
Sin gas corriente, hay que depender de comprar garrafas para sobrellevar el frío. El gobierno eliminó los controles de precios de esos envases de gas y quien necesite comprarla tiene que pagar alrededor de 12 mil pesos por unidad. En la sumatoria del mes, es mucho más costoso que la tarifa que paga una familia que tiene ese combustible por red. ¿Cómo enfrentan esa situación los habitantes de Moreno?
Carlos Ferreyra dice: “Desde estos primeros meses del año hasta ahora se nos está haciendo muy difícil sobrellevar esta situación. La desocupación laboral, los trabajos informales me ponen en un momento preocupante. Si tengo que hablar de este frío y el presupuesto que es comprar garrafas, en cuanto tengo que elegir entre el pan de cada día y la compra de más garrafas, no sabemos qué elegir con mi esposa.” Él agrega: “Hubo momentos que tuvimos que cortar leña para calentar el ambiente de nuestra casa, y así racionar el consumo de gas, el que prácticamente usamos para la preparación de alimentos”.
La falta de gas es una constante en el barrio donde vive Carlos. “Estoy en esta vivienda desde niño, la heredé de mis difuntos padres, desde mucho tiempo atrás. En este barrio nunca hubo gas natural, la gente de acá, hace lo que puede, un trabajito aquí otro por allá, se agarra lo que venga. Somos gente pobre pero sana, nadie le roba a nadie. Lo poco que tenemos es con la frente limpia”, asegura.
Mirta Noguera, de casi 70 años, vive en el barrio La Perlita y coincide con Carlos : “Acá en mi casa jamás tuvimos gas de red, sólo llegó el gas hasta donde está el asfalto. Siempre fue igual aunque en años anteriores podíamos comprar garrafas, cosa que hoy nos es dificultoso. Los fríos están aumentando, y la canasta básica también. Una jubilada como yo, necesita calentar su vivienda. Somos los olvidados del gobierno, en tantos años jamás viví algo así”. La desocupación afectó a su familia, ya que su hija se quedó sin trabajo. “Ella me ayudaba. La compra de garrafas siempre era su prioridad para mi”, asegura,mientras mira en silencio y luego dice:“¿Dónde vamos a parar con todo esto tan complicado?”.
Horacio Garrahan, en tanto, tiene 36 años, vive con sus padres y es estudiante de quinto año en Arquitectura de la Universidad Nacional de Moreno. ”Desde hace mucho tiempo estoy trabajando en el municipio, en la parte administrativa. Vivo en el barrio de Casco Salas, ubicado en el lado sur de esta localidad, donde también pasé gran parte de mí infancia. En la zona donde vivo aún no llegó el gas natural, y es un pedido de nuestros vecinos que aún está pendiente desde hace ya mucho tiempo”.
Al respecto, señala: ”Con mis viejos apenas llegamos a fin de mes. Ya no se sabe qué hacer, el gas envasado es un presupuesto para nosotros a pesar de que mi madre, mi padre y yo tenemos un trabajo formal de muchos años No quiero ni imaginar esas familias con muchos hijos, y que se encuentran desempleados ahora que hay muchos despidos, o a los abuelos que cobran una jubilación tan deprimente”.
Horacio hace una pausa en la entrevista y continúa:” Yo perdí a mí abuelo paterno hace unos meses, tenía una enfermedad terminal, la cual venía sobrellevando con medicación oncológica, pero son tratamientos muy costosos y el gobierno en su recorte lo desfavorece también a él. Buscamos ayudarlo pero se nos fue de las manos, no pudimos hacer nada, esto pasa a mucha gente y es muy pero muy triste”.
Si en Buenos Aires la población está pasando por una situación tan problemática, cuánto más lo es en las provincias. Mientras tanto, en el partido de Moreno aún sigue pendiente el pedido de la red de gas natural en muchas zonas. Y sigue de pie el sueño de lograrlo.