
Las películas de apertura y clausura contarán con la presencia de sus realizadores y serán de ingreso libre y gratuito. Las entradas podrán retirarse en la boletería del Cine Helios. “Es muy importante esta posibilidad de que el público pueda charlar con los directores y las directoras sobre lo que fue la experiencia de ver la película”, comenta Eugenia Galeano, programadora del festival.
El film de apertura será “Imprenteros”, de Lorena Vega y Gonzalo Zapico, un documental familiar sobre el proceso creativo de la obra de teatro homónima, de la que también surgió un libro. El cierre estará a cargo de “La terminal”, de Gustavo Fontán, otro documental, de mirada contemplativa, que construye la historia de varios personajes que se cruzan en una terminal de micros. Toda la programación puede consultarse en https://www.epacine.com.ar/epa/programacion-por-seccion-2/
“El EPA nació en 2016 gracias a dos patas fundamentales: una es el Cine Teatro Helios, que se reinauguró en 2013 luego de años de estar cerrado, y que en 2014 se convirtió en Espacio INCAA, incorporando tecnología de punta; la otra éramos un grupo de estudiantes universitarios, muy cinéfilos, que recorríamos festivales”, explica Eduardo Marún, director del EPA y del Cineclub Helios. El proyecto fue recibido con interés, tratándose de una zona que históricamente nunca albergó un festival de cine. “Vimos la oportunidad y la necesidad de darle pantalla a películas que no estaban llegando. Es un espacio que funciona como formador de público”, agrega.
“Este es un contexto por demás particular, muy agresivo con el cine argentino”, continúa Marún. “No estamos recibiendo apoyo del INCAA, que disolvió el Programa Festivales Nacionales. Tampoco de la provincia ni del municipio. La situación es, por lejos, la más difícil para hacer un festival de cine y a la vez la más necesaria, en donde el cine argentino está siendo muy atacado con discursos que tergiversan y falsean la realidad, y niegan la importancia de lo que es el cine en términos de soberanía cultural”.

Estrenos y retrospectivas de autor
En el “Panorama Argentino” se exhibirán cuatro films nacionales. Dos ficciones: “Corresponsal” de Emiliano Serra, thriller político ambientado en 1978, y “Eureka” de Lisandro Alonso, coproducción protagonizada por Viggo Mortensen en su primera parte. También dos documentales: “El cambio de guardia” de Martin Farina, sobre la grieta ideológica en un grupo de amigos excolimbas, ganadora como Mejor Largometraje Argentino en el BAFICI, y “Viento del este” de Maia Gattas Vargas, en el que la directora viaja desde Bariloche hasta Palestina para contar su historia familiar.
“Este año hay una presencia muy fuerte del cine argentino, que entendemos, es indispensable en este contexto de desfinanciamiento de la cultura”, argumenta Galeano. “Son todas películas muy distintas y con miradas muy autorales”. Todo el staff de EPA suele compartir el gusto por los films y participa colectivamente de la programación del festival, intentando ser representativo con la vasta producción nacional existente, aunque sólo se llegue a abarcar una muy pequeña parte.
Además, habrá un panorama de producciones mexicanas. “Intentamos establecer una especie de diálogo entre las filmografías mexicanas y argentinas, ambas con gran tradición dentro del cine latinoamericano desde sus orígenes”, explica Galeano. Las películas serán: “La montaña” de Diego Enrique Osorno, documental sobre una travesía del Ejército Zapatista de Liberación Nacional para llegar a Europa, que contará con la presencia de gente de la Red de Solidaridad con Chiapas, “El prototipo” del experimental autor Bruno Varela, basada en la novela “Sivainvi” de Philip K. Dick, y el cortometraje “Primitiva” de Azucena Losana.
Los focos en los autores se centrarán en el argentino Martín Solá, a través de su “trilogía de lucha, fe y amor”, compuesta por las películas “Hamdan” (2013), “La familia chechena” (2015) y “Metok” (2021). En ellas, Solá trabaja sobre tres territorios ocupados distintos (Palestina, Chechenia y Tibet, respectivamente) que no son reconocidos como países. El otro foco será puesto en el español Víctor Iriarte, revisitando sus films “Decir adiós” (2007), “Invisible” (2012) y “Sobre todo de noche” (2023).

Rescates en 16mm: música en vivo y un clásico noir
En el sótano del bar alemán Graf Ciudad Jardín, ubicado al 2215 del boulevard San Martín, habrá una función especial del clásico de Fritz Lang “La mujer del cuadro” (1944). “Es una proyección en 16 milímetros. Desde los inicios del festival siempre intentamos que haya películas en fílmico porque es el formato en el que el cine fue pensado. Al ser en un espacio pequeño con pocas butacas, permite la cercanía entre los asistentes y con el sonido del proyector, que es muy particular”, dice Galeano. La copia se encuentra en un estado excepcional.
Pero, sin dudas, la estrella del festival será la función del filme silente “Perdón, viejita” (1927) de José “El Negro” Ferreyra, con sonorización en vivo a cargo de Eliana Liuni, en un solo set que incluye vientos y sintetizadores. Se trata de una de las pocas películas argentinas mudas que se hayan completas. Fue restaurada y digitalizada gracias al trabajo en conjunto entre la Fundación Cinemateca Argentina y el laboratorio Gotika.
Liuni posee una extensa trayectoria en la sonorización de películas mudas. En 2007 fue convocada para formar parte del trío “Marcelo Katz y Mudos por el Celuloide” en el cierre del Festival de Cine Alemán, musicalizando films impresionistas. “Sonorizar films en vivo no es algo que se estudie en ningún conservatorio o universidad. No se parece a nada. Sos intérprete de las emociones de los personajes”, dice la multiinstrumentista, a la que le ha tocado, entre otras tareas, ponerle música a la versión restaurada de “Metrópolis” (1927), el clásico distópico de Lang, cuyos minutos faltantes fueron encontrados en el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken.
“Trabajo con films que tiene acopiados la Cinemateca Argentina. Luego de hacer muchos clásicos, como Chaplin o Hitchcock, llegó esta joya que estaba oculta, en proceso de restauración, que son procesos muy largos que requieren mucho detalle e inversión”, explica Liuni. La película sirve a su vez de documento histórico de los paisajes y arquitectura de la Buenos Aires de los años ‘20: “Cuando llegó la primera versión restaurada me emocioné, porque me abría la posibilidad de estar viendo y respirando nuestra cultura y revisitar o ver lugares de la ciudad hoy totalmente distintos”.
“Me permití desempolvar el “Doble A” (una prestigiosa marca de bandoneones) de mi abuelo y empezar a pensarnos, ¿cómo seríamos en esa Buenos Aires desde esta Buenos Aires?”, continúa emocionada Liuni. También explica que se trata de un arte performativo en el que nunca se repite dos veces lo mismo: “Cada función es única, porque uso una técnica mixta: hay espacios donde está todo escrito, y otros que están abiertos a la improvisación y a la sorpresa”.