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Estudiante de Comunicación Social (UNM)

Dolarización: pérdida de soberanía monetaria y beneficios inciertos

¿Qué tan viable sería adoptar la moneda estadounidense como la única válida en el país, como propone Javier Milei? Economistas y otros intelectuales advierten sobre los riesgos de una medida semejante.

La inflación casi crónica que aqueja a nuestro país es un problema que se viene sosteniendo e incluso incrementando durante los últimos años. Ante esta situación, algunos políticos ultraliberales como Javier Milei proponen como salida a este problema dolarizar por completo la economía argentina, es decir, abandonar el peso como moneda de curso legal para, en su lugar, adoptar la divisa estadounidense. Ahora bien, ¿es realmente una solución viable? ¿Se puede considerar seriamente como una política económica? ¿En qué lugar quedaría la Argentina en el mundo de llevar adelante estas ideas? Para despejar estas dudas, hablan los especialistas.

En primer lugar, cuando hablamos de dolarizar, hay que pensar a qué nos referimos con esta idea, ya que, en el pasado no muy lejano de nuestro país, existió un período en el que un peso era igual a un dólar. Pero no es que se sustituyó el peso argentino por el dólar, sino que, los valores de ambas monedas eran exactamente iguales. Al respecto, Marcelo Soria, profesor de Economía y Magíster en Economía Social dice: “No es lo mismo dolarizar una economía que implementar una política económica de convertibilidad como fue a principio de los 90. La convertibilidad tiene como objetivo equiparar la moneda de curso legal con el valor de la moneda que la respalda”.

Pero más allá de la decisión que tomen los gobiernos de turno sobre este tema, es importante entender como esta política puede ser llevada adelante técnicamente. Soria agrega al respecto que “la emisión monetaria es una de las funciones que tiene el banco central de cualquier país. En este caso, se puede imprimir una cierta cantidad de moneda de acuerdo al respaldo que esta tenga en metales como era antiguamente, o, en la actualidad, con una moneda más fuerte como lo es el dólar. En el caso de Argentina, la emisión de pesos esta respaldada por la cantidad de dólares en el tesoro del Banco Central.  Lo que pasaba con la convertibilidad era básicamente convertir un peso en un dólar. Esto significa que el Banco Central podía darle la orden a la Casa de la Moneda de imprimir exactamente la misma cantidad de pesos que los dólares que tuviera en su tesoro. Pero no se abandona la moneda de curso legal como sucedería con la dolarización de la economía”.

Hasta ahí el procedimiento técnico de cómo funciona la convertibilidad. Pero hay algunas diferencias entre esa política y la dolarización, por lo tanto, también hay diferencias técnicas entre ambas. Según Pablo Tavilla, economista y docente de la Universidad Nacional de Moreno, para dolarizar habría que reemplazar todos los pesos del mercado por dólares. Esto incluye todos los depósitos, cajas de ahorro, plazos fijos, por lo que tendría que haber en el país una cantidad de dólares en las reservas del Banco Central que sostenga esa conversión de peso a dólar. Siguiendo en esta misma línea, el especialista agregó: “¿Con cuántos dólares lo vas a respaldar? En función de eso todo se va a convertir a un tipo de cambio, pero ¿a cuál va a ser? ¿A un dólar a $500, $600? Si no conseguís los dólares suficientes ¿lo vas a hacer a un tipo de cambio de $1000? Eso significa que los salarios caigan muchísimo con las implicancias sociales que esto puede traer”.

Retomando esto último sobre las consecuencias en la sociedad de una posible dolarización se pueden analizar tanto macro como microeconómicamente hablando. Respecto a lo primero, Soria afirma: “El abandonar completamente el peso para reemplazarlo por el dólar, microeconómicamente hablando va a suceder que las empresas van a empezar a tener la posibilidad de exportar; aquellas que lo hagan, (en nuestro país va a estar favorecido el sector del campo) va a poder ingresar dólares y va a tener más rentabilidad que con los pesos. También va a favorecer la inversión extranjera. Al estabilizar la moneda, se presupone que va a haber un ingreso de capitales extranjeros mucho más fuerte. Ahora, macroeconómicamente es un tema más complejo porque el Banco Central, que es el encargado de las políticas monetarias, básicamente no va a tener herramientas, como lo tiene con el peso, para poder controlar la cantidad de dinero circulando en la economía. Esto se debe a que la política monetaria va a quedar atada a lo que haga Estados Unidos.”

