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Estudiante de Comunicación Social (UNM)

Muralismo: las paredes como galerías

El arte del muralismo late cada vez más fuerte en Argentina. Hablan los artistas.
“El arte es una gran herramienta de lucha”, dice el artista Emilio Arroyo, artista que realizó el mural de la imagen. Foto: IG @viajeartistico

Hace tiempo nuestro país es testigo de un resurgimiento del muralismo como forma de expresión artística y social. Desde las calles de Buenos Aires hasta los lugares más remotos de Argentina, los murales están transformando paisajes urbanos y comunidades enteras. El renacimiento de esta modalidad está dando voz a artistas locales y abriendo diálogos sobre temas que van desde la identidad cultural hasta la justicia social.

Diego Ruiz, comunicólogo especialista en artes plásticas, ayuda a poner en contexto el panorama de esta disciplina y comentó: “Argentina mantiene un desarrollo de la producción de arte público y muralismo que es importante. Hubo una merma obvia por la pandemia, sin embargo, se observa que hay una vuelta a la producción callejera”.

Durante este periodo han surgido muchos artistas, lo que anteriormente era considerado como un simple pasatiempo hoy se convirtió en un trabajo ya que la gran mayoría subsiste gracias a ello. Este es el caso de Mauro Fedele, licenciado en Bellas Artes, que empezó en la calle dejando una simple huella o tag para luego ir perfeccionando su estilo, la gente lo veía pintando en la calle y le pedía si les podía hacer murales y pagarle por ello.

Otro fue el camino de Leticia González Veneroni, quien dio los primeros pasos de su carrera como artista gracias a un taller de muralismo en su colegio y hoy en día es licenciada en Artes Visuales. “Harán unos 10 años más o menos que estoy involucrada pintando en la calle, trabajando con colegas, participando de festivales y concursos”, cuenta.

Dentro del muralismo se abraza una inmensidad de temas, algunos se vuelcan por el lado de inmortalizar ídolos nacionales, en su mayoría deportistas y cantantes, otros deciden ir por lo abstracto o incluso optan por los mensajes de lucha, resistencia y reclamos por la desigualdad social.

Ruiz, quien además es docente, afirma que “la recuperación de la democracia en 1983 fue clave para el desarrollo de las expresiones artísticas en sí ya que impulsó un auge de la producción mural a la que se sumó la aparición de los grafitis, luego el arte urbano y street art”.

El muralismo con temática política fue el primer tipo de producción que hubo en nuestro país con el propósito de intervenir en el espacio público con ciertos discursos visuales sobre temas más urgentes. En cuanto a esto, Emilio Arroyo, artista nacido en González Catán,  explica: “Elijo plasmar denuncias que muestran lo que creo que deberíamos potenciar como seres humanos, me gusta evidenciar las injusticias mediante mi arte ya que considero que es una gran herramienta de lucha”.

En contraposición, Fedele y Gonzalez Veneroni prefieren una temática más lúdica. El primero elige seguir el camino de lo que vendría a ser el comienzo del street art y el graffiti, mientras que la segunda elige ir por el lado de la genitalidad, el deseo y la naturaleza.

¿Qué tan cierta es la aceptación de esta expresión artística? La disciplina está mejor vista en lo que se refiere a la aceptación del público en comparación con décadas anteriores. Sin embargo, Fedele argumenta que “hay una doble moral porque reniegan de los inicios del graffiti, pero quieren un mural en su living lo más callejero posible, y al mismo tiempo se quejan del pibe que recién comienza en la calle”.

En relación a cómo es esta valoración en otros países, los artistas consideran que el arte en un espacio público es más entendido allí en comparación con el panorama argentino. “Generalmente te apoyan por temas políticos internos o sociales, pero son pocas las veces que te apoyen sin ánimos de lucro”, es lo que responde Fedele, oriundo de Liniers, su lugar predilecto a la hora de realizar un mural.

Por otro lado, González Veneroni, vecina de la localidad de Haedo, recalca el obrar de algunos de los municipios de la provincia porque “empezaron a incorporar lo que es el arte urbano, en su faceta de embellecimiento urbano y a partir de eso generaron una serie de proyectos y programas donde se pone en valor al artista callejero y su trabajo”.

Leticia González Veneroni es una de las fundadoras de AMMurRA. Foto: Facebook Leticia González Veneroni

Las desigualdades dentro del mundo del arte existen y el muralismo no es la excepción; las cifras de los proyectos impulsados en los últimos años por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no favorecen para nada a las artistas mujeres. Según los datos duros, éstas quedan relegadas en comparación con sus colegas hombres, ya que de 25 viaductos pintados, el 90% fueron realizados por ellos, y de  117 murales propuestos, nuevamente, 98 han sido pintados por varones.

Ruiz explica: “En estos últimos años, se está observando un desarrollo importante de grupos feministas en la producción mural. No es un dato menor, en una forma de arte que estaba dominada históricamente por hombres. Hay colectivos muralistas que reivindican en sus temáticas y composiciones a los colectivos feministas y sus idearios”.

Por eso nació AMMurA (Agrupación de Mujeres Muralistas Argentinas), una agrupación federal cuyo fin es demostrar que el muralismo no es un trabajo única y exclusivamente llevado a cabo por hombres. En ella lo que se busca es denunciar la falta de convocatorias y la ausencia del cupo femenino en los proyectos estatales, además crearon un portafolio que ayuda a poner en el radar a mujeres que desarrollan esta actividad a lo largo y ancho del país.

González Veneroni es una de las 170 artistas argentinas que han fundado esta agrupación y afirma que su propósito es “visibilizar que si no había mujeres pintando en la calle no era porque no las hubiera, sino por el hecho de que no eran convocadas o si lograban participar, muchas veces era como asistente de artistas varones”. Algunas de sus obras se reparten tanto por la zona de donde proviene como también en varios barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El panorama para los y las artistas, especialmente para estas últimas, está cambiando poco a poco y para mejor. Por otro lado, tenemos que destacar que el muralismo más allá de embellecer ciudades, barrios y ser una fuente de trabajo también inspira a jóvenes, adultos, ancianos a sumarse a esta disciplina. Lo que era parte del reniego de generaciones anteriores hoy es apreciado por lo que es: arte.

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