Durante la Feria del Libro 2023, realizada en la Sociedad Rural de Palermo, se destacó un espacio donde concurrieron cientos de personas que tuvieron la oportunidad de conocer más acerca de sus antepasados, tomar fotos con ropa de época y aprender sobre sus raíces. Todo ello de forma gratuita y utilizando la plataforma FamilySearch, la base de datos genealógicos e historia familiar más grande del mundo.
FamilySearch es un sitio web perteneciente a una organización sin fines de lucro, cuyo objetivo es facilitar a las comunidades los datos de sus antepasados, historias, fuentes y mucho más. Se puede acceder desde los celulares y ordenadores en el hogar y es de sencillo manejo para que pueda ser utilizado tanto por los jóvenes como las personas mayores.
Pablo Sánchez, responsable de supervisar el uso de la plataforma genealógica dentro del partido de Moreno desde el año 2016, explica: “El sitio alberga más de mil trescientos millones de árboles individuales y una base de datos de registros históricos que contiene más de cinco mil setecientos millones de imágenes digitales, incluyendo libros digitalizados, microfilmes y otros”.
Esto es posible, tal como amplía Sánchez, por lo siguiente: “La tecnología es impresionante, realmente avanzó un montón y nos ayuda a todos a poder llegar a los registros que antes no llegábamos. Ahora es mucho más rápido y más eficaz. Un usuario puede llegar a ver sus antepasados, tantos padres como abuelos, bisabuelos y encontrar a otros antepasados y vincularlos con la cuenta de otros parientes y familiares”.
Orígenes
El Departamento de Historia Familiar, antecesor de FamilySearch, fue establecido originalmente en 1894 por la Sociedad Genealógica de Utah (GSU). Su propósito era constituir una biblioteca genealógica con fines educativos para enseñar a la comunidad sobre el tema, realizar árboles genealógicos y buscar datos para nutrirlos. También eran utilizados con fines religiosos.
La tecnología más utilizada para realizar dichos trabajos de archivo e investigación se basaba principalmente en la escritura con el soporte del papel y para 1938 el GSU empezó a realizar registros con microfilmes. En el año 1963, la colección de microfilm fue trasladada a la bóveda (dentro de las montañas de granito), al oriente de Salt Lake Valley, donde la temperatura natural propiciaba un excelente ambiente de conservación y protección.
Daniela Flores, vecina del barrio Alcorta y consultora voluntaria de historia familiar, recuerda cómo era la investigación genealógica antes de la llegada de Internet: “En ese momento hacía llamadas telefónicas, me contactaba con los parientes que tenía a mano, para pedir datos y armar el árbol. Había personas que nos ayudaban en la biblioteca genealógica de Moreno con máquinas que facilitaban leer microfilms. Eso llevaba un largo tiempo para encontrar registros, incluso, a veces no se llegaba a dar con las búsquedas”.
Flores agrega que con la llegada de las computadoras tuvo capacitaciones y un gran avance, producto de las facilidades tecnológicas. Sin embargo, añade: “También ayuda que uno mismo haga esfuerzos. Todo tiene que ir parejo, la computadora, nuestro interés y visitar a los parientes. Hacer un viaje relámpago y ver a los familiares. Así contacté con uno de mis tíos, de la rama de mis tataratatarabuelos y cada tanto me llaman, están felices de tener familiares con intereses comunes.”
La era digital
El avance acelerado de las nuevas tecnologías vino acompañado de varios desafíos y aprendizajes. En 1998, la GSU comenzó a crear imágenes digitales de registros y se tomó la decisión de construir un sitio web genealógico. En mayo de 1999, el sitio web se abrió al público por primera vez como FamilySearch. La versión beta se desconectó casi de inmediato, sobrecargada debido a su gran popularidad (100 millones de visitas).
A partir de allí, el acceso a la plataforma podía durar 15 minutos para los usuarios y así evitar el tráfico desmesurado en la red. Personas interesadas en acceder a una ciudadanía, aficionados en la temática y grupos religiosos, que vieron facilitadas sus responsabilidades eclesiásticas, supieron apropiarse de esta herramienta. Por motivo de estos últimos, en 2008, el Vaticano ordenó a sus diócesis no compartir sus registros parroquiales; sin embargo, las buenas relaciones públicas entre las instituciones construyeron puentes de cooperación.
