
Asado, salidas con amigos, cervezas y hasta subscripciones a plataformas de entretenimiento, son algunas de las cosas que los argentinos de clase media tuvieron que resignar debido a la fuerte crisis económica que afecta al bolsillo desde hace tiempo en el país. Pocos son los bienes culturales o bienes inelásticos (aquellos cuya demanda se mantiene relativamente estable) que siguieron siendo consumidos a lo largo de este año marcado por ajustes, no solo en la macroeconomía liderada por Luis Caputo, sino también en la economía familiar. En este contexto de recortes y ajustes, el fútbol se destaca como un bien cultural que resiste. No solo se trata del futbol profesional, ese que se sigue por televisión, sino del fútbol 5: una actividad amateur que convoca a amigos y amigas a despejar la mente, con un partido de cinco contra cinco, sin referí y sin estado físico que valga. Un pago grupal, una hora de juego y una oportunidad para escapar de las preocupaciones cotidianas.
El ritual del fulbito
Fernando García, el encargado de “El Paraíso” (complejo de canchas y otras actividades deportivas ubicado en San Miguel) comenta al respecto: “La demanda mejoró estos años, hubo un boom post-pandemia que hizo explotar a las actividades deportivas y actividades al aire libre”. Siguiendo lo que nos decía Fernando, sería erróneo obviar el contexto pandémico que provocó una clara abstinencia en consumidores frecuentes de fútbol 5, una vez levantado el confinamiento, sumado al estado cuasi febril producido por los logros de la Selección Argentina como el Mundial o las Copas Américas, esta actividad sumó muchos adeptos. Además, otro factor importante en ell aumento de la demanda se le puede otorgar el rol de la mujer dentro del fútbol y su creciente participación, ya que cada vez más mujeres alquilan cancha, cada vez se realizan más partidos “mixtos” e incluso torneos de estas modalidades. “El futbol femenino aumentó un montón. Fue progresivo, hace cuatro años arrancamos y cada vez vienen más mujeres emparejando a la cantidad de reservas con respecto al futbol masculino”, agrega Fernando.
Entre 15 y 20 mil pesos cuesta hoy alquilar una cancha de futbol 5, puede variar el precio de acuerdo a la hora (por motivos de iluminación), a la superficie (césped sintético o cemento) o simplemente por la ubicación del complejo. Entre 1500 y 2000 pesos por persona es lo que vale si tenemos en cuenta el precio individual, si cada uno juega al menos una vez por semana se gasta 8 mil pesos mensuales, si hablamos de más partidos podríamos llegar hasta los 30 mil pesos por mes o incluso más. Para muchos un gasto necesario y para otros uno que prefieren evitar, considerando que se perdió la locación “potrero” dentro de la cultura futbolística y dejó de ser gratis hace tiempo, tema que, de abordar ahora mismo, haría la nota mucho más extensa.
“Gastar 10.000 pesos por mes, me da actividad física, dispersión, divertimento y eso es algo bueno, me parece una buena inversión”, afirma Iván Cinti, vecino de Moreno que practica la actividad habitualmente. Aun así, como mencionamos antes, algunos prefirieron darse de baja debido a la situación económica “Noté mucho aumento en los precios de las canchas cuando arrancó el año los primeros meses y se notó que había más disponibilidad de horarios. Por suerte a mí la situación económica me permitió seguir jugando, pero conozco gente que dejó de jugar o empezó a jugar menos”, concluye.
Buffet y mantenimiento, ajustados
Los gastos relacionados al transporte, calzado, vestimenta, podrían estar adheridos dentro de lo que es la rutina futbolera de los practicantes a este deporte que, en definitiva, lo ven más atractivo que otras rutinas más monótonas como el gimnasio o salir a correr. El fútbol cinco, no es solo pagar para patear una pelota y creerse bueno un rato, también incluye el post partido: un momento donde los diez participantes sin importar si fueron rivales o compañeros, si ganaron o perdieron, se sientan juntos a compartir una bebida o algún alimento. Y es en ese momento donde se puede ver un claro reflejo de la crisis económica, el precio post partido. “La situación económica actual sí afectó al negocio, en cuanto a que hubo reducción de consumo más que nada. Al fútbol se siguió jugando, pero se notó en el buffet”, comenta Fernando.
Esa situación que te encuentra con tus pares, transpirados, hablando sobre las jugadas fallidas y con bebidas de por medio seguramente adquiridas como trofeo para los ganadores dentro de esa hora, cada vez cuesta más mantenerla. “Solíamos comprar alguna bebida para compartir entre todos, pero el aumento fue impresionante, sobre todo en las bebidas alcohólicas que subieron casi el doble, sumado a que te sale más caro que en cualquier supermercado. Antes comprábamos 5 cervezas entre 10 ahora solo dos o a veces ninguna”, explica Iván.
La crisis no solo impacta en el precio del alquiler de las canchas y las bebidas, sino también en la infraestructura. Muchos jugadores han notado que, a pesar de mantenerse la demanda, muchas canchas están deterioradas. “Se nota a veces que muchas canchas no invierten en el césped y la renovación de las canchas, a veces están rotas y es peligroso para los que estamos jugando”, dice Federico Deandreis, otro jugador habitual que concurre a la actividad desde chico en el barrio de Castelar.
Si algo podemos dejar por sentado, es que el fútbol 5 en Argentina es una de las actividades más concurridas a pesar de la crisis. Eso quiere decir, que es una actividad de ocio valiosa para los argentinos que eligen muchas veces recortar otros gastos antes que el fútbol. Aun así, dependerá de cómo evolucione la situación económica estos próximos años, porque hay sectores que de a poco comienzan a recortar cada vez más su bolsillo. Otro tema a destacar será plantearnos qué pasa con aquellos que queden fuera del goce futbolístico. ¿Se abrirán potreros gratuitos? ¿Es importante para el gobierno el ocio? ¿Pasará a ser un privilegio?