estas seguridades le dan la posibilidad de moverse por fuera del entramado de industria nacional. Y advierte: “Incluso por fuera de la regularización de estado”.
“Los beneficios son únicamente para los grandes sectores del capital, es un absurdo. Y si se observa detenidamente, no hay aportes para el estado nacional, como pueden ser impuestos como el IVA. Mientras que después del tercer año no hay ganancias para el estado nacional en lo que es exportación. No hay obligaciones ni incentivos para se sumen al aparato nacional”, advierte Gabriel Muñiz, ingeniero y gerente de INDECO Sudamericana SRL, pyme que se encuentra en el distrito de Moreno.
Según el industrial varios agrupamientos del sector pyme están rechazando el RIGI, creen que el gobierno nacional no tiene un plan para la industria sino solamente para sectores poderosos internacionales. Muñiz explica que “las grandes inversiones de capital, casi siempre extrajeras, pueden ayudar, pero siempre y cuando estén encadenadas al aparato productivo y tecnológico del país, nosotros estábamos esperando inversiones, pero lo que propone el gobierno es vender los recursos en bruto”.
Falta de propuestas: ¿Cómo pueden crecer las pymes?
Existen muchas manifestaciones sobre los daños que puede traer este régimen a las pymes. Pero, en ese sentido, Treber cree que no van a ser directamente perjudicadas, y argumenta: “No van a ingresar capitales de inversión al sector manufacturero que compita con la pequeña y mediana empresa. Los capitales van a ser centrarse en una economía extractivista. Por lo tanto, es normal que las pymes busquen una ley propia para protegerse y no esperen nada del RIGI”
El mismo economista afirma que el problema es el pensamiento económico de la Casa Rosada, y asegura que la política económica es recesiva, entonces se da la fórmula de “menos desarrollo del mercado interno, menos ventas y menos consumo”. De esta manera concluye: “Por lo tanto, las pymes que se dedican mayoritariamente al mercado interno terminan cayendo en una crisis, por el encarecimiento brutal de los servicios públicos y de los bienes necesarios para poder llevar adelante la empresa”.
Para que crezcan las pymes, según Muñiz, se deben dar las siguientes condiciones: “Desarrollo de los procesos productivos, apoyo crediticio para el desarrollo de dichos procesos y sostenibilidad a lo largo del tiempo”
En sintonía con el industrial, Treber explica: “En definitiva, el total de la plata inmovilizada en el país, producto de la especulación financiera, es de 30 billones de pesos. Estos superan ampliamente la base monetaria del país en dos veces y ese ahorro nacional debería ir a un plan crediticio, para la producción de la pequeñas y mediana empresa. De esta manera se puede planificar el desarrollo nacional y su industrialización”.
¿Nuevo modelo económico?
Se puede ver que la relación entre las inversiones que busca el gobierno y el desarrollo de la capacidad productiva del país es casi nula. Ante esto, Treber afirma: “Van a generar un proceso de reprimarización de la economía, en tanto que la economía nacional se va a dedicar mucho más a la extracción de materias primas sin procesar, y Argentina va a convertirse en un país de nula industrialización”.
Por otro lado, el ingeniero Muñiz concluye:“El modelo de este gobierno apunta a la destrucción de la industria local como así también del entramado científico, tecnológico, apoyando deliberadamente al sistema financiero. Por tanto, sin capacidad productiva, ni desarrollo científico tecnológico, con empresas que por la propia disposición del RIGI no liquidarán sus divisas en el país, ¿Desde dónde se obtendrán los dólares que el país necesita para crecer? La respuesta pareciera ser obvia, no se quiere un país industrial, solo una colonia al servicio de los grupos concentrados de occidente”.