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Estudiante de Comunicación Social (UNM)

Día Internacional de Eliminación contra la Violencia a la Mujer: las huellas en la salud psíquica

¿Qué marcas mentales dejan las acciones violentas contra las mujeres? Hablan trabajadoras sociales, psicólogas y una víctima.
Inseguridad y ansiedad para relacionarse con otras personas, entre las posibles consecuencias en las mujeres que sufren violencia. Foto: Florencia Ferioli, de Anccom. Foto de portada: Pilar Camacho, de Anccom.

Hoy 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Erradicación de la Violencia Contra las Mujeres. En nuestro país el movimiento #NiUnaMenos fue el primer paso para que se comiencen a tener conversaciones sobre cuál es el rol que debía cumplir la sociedad en relación con la violencia de género, con el fin de prevenirla.

A partir de los datos relevados por el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de acuerdo a las llamadas a la Línea 144 -implementada en e2013 para cumplir con la reglamentación establecida por la Ley 26.485 de Protección Integral de las Mujeres-, en la cual se brinda atención, contención y asesoramiento a las víctimas de este tipo de violencia, entre enero y junio de este año se recibieron al menos 49.679 comunicaciones.

El 90% de esas llamadas corresponden a algún tipo de violencia doméstica, que se caracteriza por ser física, sexual, económica y/o psicológica. Si bien hay un gran número de mujeres que tiene el valor de denunciar a su agresor, muchas otras no se animan a dar ese paso.

En cuanto a la orientación de las víctimas en este tipo de situaciones, Carla Ferreiras, licenciada en Trabajo Social, indicó: “Se da una primera charla en la que prima la escucha activa y empática. Y lo que hacemos es empezar a indagar si la víctima tiene deseos de denunciar, porque hay muchas mujeres que por miedo o vergüenza no quieren hacerlo. Se va por ese lado, pero siempre tratando de incentivar a la mujer a que lo haga”.

Por otro lado, Karina Fernández -quien trabaja tomando denuncias en la Comisaría de la Mujer del partido de Merlo-, agregó: “Primero hay que ayudar a la víctima a que pueda ver lo que ella está atravesando, hay que imaginarse que en estas situaciones de violencia el agresor siempre ejerce un grado de manipulación hacia ella y por eso le cuesta mucho acercarse. Si te da una alerta, hay que orientarla, nunca obligarla”.

Lo que nos preguntamos aquí es ¿cómo repercutió este tipo de maltrato en la psiquis de las víctimas? Dialogamos con algunas de ellas y en su mayoría todas coincidieron en que desarrollaron cierta inseguridad y ansiedad al relacionarse con nuevas personas de acuerdo a lo que tuvieron y tienen que atravesar.

Por su parte Lorena, una de las víctimas, reveló que decidió denunciar a su agresor, quien además es el padre de su hija, luego de varios momentos de acoso y maltrato. Tal como indicó Fernandez, la denuncia se presenta en el Juzgado de Familia con el fin de solicitar un cese de perturbación, el cual sirve para que el violento no pueda comunicarse con la persona agredida por ninguna vía, ya sea virtual o personalmente.

“En un principio siempre pensé que podía cambiar, que era así por todo lo que él había vivido”, declaró Lorena. De acuerdo a esto último, la licenciada en Psicología Natalia Kisman, directora del Políticas de Equidad de Género y Convivencia de la UNM, resaltó que “ninguna persona nace violenta ni ninguna nace en condición de poder estar en una situación de violencia, es algo que se va construyendo con el tiempo”.

Una de las medidas más populares que se adoptó con la intención de prevenir estas agresiones contra la mujer fue el uso de botones antipánico, dispositivos que se utilizan para alertar tempranamente a las autoridades del Estado ante una posible e inminente situación de violencia mediante una alerta que se envía a través del celular de la víctima.

Sin embargo, y según los datos obtenidos del Ministerio de la Mujer, Géneros y Diversidad, el 12% de las personas que se contactaron con la Línea 144 para ser asistidas ya contaba con esta medida de protección. Algunas de las mujeres con las que tuvimos la posibilidad de hablar comentaron estar exactamente en esa misma circunstancia, incluso con órdenes de restricción de por medio.

En cuanto a lo psicológico, podemos remarcar el daño que le causa este tipo de violencia a la autoestima de la mujer. María Lorenzo, quien cumple el rol de trabajadora social en una ONG que se dedica a atender víctimas de violencia de género, resaltó: “El violento tiende siempre a anularla por completo. Por lo cual trabajar en la recuperación de su identidad es sumamente importante”.

Dicho esto resaltamos el daño que puede sufrir una persona por este arrasamiento que causa la violencia en ella, lo que significa que no hay que patologizar la misma ya que no es una enfermedad pero sí enferma a las personas que la padecen. Para Kisman el objetivo es “ir encontrando un camino que la restituya, la fortalezca y haga sentir mejor a la persona”.

Si bien la violencia física es lo más detectable ya que podemos dar cuenta de ella con solo observar a alguien, la violencia psíquica es más difícil de rastrear y es por eso que las psicólogas y los psicólogos como Laura Amid resaltan que es necesario indagar en profundidad a las personas afectadas.

Además, Amid aclaró: “Hay casos en que la víctima logró salir de esa situación, sin embargo vive con miedo, producto de la situación traumática del largo tiempo que lo vivió. También trae consecuencias sociales, no sale de su casa, no va a trabajar, no se relaciona con allegados y demás por miedo, es un círculo de conductas que la aíslan cada vez más”.

Este problema no solo ocurre en la intimidad del hogar sino que puede suceder en el área laboral de cada una o inclusive en alguna institución a la que asistan. La Ley 27.499 de Capacitación Obligatoria en Género, más conocida como la Ley Micaela fue parte del cambio de paradigma en el abordaje de este tipo de situaciones. “Instala la revisión de nuestras prácticas, valores, la forma de relacionarnos y de ejercer nuestros roles. Estas medidas de formación, sensibilización y capacitación son las que van cambiando un patrón cultural muy internalizado”, explicó Kisman.

La importancia de la conmemoración y reivindicación de esta fecha, que se extiende hasta el 10 de diciembre, tiene que ver con recordarle a la sociedad que por más que las agendas de los medios se enfoquen en otros temas, la violencia contra la mujer sigue existiendo. Esto se ve reflejado en las cifras, tanto de denuncias por violencia de género como de femicidios, que se publican todos los años, las cuales en lugar de decrecer siguen aumentando.

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