En principio se mencionaba que la idea de dolarizar la economía surge del contexto de la alta inflación sostenida en el tiempo que sufre nuestro país. Al respecto Tomás López Mateo, Licenciado en Economía, Magíster en Economía y Negocios con Asia, Pacífico e India y también docente de la Universidad Nacional de Moreno afirma: “En una primera instancia seguramente habría una leve recuperación de la economía, quizás algunos años de crecimiento incluso, como en los primeros momentos de la convertibilidad. Además, reduciría la inflación, desde ya. Pero al poco tiempo es muy probable que tuviéramos inflación en dólares ya que las razones de la subas de precios van más allá de cuántos pesos circulan por la economía. Con una inflación en dólares, producto de la puja distributiva, el país se iría haciendo cada vez más caro y menos competitivo internacionalmente La dolarización es un remedio pasajero, pero a costo de destruir cualquier actividad que no pueda competir con los niveles de productividad del extranjero. Eso implica el cierre de muchas empresas y pérdida de puestos de trabajo, desde ya. La inflación en dólares solo agravaría esa condición”

El especialista agregó que “hay economistas como Claudio Scaletta que afirman que una dolarización terminaría con el uso de cuasimonedas, a nivel nacional o provincial. Yo concuerdo con su opinión. La Argentina ya tiene experiencia en eso, recordemos los patacones, los lecops, etc. Ante una escasez de dólares, las administraciones estatales seguramente deban recurrir a emitir algunas monedas para pagar a los empleados públicos y afrontar los gastos del Estado.”

Ante este escenario, donde no abundan razones técnico-económicas para pensar en la dolarización como alternativa para subsanar los problemas tanto micro como macroeconómicos del país, cabe pensar en qué motivos políticos pueden existir para aplicarla.

Marcelo Muñiz, politólogo y docente en la Universidad Nacional de Moreno, afirma: “La dolarización aparece como una fórmula mágica en contextos de crisis económicas agravadas, pero principalmente vinculadas a alta inflación, real o latente (la salida de la convertibilidad). Si la inflación muy alta es signo de debilidad de la propia moneda, y la Argentina tiene un pasado inflacionario demasiado extenso, y sobre todo en las últimas dos décadas, excepcional en la región, para el sentido común resulta creíble un slogan simplista como ‘si el dólar no tiene inflación, adoptemos el dólar’, y santo remedio. Por supuesto, estas lecturas están lejos de comprender el problema, pero son una reacción superficial entendible.”  

En este mismo sentido político de la cuestión, el especialista agregó que “la dolarización puede pensarse como un mecanismo para quitar el control de la moneda por parte de las instituciones políticas locales. En ese sentido no traería ni dejaría de traer prosperidad. La Unión Europea creó el Euro como un mecanismo de ese tipo. Pero es una moneda común. Todavía está en discusión si el Euro fue positivo o negativo para el crecimiento económico de los estados miembros. En cambio, si uno adopta el dólar como moneda se ubica en un lugar de subordinación frente a otro estado. Y a diferencia de la Unión Europea y su Banco Central, los países dolarizados no tienen ni voz ni voto en la Reserva Federal. Pero también hay que preguntarse lo contrario. ¿Tener una moneda propia garantiza prosperidad? Y, no, tampoco alcanza. El tema es un poco más complejo.”

Más allá de los problemas o virtudes que esta política pueda traerle al país, ver cómo le fue a otros países aplicando este tipo de políticas puede ser interesante para analizar su desempeño económico y pensar si es una alternativa que haya generado crecimiento y prosperidad en otro lado.

López afirmó al respecto que “tenemos el ejemplo de Ecuador aquí cerca. Su desempeño económico desde su dolarización no es destacable. Sus tasas de crecimiento no están por encima de las del resto de la región y en términos de desarrollo algunos sostendrían incluso que ha retrocedido. Las actividades ilegales, como el narcotráfico, han proliferado con el uso extendido del dólar en la economía nacional”.

El especialista concluyó diciendo que “el caso de El Salvador no es muy diferente. La pérdida de la capacidad de hacer política monetaria que la dolarización implica simplemente no vale la pena. En pocas palabras, no hay ninguna experiencia de un país en el mundo que se haya desarrollado sin tener una moneda propia. La soberanía monetaria es una condición necesaria si es que queremos algún día tener un país desarrollado”.

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