El proyecto conducido por Elva tiene tanto equipos femeninos como masculinos.
La ex jugadora de básquet Elva Flores entrena a chicos que en su mayoría viven en situaciones de vulnerabilidad social. Con ellos, formó la Institución Básquet Caballito. ANUNM la entrevistó para que hable sobre sus inicios y el trabajo que realiza.
¿Cómo empezaste con este proyecto?
¿Cómo empieza?,Te puedo decir que fue un sueño mío. Yo juego al básquet desde los 9 años, tengo 56. Siempre amé el básquet. Todos los largos años que jugué con amor, tuve buenos frutos, jugué en selecciones, en otros países. El básquet para mi es todo. Cuando llegué a los 50 años, dije que es momento de hacer algo por el básquet. Siempre tuve en mente dirigir, enseñar lo que sé, de estar para la persona que quiera aprender. Yo le expuse mi sueño a mis hijos y me dijeron de ir por todas las canchitas jugando para ir mostrando nuestro sueño. Vivo en frente de la cancha de Caballito, así que empezamos a jugar los 3 y comenzamos a mirar chicos que podían sumarse.
¿Cómo fue tu recorrido en el básquet?
A mí descubre un profesor de Educación Física. El colegio al que iba era muy humilde y nos llevaban a un polideportivo para tener clase. Un día el profesor llevó pelotas de basquet, yo empecé a jugar y él me preguntó si había jugado anteriormente. Ante mi negativa, me llevó a un club de barrio y ahí empezó todo.
Cuando tenía 13 años me descubrió Nelson Isley, un técnico norteamericano, y me llevó a la selección. Corrigió todo el básquet que yo tenía. Lo amo, lo idolatro. Para mí es mi todo. Hoy se encuentra en Panamá dirigiendo. Gracias a él pude conocer más este deporte tan maravilloso. Me enseñó a amarlo.
¿A qué te dedicabas antes de entrenar equipos?
De mis trabajos que hacía antes, los dejé. Mi hija se quedó con el último negocio, y empecé con mi sueño desde cero. Tuve que buscar chicos, canchitas en horarios donde no había gente para mostrar lo que sabía. Pero ahí me di cuenta que no podía hacerlo por sí sola sino que necesitaba estudiar para validar lo que sabía.
¿Cómo te profesionalizaste para poder entrenar a otros chicos?
Fui a la Escuela Nacional de Entrenadores de Básquetbol de Argentina (ENEBA). Hice el primer nivel y tuve profesores maravillosos. Ellos me exigían para que no aflojara y eso me daba más fuerza. Ahora soy ENEBA nivel 2, son 3 en total. Quiero seguir creciendo para dar nuevas oportunidades. Yo siempre digo que pobre es el que es vago y no hace nada para cambiarlo.
¿Sufriste discriminación dentro del ambiente del básquet?
Yo sufro muchas burlas, comentarios e insultos. Es como que lo tomo de quien viene pero me duele. Yo no me merezco que me discrimen y me miren mal. Yo siempre estoy buscando beneficios para mis chicos, tratando de hacer las cosas bien, pero me siento muy triste cuando pasan estas cosas.
¿Cuántos equipos estás entrenando?
Actualmente son más de 200 chicos. Tengo todas las categorías, desde mini básquet hasta el superior. En este momento estoy pidiendo otras canchas porque no hay tanta disponibilidad horaria. Yo no les cobro a los chicos, es gratis. Para las remeras y demás, hacemos rifas. Nosotros lo hacemos todo solos, somos mis chicos y yo.
¿Recordás el primer partido?
Al principio fue difícil. Tocaba puertas pero nadie me daba bola. Los grandes clubes me decían que eran chicos de la calle y ellos estaban asegurados, entonces no podían jugar con nosotros. Hasta que uno me escuchó, y me dejó jugar. Fue maravilloso. Perdimos. Pero ya estar en un lugar de parqué con buenas pelotas, es otra cosa. Lloramos de alegría.
Lo vivimos de otra manera. Ahí me dije esto es lo mío y yo tengo que seguir. Desde ese momento se nos abrieron más las fuerzas.
¿Cómo llegaron a la Federación de Básquet Área Metropolitana Buenos Aires (FeBAMBa)?
Hasta el 2021 todo había sido negativo hasta que Carlos Spellanzon publicó que había un torneo de 3×3 en Tecnópolis. Armé varios equipos. Ya me había visto en Obras Sanitarias y en ese momento me había dicho que quería ver a los chicos para jugar y darles consejos. Carlos me felicitó y para nosotros había sido maravilloso que alguien tan importante nos hubiera dado una clase.
Carlos me invitó al evento de Tecnópolis y llevé un equipo de nenas. Cuando lo vi solo me dije a mí misma que esta vez no se me iba a escapar. Le pregunté si se acordaba de mí y me respondió que sí. Entonces le dije: “¿Por qué no me aceptas en FeBAMBA? Es mi sueño y quiero entrar”. Se puso rojo y me dijo “No me digas eso Elva, me hacés sentir mal”. Le dije que quería que mis chicos estén federados para poder competir con cualquier club y me dijo: “Quedate tranquila, estás adentro”. Me dio instrucciones y las seguí al pie de la letra. La verdad es que él me cumplió con todo.
¿Cómo ves el futuro de estos equipos?
Quiero que lleguen lejos, que las personas los respeten. Ellos lo pueden lograr, yo lo logré y ellos también van a poder. Veo mucho potencial.
¿Algo más que quieras decir sobre lo que estás haciendo?
Nos preparamos para cada partido. Trabajamos muchísimo para ir a cada fecha. Los chicos van felices. A veces nos prestamos las camisetas porque no tenemos más o tratamos de juntarnos para ir por el tema de la plata. Sin embargo, jugamos con el corazón, con el alma. A veces nos puede faltar un poco de básquet pero siempre están las ganas. Sabemos valorar el esfuerzo. Significa muchísimo estar donde estamos.