
La investigación propone reparar los tejidos dañados de los riñones a partir de una terapia celular experimental. En Argentina, según el Ministerio de Salud, casi 5 millones de personas padecen algún grado de enfermedad renal crónica y se estima que sólo 1 de cada 10 lo sabe. La enfermedad renal crónica a menudo no presenta signos ni síntomas pero afecta en gran medida la calidad de vida de quienes la padecen.
Para este estudio, utilizarán las células madres llamadas MUSE. Se eligió este tipo de células dado que no generan tumores, denominados teratomas, debido a su facilidad al adaptarse. Ya que es habitual que cualquier división de células que se descontrola puede causar tumores y en estas no sucede.
Además, dichas células se caracterizan por ser pluripotentes, es decir que pueden generarse a su vez células derivadas de los tres tejidos embrionarios: ectodermo (que son para el sistema nervioso y la piel), mesodermo (son para los músculos, riñones, el esqueleto y el aparato reproductor) y endodermo (son para las glándulas endocrinas, pulmones, sistema digestivo e hígado).
Cuando las células MUSE están en el cordón umbilical no están diferenciadas en ninguno de los tipos de células que se mencionó anteriormente. “Entonces al momento de extraerlas, se les puede indicar a qué tipo de célula querés que se convierta. Lo que tienen estas células es que cuando se envían a un tejido específico, se las induce a transformarse para ese tipo de célula, pueden multiplicarse y regenerar la parte dañada”, explica Bárbara. En este caso se enviarán al riñón para recuperar su parte afectada.
El tratamiento ideal
En una eventual terapia, las células MUSE deberían ser de la misma persona “La terapia ideal sería que provenga de uno mismo para que el cuerpo no tenga ni un rechazo. Lo que se va a probar ahora es del cordón umbilical de un individuo a otro”, expresa la futura licenciada en Biotecnología.
No obstante, Orqueda remarca que eso puede ser una posibilidad pero actualmente se proponen explorar una terapia basada en la administración de células de una especie a otra especie distinta. “Además de la terapia ideal, también se podría esperar administrar células donadas y conservadas en un banco de células, provenientes de otra persona. Esto es lo que ocurre en el trasplante de médula ósea”, explica el investigador.
¿Cómo funcionan los riñones?
Una de las primeras causas del daño renal es la diabetes. Según el Ministerio de Salud, se estima que 1 de cada 10 argentinos mayores de 18 años la padece. Dicha enfermedad además, puede causar ceguera, ataques cardíacos, derrames cerebrales y amputación de miembros inferiores. La diabetes mal controlada aumenta las posibilidades de estas complicaciones y la mortalidad prematura.
Para llegar a una insuficiencia renal, el órgano debió pasar constantemente por una saturación de glucosa. Cuando todos los órganos funcionan correctamente, la misma va por sangre e ingresa al riñón mediante los túbulos, que son la estructura principal del órgano, la filtra y la vuelve a mandar a la sangre pero no la elimina. En el momento que los niveles de glucosa son muy altos y sobrepasan el límite que pueden filtrar los túbulos, saturan al órgano y empieza a desechar la glucosa por la orina. Una vez que la saturación es constante, el riñón ya no cumple su función como tal y se daña, por lo que comienza una falla renal.
Para este estudio, los investigadores resaltan la importancia de detectar la falla renal a tiempo a partir de un examen de orina. “El daño renal se detecta principalmente midiendo los niveles de albúmina en la orina. La albúmina es una proteína con muchas funciones en el cuerpo, que normalmente circula en sangre y no se excreta en la orina. Cuando la función renal falla, cambia el filtrado glomerular, es decir, se pierde la normal retención en la sangre de algunas sustancias,como es el caso de la albúmina, y que pasan a la orina en formación”, comenta Orqueda.
En ese momento, cuando el órgano está empezando a dañarse es cuando la terapia podría funcionar. Ayudarían a prevenir la diálisis y un daño renal mucho más grave. “Con esta investigación nuestra idea es evitar el trasplante, porque es difícil de conseguir el órgano y cuando sos diabético es difícil pasar por una operación, que se cierren las heridas y curarse”, expresa Espíndola.
La investigación en sus comienzos
En estos momentos están abordando el proyecto con técnicas de cultivo de células de riñón. También, Andrés se está entrenando en el aislamiento y mantenimiento en cultivo de células MUSE. Para avanzar en este estudio la UNM tiene firmado un convenio de trabajo en conjunto con la Maternidad de Moreno Estela de Carlotto, entidad que donará la sangre del cordón umbilical, de la cual se extraerán las células madre.
Cabe destacar que en el proyecto además participan docentes que a su vez trabajan en otras instituciones y organismos, aportando reactivos, materiales, espacio de trabajo, el know-how, entre otras. “Esperamos poder comenzar el año próximo el modelado de la diabetes en animales, y luego evaluar los efectos de las células MUSE. Esto nos llevará un par de años, en el mejor de los casos”, finaliza Orqueda.