Cuando hablamos de trabajo, es común que se nos vengan a la mente imágenes de personas con el casco o con un overol. Distintas visualizaciones que nos acompañaron durante muchísimo tiempo y que aún hoy sobreviven. Pero el avance de las nuevas tecnologías y la globalización nos han puesto en el camino nuevas herramientas y, a la vez, nuevos problemas.
El libro El trabajo en tiempos de epps. Relatos y análisis urgentes frente a la precarización laboral de Elina Escudero y Pablo López Fiorito, publicado por Ciccus, lleva a repensar las distintas maneras en las que funciona la temática de las aplicaciones en relación a lo laboral. El volumen cuenta con 8 capítulos que atraviesan el núcleo del problema, como la educación, la economía y la comunicación.
López Fiorito explica a ANUNM: “Decidimos armar una publicación en donde hacíamos escribir a compañeros de distintas organizaciones sindicales y compañeros del aparato científico-técnico de las universidades, para que opinen sobre la situación del trabajo contratado por las apps y también sobre el futuro del trabajo”. Frente a las complejidades del contexto, el autor plantea: “El principal desafío es hacer cumplir la ley porque en algunos artículos se demuestra que está para ser cumplida y que en todo caso las empresas buscan vericuetos organizativos discursivos y o judiciales administrativos para evitar reconocer una cantidad de derechos de los trabajadores, pero en el fondo nos deja una pregunta acerca de las tecnologías y el futuro del trabajo”.
Por otro lado, la obra hace una crítica aún más profunda de las tecnologías y las redes sociales. En esta línea, el entrevistado aclara: “Tiene que ver con una línea de desarrollo tecnológico que acentúa la individualización de las personas, que acentúa la idea de un mundo democrático de la comunicación y en realidad parece más una botella tirada al mar de las redes sociales.”
Trabajadores de apps en primera persona
Ahora bien, esta forma de trabajo representa nuevas oportunidades para el universo de personas con empleos mal remunerados o fuera del sistema. Leonardo Reyes es repartidor de la aplicación Pedidos Ya, en Santa Fe, que entrega envíos de negocios a las casas de los usuarios: “Yo me uní a este trabajo por recomendación de un amigo, me inscribí en la página y al poco tiempo me citaron. Es un laburo duro que me demanda mucho esfuerzo físico y conocimiento de la zona. Pero la aplicación es un gran manual donde están todas las instrucciones”, dice.
A la hora de hablar de su tiempo de trabajo y de las condiciones laborales, Leonardo agrega: “Es verdad que trabajo hasta 12 horas los fines de semana, pero tengo mejores horarios los demás días, cobro enseguida y, además, me sirve la cantidad de dinero”. Por otra parte, expresa: “Tuve dos accidentes con la moto, uno fue grave, y tenía obra social particular, no por la empresa, que igualmente me reservó mi puesto de trabajo mientras estuve internado”.
Carolina Verej formó parte del soporte de mantenimiento de la aplicación de traslado Uber, en Buenos Aires, y cuenta cómo es trabajar allí: “El servicio es de fácil acceso y los precios son competitivos, pero el sistema en sí es malísimo. Se sostiene simplemente por la demanda del mercado”. Si bien es una aplicación muy popular hoy en día, Carolina sostiene que “son muchos los trabajadores que se quejan de las altas comisiones que les cobran, ya que les conviene que renuncien y tomen gente nueva constantemente”, desnudando una manera de precarizar al trabajo.
Estos trabajadores forman parte de un espectro muy novedoso dentro del trabajo en el mundo y en Argentina, por lo que su representación toma vital importancia. El sindicato que los nuclea y defiende es la Asociación Sindical de Motociclistas Mensajeros y Servicios (ASiMM), con sede en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y donde también participan las personas que trabajan en bicicleta. Su revisor de cuentas y encargado del área de aplicaciones, Gonzalo Taviano, comenta: “El sindicato se origina para defender a los trabajadores de mensajería tradicional, que estaban en negro. Luego se sumaron los de delivery y después aparecieron las aplicaciones”.
El entrevistado se muestra muy preocupado por la situación legal de sus trabajadores, y así lo transmite: “El reclamo más recurrente que tenemos es el de la sanción o el bloqueo, porque la empresa no le da respuesta ante un inconveniente.”. Asimismo, expresa qué dificultades hay detrás de la autogestión laboral y las aplicaciones: “Yo trabajé en Ubereats y cuando nos juntamos con los compañeros, no nos hablábamos, porque no había contacto social” y opina que “el daño no es solo social sino físico. Dentro de muchos años va a pesar trabajar tantas horas con una mochila tan pesada en la espalda”.
Plataformas y universidad
En esta línea, es necesario comprender el contexto socioeconómico, la cultura, la territorialidad y todas las aristas que rodean a las situaciones de empleo. Agustín Largente es estudiante de la Licenciatura en Relaciones de Trabajo de la Universidad Nacional de Moreno, y forma parte de un proyecto de investigación “La dimensión tributaria y previsional en los procesos de flexibilización y/o precarización del trabajo en las economías de plataforma: el caso del partido de Moreno”.
Sobre la investigación, cuenta Agustín: “Somos un profesor de Contabilidad, una profesora de Derecho, y yo de Relaciones del Trabajo, que estamos trabajando en conjunto para poder determinar cómo son los funcionamientos que tienen estas plataformas, y qué es lo que hace falta en términos de legislación, qué se está omitiendo, qué es necesario”. Y dice: “Es importante que con trabajos nuevos como son los teletrabajos, trabajos a distancia, y trabajos por aplicaciones, analizar todo el paradigma de lo que son las relaciones del trabajo y de cómo el sujeto se comporta en esa relación “.
Por último, habla de las libertades que las aplicaciones se jactan de otorgar al trabajador: “Vos tenés cierta libertad para elegir o no elegir si tomás ese pedido o no, pero tenés que seguir la ruta que te indican, de la forma que te indican, tenés que hacer lo que te dicen. Cuando vos no te conectás por un día, te preguntan, ¿por qué no te conectaste? Entonces ahí es cuando vos decís, ¿qué tan independiente es este trabajo?”.
En este recorrido vimos como el avance tecnológico se ha ido entremezclando con las formas sociales de trabajo más tradicionales y ha despertado todo tipo de enigmáticos. Desde el debate por las libertades, hasta dónde se tienen que regular las aplicaciones y de qué manera se estructuran las nuevas relaciones laborales. Un enorme camino que ya empezó y parece no tener final.