Prueba de ello fue la digitalización de los archivos históricos de la Basílica de Luján, donde Francisco Ramponi, quien reside actualmente en la localidad de Padua, tuvo la experiencia de supervisar dicho proceso. Ramponi detalla: “A través de un equipo de fotografía y un software especial, se capturaron las imágenes de cientos de registros en papel de casamientos, nacimientos, etcétera. De esta manera se asegura su preservación en el tiempo y los sacerdotes estaban felices por ello.”
En 2009 se lanzó un árbol colaborativo conocido como New FamilySearch. Sin embargo las limitaciones se encontraron a la hora de editar información de fuentes no propias y el acceso se encontraba restringido a una cantidad específica de usuarios. En el año 2012 se anunció que esta última versión se eliminaría el 16 de abril de 2013, FamilySearch renovó por completo el diseño del sitio en general, con nuevas funciones, así como la capacidad de agregar fotos al árbol genealógico.
Expansión
En febrero de 2014, la plataforma concretó la asociación con los sitios Ancestry.com, Findmypast y MyHeritage, para facilitar el acceso a cantidades masivas de sus bases de datos. También se afianzó una relación permanente con BillionGraves, que guarda imágenes de lápidas fotografiadas e indexadas y están vinculadas a personas del árbol genealógico en FamilySearch.
En septiembre de 2020, el sitio anunció que había llegado a registrar 8 mil millones de nombres, 3.2 mil millones de imágenes digitales y 490 mil libros digitales, con más de 1 millón de registros nuevos cada día. En definitiva, se agregaron 7 mil millones de nombres de casi todos los países en los últimos 10 años.
Hoy en día, cuando una persona accede a la plataforma, no solo encontrará nombres de antepasados, sino que podrá compartir fotos, diarios personales, revisar fuentes históricas, ver certificados y contactar con otras personas en el mundo que estén trabajando en la misma rama familiar.
Sergio Villalba es uno de los nuevos usuarios que comenzó a utilizar el sitio con todas sus actualizaciones. Encontró la aplicación a través de la referencia de un compañero de trabajo. “Primero tenía dudas de registrarme en la página y empecé a trabajar en la historia de mi familia sin estar conectado. Luego, me registré con mi usuario y contraseña y me llamó la atención la facilidad de la búsqueda de parientes fallecidos”, explica Villalba.
Desde Marcos Paz, con su celular o computadora personal, Villalba siente que armar su árbol le trae mucha satisfacción. A veces se desanima cuando es difícil encontrar un pariente lejano, pero al hallar nueva información ve “como (falta tilde) se destraban muchos datos y pude llegar hasta el 1700. Subo fotos, oficios que tenían mis parientes que ya partieron y tengo todo actualizado. Lo hago para saber de dónde venimos”, agregó.
Pablo Sánchez lleva siete años supervisando la historia familiar y genealógica y menciona que, a nivel local, para dar a conocer la plataforma, se han presentado stands en la Feria del Libro de Moreno y agregó: “Hemos estado en las plazas, eso también ayuda a difundir para saber acerca de los antepasados. Tenemos el Centro de FamilySearch (CF) en Moreno Centro (Saenz Peña y Chacabuco) que está abierto a la comunidad, a todos los que quieran ir y saber en cuanto a sus antepasados.”
FamilySearch opera en más de 5100 centros, en 140 países de todo el mundo. Los CF son sucursales de la Biblioteca de Historia Familiar. Su propósito es ayudar a las personas con su genealogía y proporcionar acceso a los materiales y software genealógicos. Sánchez agrega: “Esto es totalmente gratis, solamente hay que hacer una clave de uso personal”. Estos espacios especiales cuentan con conexión para que los vecinos concurran con sus ordenadores personales o celulares personales y aprendan, con la ayuda de voluntarios, a utilizar la plataforma. También hay computadoras para quienes no tengan una en su hogar.
Al reflexionar sobre el impacto social que tiene el estudio de la historia familiar, Sánchez menciona que uno de los mayores éxitos que conlleva es generar “cariño por las personas que ya no están en esta vida y nos ayuda a querer más a los que están hoy con nosotros. Ahora, con la tecnología en el mismo teléfono y si tenemos un tiempito en el tren, en el colectivo, podemos entrar, ver, recordarlos y saber que están ahí.”