
En la actualidad son elegidas como terapias alternativas para el bienestar psico- físico. Su boom en Argentina fue durante el encierro por COVID-19, pero continúan siendo las actividades preferidas por muchas personas, ya que contrarrestan malestares mentales y físicos.
Según la Encuesta Nacional sobre Actividad Física y Deporte (ENAFyD), en noviembre del 2021, el 18% de las personas hacía yoga. Sus cifras se incrementaron en pleno confinamiento, ganando terreno gracias a sus beneficios psico – físicos, ya que las posturas incluyen relajación y tonificación del sistema nervioso, desintoxicación de las articulaciones de los huesos, mantenimiento de la flexibilidad, especialmente de la espina dorsal, estimulación de circulación y mejoramiento de respiración.
“Yoga” significa en sánscrito unificación de cuerpo, mente y espíritu. Es una práctica que se remonta a siete mil años atrás aproximadamente, donde aparece la figura de Sada Shiva (considerado el padre de la espiritualidad en India), quien estableció un conjunto de conocimientos físicos, psíquicos y espirituales que se reprodujeron a lo largo del tiempo en diversas corrientes de esta actividad.
Christian Bauza, instructor de la Escuela de Yoga Sada Shiva, comenta que “el yoga tiene varios senderos, en este caso hacemos el Hatha Yoga, que trabaja sobre el cuerpo y la mente. Hatha significa afuera y adentro, mente y cuerpo, el esfuerzo que hace la mente por sostener al cuerpo”.
Esta práctica se basa en “asanas” , que significa posturas, las cuales afectan a cada aspecto de la psiquis humana, ya que no solo equilibran las secreciones glandulares, sino que también relajan y tonifican músculos, estimulan la circulación, el sistema nervioso, estiran los ligamentos y tendones rígidos, flexibilizan las articulaciones, masajean órganos internos, calman y concentran la mente.
“El Hatha Yoga intenta mantener la buena salud del cuerpo por medio de los movimientos. Cuando se hacen las asanas uno masajea su sistema glandular, hay una sobreproducción de hormonas por esa estimulación, por la postura en sí, por toda la sangre que va a esa región por el esfuerzo. Entonces a través del sistema linfático, retorna nuevamente por una arteria a la sangre y vuelve a nuestro sistema, fortaleciendo y mejorando el comportamiento de las neuronas y de los nervios eferentes”, agrega Bauza.
Durante estos suaves movimientos el cuerpo permanece en un estado de eficiencia relajada, y respiración profunda que generalmente acompaña a estas posturas, y transporta gran cantidad de oxígeno al flujo sanguíneo. Entonces, al practicar las asanas no se gasta energía, sino que se acumula más.
Dentro del yoga también se ejercita la meditación. Bauza cuenta: “Tenemos un método, que se llama Ashtanga, que conlleva ocho pasos” y agrega: “La respiración, la postura y el esfuerzo mental equilibran nuestro sistema nervioso, de esta manera con el cuerpo y la mente controlados, los nervios pasivos sin actividad, se podrá alcanzar un estado contemplativo que es el octavo paso, Samadhi, entonces ahí podría tener una conexión divina, meditar y tener percepción de cosas que quizás en un estado de conciencia no lo podría tener”.
Más beneficios
El Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA), realizó un relevamiento del estado psicológico de la población, en diciembre de 2022, y uno de los datos que arrojó fue que los participantes que practican yoga (9,15% del total) mostraron menores síntomas en cuanto a ansiedad y depresión a comparación de quienes no hacen la actividad.
Anahí Frangi, licenciada en Psicología, asegura que “el yoga tiene beneficios psíquicos como perfeccionar la atención, la concentración y la coordinación, mejorando la memoria y previniendo el deterioro cognitivo. A su vez, también favorece la liberación de las llamadas “hormonas de la felicidad” que mejoran el bienestar y la salud mental de las personas”.
