El equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), liderado por la doctora Roxana Chehín (en el centro de la foto), parte fundamental del proyecto.
El Parkinson es una enfermedad degenerativa que suele manifestarse en personas mayores. El problema principal en esta afección es que el cerebro no logra producir correctamente una sustancia llamada dopamina. Esto lleva a que se presenten ciertas dificultades, usualmente de tipo motoras: temblores, rigidez, lentitud, pérdida del equilibrio, entre otras. Si bien la medicina no logró encontrar una cura definitiva, un grupo de científicos se encuentra trabajando en este camino, consiguiendo resultados esperanzadores.
El equipo se encuentra compuesto por profesionales argentinos del CONICET, de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y de la Universidad de Buenos Aires (UBA). La doctora en Bioquímica Rosana Chehín lidera la investigación, quien trabajó en conjunto con un grupo especializado en síntesis química bajo el cargo del doctor Oscar Varela. Participó, además, la empresa estadounidense Sky Bio, que se aboca a la búsqueda de compuestos farmacológicos para el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas.
“Empezamos a trabajar en la molécula en el año 2017. En ese momento, Chehín había encontrado que algunas tetraciclinas, que son antibióticos de amplio uso medicinal, tenían un efecto neuroprotector. Particularmente una que es la doxiciclina”, cuenta Varela, doctor en Ciencias Químicas y participante del proyecto. “Este es un descubrimiento que fue un poco casual. Trabajando con ratones, vieron que había algunos a los que no se les podía inducir el Parkinson. Encontraron que, justamente, eran ratones que estaban tratados con doxiciclina, la cual servía como efecto neuroprotector.”
Chehín lleva diez años estudiando la parte molecular de la enfermedad de Parkinson. Después de su hallazgo con los ratones, la doctora se contactó con Varela para ver cómo podían modificar la molécula para que sea utilizada específicamente en el tratamiento de la enfermedad. Una de las modificaciones que se tenían que hacer era quitarle la propiedad de antibiótico que, en un tratamiento a largo plazo, puede llevar a que el paciente desarrolle resistencia. Además de esto, se barajaron otras posibilidades en el cambio estructural de la molécula.
“Ahí surgió un poco la idea de ¿qué pasaría si uno incluía en una misma molécula el neuroprotector, que sería la doxiciclina modificada, y la dopamina, que es el neurotransmisor? Estuvimos pensando en cómo hacer este híbrido y nos pusimos a trabajar en el laboratorio”, cuenta Varela. El resultado de este trabajo fue el diseño de la molécula DAD 9, a la que bautizaron con el nombre de “Pegasus”. El compuesto busca cumplir dos funciones claves en el tratamiento del Parkinson: aliviar los síntomas y retrasar el avance de la enfermedad.
El trabajo de síntesis para llegar a esto fue laborioso. Según explica Varela, tanto la dopamina como la doxiciclina son moléculas polifuncionalizadas. Esto quiere decir que es muy difícil hacer reacciones en un lado y que no reaccione en otras partes. “Era una molécula sensible. Cuando empezamos a trabajar, veíamos que la doxiciclina se nos descomponía constantemente. Fuimos aprendiendo con la experiencia que da el trabajo en el laboratorio que la molécula era sensible a los medios alcalinos, a la luz, a las altas temperaturas. Nos fuimos acostumbrando a la química particular de la doxiciclina”, recuerda el científico.
El trabajo y el esfuerzo del equipo dio sus frutos y, con el tiempo, lograron el objetivo de dar a luz a “Pegasus”. Al poseer esta composición única que permite aplicaciones novedosas en el campo de la medicina, los investigadores patentaron la molécula tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea. La idea es tramitar la patente también en otros lugares, sobre todo en donde se den desarrollos farmacológicos, como por ejemplo China.
El Parkinson: conocimientos y deudas pendientes
Esta enfermedad encuentra su nombre hace 200 años en el neurólogo James Parkinson, quien fue el primero en describir los síntomas en el trabajo titulado “Un ensayo sobre la parálisis con temblor”. A partir de ahí, diferentes médicos y científicos estudiaron sus síntomas, evaluando causas y posibilidades de tratamiento.
“El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa”, explica Javier Ziliani, médico neurólogo integrante del equipo de neurocirugía funcional del Hospital Posadas. “Hay eventos patológicos que llevan a la muerte de ciertas neuronas de manera anticipada. En este caso, las neuronas que se ven afectadas son las que producen una sustancia química llamada dopamina, que resulta muy importante en el cerebro para nuestros movimientos.”
A causa de este desbalance químico es que los síntomas tienden a verse en la parte motriz de la persona. Sin embargo, hay manifestaciones de la enfermedad que son del tipo no-motoras. Entre ellas se encuentran los problemas en el habla, dificultades para tragar y masticar, trastornos del sueño, cambios emocionales, disminución o pérdida del olfato y estreñimiento. A partir de la presencia de esta variedad de síntomas, el médico especializado es quien evalúa y diagnostica con la enfermedad al paciente.
Cada caso de Parkinson se manifiesta de manera distinta. Actualmente, el tratamiento principal para esta enfermedad es de tipo farmacológico. Esto se complementa con terapias que tienen que ver con la rehabilitación, como pueden ser la kinesiología, psicoterapia y la fonoaudiología. Otro tratamiento que existe, pero que es más invasivo, es de tipo quirúrgico. Con respecto a esto, Ziliani indica: “Hay tres estrategias quirúrgicas. La más utilizada es la estimulación cerebral profunda, que implica la colocación de unos electrodos en unos grupos de células. Estos electrodos están conectados a una especie de marcapaso que de manera automática modula el funcionamiento de esas neuronas.”
Si bien los tratamientos son diversos, no todas las personas que tienen esta enfermedad pueden acceder a ellos. Sobre esto, Micaela Demarchis, quien fue diagnosticada con Parkinson y es fundadora de la Fundación Demarchis, dice: “Vivo en una ciudad en el Partido de la Costa (en donde lamentablemente todavía no tenemos acceso a los tratamientos y a los profesionales especializados en la enfermedad. En la costa no hay ningún especialista en Parkinson. Yo actualmente viajo 200 km para atenderme en Mar del Plata, pero no todo el mundo tiene un vehículo para trasladarse o el dinero para pagar una consulta con un especialista.”
A través de su Fundación que comenzó en el año 2023, Demarchis busca informar, visibilizar y concientizar sobre la enfermedad. Además, a futuro tienen el objetivo de crear un espacio para acercarle a las personas del Partido de la Costa un lugar en donde realizar tratamientos con especialistas, y ofrecer ayuda y contención a aquellas familias atravesadas por esta enfermedad. En relación a la vivencia de los pacientes, Demarchis afirma: “No hay una persona que la pase igual que la otra. Yo trato de vivirlo lo más normal posible. Cuando siento un poco de lentitud intento, por ejemplo, meditar. Pero sí puedo decir que hay una gran parte que es emocional.”
El Parkinson, por sus características, implica necesariamente una desmejora gradual en la salud que afecta no solo a la persona que lo padece, sino también a aquellos que la acompañan. Por eso la investigación sobre la molécula “Pegasus” resulta tan esperanzadora. Hasta ahora no hay nada que pueda evitar el avance de esta enfermedad, pero, gracias al estudio y dedicación de científicos argentinos, puede que en unos años esto cambie. Oscar Varela comenta que están entusiasmados con el futuro del proyecto, y que actualmente continúan trabajando en otras modificaciones estructurales para continuar mejorando la molécula. Los próximos pasos a seguir en esta investigación serían las pruebas en animales más grandes, para luego pasar a desarrollar pruebas en humanos.