Por otro lado, menciona que “meditar tiene que ver con entrar en cierto estado de relajación, de tranquilidad, lo cual puede ayudar mucho a reducir la rumiación mental como preocupaciones y pensamientos intrusivos u obsesivos”.
El estudio realizado por OPSA también destacó que el 26,49% de los entrevistados practica la meditación, ubicándose así en el cuarto puesto de las actividades que se realizan para evitar el malestar psicológico.
Para la psicóloga Frangi, en una sociedad que se caracteriza por exigir estar constantemente a mil por hora, toda práctica que tenga que ver con que el sujeto se detenga en el aquí y ahora, pudiendo tomar conciencia del tiempo, del espacio, de las sensaciones, los pensamientos y las emociones que coexisten en él, tiende a ser beneficiosa. Por esto, se puede decir que tanto el yoga como la meditación suelen ayudar a la persona a contrarrestar la ansiedad de la misma rutina, mejorando el estado de ánimo y reduciendo el estrés.
Durante la pandemia y postpandemia se instalaron varias problemáticas en cuanto a la salud mental; el aislamiento social en su momento y luego el volver a la normalidad trajeron consigo el crecimiento de ansiedad, depresión y estrés. Por eso, se establecieron mucho más estos tipos de terapias alternativas, ya que ambas también tienen grandes beneficios a nivel emocional.
Experiencias en primera persona
Leila es una vecina morenense de 25 años, practica yoga y meditación desde 2020 y recomienda realizar ambas actividades, ya que a partir de su propia experiencia notó no sólo la mejora en condiciones físicas sino también en la salud mental. Dice que esa práctica la causa una sensación de vivir mucho más liviana, de poder elegir que pensamientos fomentar y cuáles ya no, para lograr así sentirse en paz y en armonía con ella y con quienes la rodean.
Además, expresa: “La meditación en mi vida tuvo un gran impacto, me ayuda a poder desidentificarme con la mente, a observar mis pensamientos con mayor claridad, y así poder tener una mejor toma decisiones en mi vida diaria y no creer absolutamente todo lo que pasa por mi cabeza, me ayuda mucho a manejar y reducir la ansiedad”.
En cuanto al yoga, argumenta: “Es un gran complemento porque conecto el cuerpo, la mente y la respiración en una misma actividad, logrando hacer consciente cada movimiento que mi cuerpo va realizando, acompañado de respiraciones, que me producen relajación y liberación de energía densa, por aumento de prana (aire) que es la energía vital, sintiéndome más enérgica después de cada clase”.
Sofia, también vecina de Moreno, practica desde niña la meditación gracias a su abuela, y a sus 23 años manifiesta que la utiliza en varios ámbitos de su vida: como método de estudio escucha música de meditación para concentrarse, por ejemplo, antes de leer. En el caso del deporte comenta: “Una medita y se visualiza haciendo todo bien, y eso funciona. Antes de dormir escuchaba sonidos de meditación y me imaginaba patinando, hoy en día juego al handball y lo hago antes de cada partido”.
En el ámbito laboral dijo que siendo profesora de Educación Física implementó la relajación en los niños como actividad de vuelta a la calma, y recomienda este tipo de práctica, ya que es una herramienta que ayudará a las infancias a poder controlar su respiración, sus emociones, y reacciones.
“Somos parte del todo, y meditando conectamos con él”, relata por su parte Ana que tiene 67 años, vive en la ciudad de Lage en España y practica la meditación hace más de 20. Asimismo, cuenta que “al meditar lo que una hace es unir todos los cuerpos, tenemos un cuerpo físico, uno emocional y un cuerpo mental. Cuando meditamos los ponemos a todos en armonía.”
También explicó que la meditación sirve para trabajar, cuidar, armonizar y mantener el bienestar espiritual del ser humano, que algunos lo podrán negar, pero los pensamientos y las emociones son dos elementos que componen a la persona que no se ven, que no se perciben, pero teniendo consciencia de ellos se pueden tratar, en este caso a través de la actividad meditativa.