
La institución se creó a partir de la Ley N° 26.575, junto a otros establecimientos que recibieron el apodo de “universidades del bicentenario”. Sin embargo, el lugar donde actualmente acceden más de 20.000 estudiantes de distintos partidos del conurbano bonaerense, tiene una historia que va más allá de la casa de estudios. ¿Cómo se produjo el traspaso de un instituto de menores a una universidad pública en el segundo cordón del conurbano bonaerense? Esa es la historia que está detrás del edificio que hoy tiene la Universidad Nacional de Moreno.
Su creación, su traspaso a Moreno y la dictadura militar
El Instituto Mercedes y Lasala Riglos fue creado en 1878, mediante la Sociedad de Beneficencia de la Capital. Era una de las entidades más importantes de Buenos Aires en la asistencia infantil. Sin embargo, no fue hasta 1944 que se produjo su traslado a la localidad de Paso del Rey, partido de Moreno. Con la ayuda del Estado se construyó un edificio en 23 hectáreas, y que tenía la capacidad de albergar a 650 niños y niñas de 2 a 7 años.
En sus primeros tiempos en Moreno, el Instituto contó con más de 200 personas que trabajaban en el cuidado y el aprendizaje de los chicos. Durante la década del 40’ y 50’, el Riglos comenzó a depender del Estado Nacional, pero las autoridades eran miembros de la Iglesia, con la Congregación Franciscana a la cabeza. En los 60’, las maestras comenzaron a profesionalizarse.
Para la llegada de la última dictadura cívico militar, el Riglos se transformó en un lugar de paso para los niños y niñas secuestrados por las Fuerzas Armadas, tras la desaparición de sus padres. “En la época, rápidamente comenzaron a circular rumores de bebés secuestrados y que eran recibidos dentro del Riglos”, sostiene Débora Spinoza, investigadora de la Universidad Nacional de Moreno especializada en el tema.
“El 27 de abril del 77’ yo estaba con mi mamá, ya que mi papá había sido secuestrado el año anterior y asesinado en septiembre. Entonces, estábamos escapando del Gobierno. Sin embargo, se hizo un operativo y secuestraron a mi mamá. En paralelo, a mí me habían dejado en lo de una vecina. Si bien le dan aviso, ella no logró escapar y la secuestran en la ESMA”, sostiene Federico Carlevaro, que fue derivado al Riglos.
A su vez, Nicolás Koncurat, que también estuvo dentro del Instituto en ese período, agrega: “Tengo recuerdo en imágenes, porque era muy pequeño cuando entré. Lo que sí, es una huella emocional muy pesada, con mucha angustia y mucho dolor, que me acompaña hasta el día de hoy. Cuando ingresé no vi más a mis padres y tenía tan solo dos años”.
Casos como estos hay mucho dentro del Instituto. Si bien no hay registros de cuántos pasaron por el Riglos, investigaciones lograron constatar que pasaron chicos y chicas cuyos padres fueron secuestrados en el centro clandestino de detención que funcionó en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), y en otros centros clandestinos de zona oeste, como lo fue la Mansión Seré.
“Yo ingresé al Riglos como un NN, porque alguien del Instituto obligó a los militares a firmar los papeles para dejarme ahí. Mi abuelo me estuvo buscando por todos lados. Al no tener noticias de mi, ni de mi familia, mediante un juzgado, le dijeron que podía estar ahí. Lograron dar conmigo, y tras 20 días logré salir”, cuenta Carlevaro.
Finalmente, varios de los chicos que estuvieron en el Riglos pudieron ser rescatados por familiares directos después de meses y años. Una vez finalizada la dictadura, el Instituto siguió con sus funciones hasta principios del siglo XXI, momento en el que cambia por completo la legislación sobre las infancias a nivel nacional.

Los niños como “sujeto derecho” y el fin del Riglos
En 1919 se sancionó en la Argentina la Ley de Patronato de Menores (Ley N°10.903), conocida popularmente como “Ley Agote”. El objetivo era que el Estado pudiera intervenir en la vida de los niños, niñas y adolescentes, y sacarlos de un espacio que genera un peligro “moral o material”. Fue en este contexto, donde el Instituto Riglos tomó mayor relevancia en la vida de los chicos.
“La ‘Ley Agote’ funcionó en nuestro país durante casi un siglo. Con esta normativa, los niños eran un objeto, donde un juez decidía sobre la vida de ellos. Además, si una familia era pobre o no tenía las condiciones básicas económicas, el juez podía quitarle el hijo a su familia”, explica la trabajadora social Laura Hubeli, que también trabajó en la Dirección de Niñez de Moreno hasta 2014.
Durante el siglo XX el Riglos tomó mucha importancia a nivel regional por la gran cantidad de chicos que ingresaron: llegó a tener a más de 600 niños y niñas en su edificio: “Era un espacio enorme en cantidad. No había un seguimiento pormenorizado de los chicos y muchas veces sus necesidades no eran cumplidas. Solamente estaban ahí a la espera de que un juez decidiera su futuro”, agrega Hubeli.
Tal era el grado de vulnerabilidad que tenían los niños con esta ley que, en muchas ocasiones, ellos podían salir los fines de semana con familias voluntarias. Esto significaba que, por un par de días, tenían una familia y convivían con ellos. Sin embargo, cumplido el plazo, debían retornar al instituto. “Esto les generaba un fuerte trauma a ellos: vivían con una familia, un momento en familia, con quien no iba a ser su familia. Ellos se aferraban mucho a estos espacios y era un duelo difícil de superar en muchos casos”, sostiene la trabajadora social.
Para 1989 se promueve la Convención sobre los Derechos del Niño. El objetivo es establecer los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes, que son aquellas personas menores de 18 años. Argentina, por estar dentro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), debió adoptar la nueva normativa. Ante esto, el Instituto Riglos comenzó a tener un rol más alternativo, para poder cumplir con los requisitos mínimos.
Sin embargo, la “Ley Agote” seguía vigente en el país, y por eso el Riglos seguía funcionando. Recién en el 2005 se sanciona la Ley de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (Ley N°26.061). Con esta ley, los menores de 18 años dejan de ser objetos de protección, sino que también son sujetos de derecho. El objetivo es que ellos puedan acceder a derechos básicos como salud, vivienda, educación o alimentación.
“Tanto la convención, como la nueva ley, fueron claves para el cierre del Riglos. Este espacio se denominó cómo ‘Instituto de Menores’. Ya no se utiliza el término menores: ahora son niños, niñas y adolescentes. Si bien fue clave para su cierre, se llevó adelante un proceso paulatino. Había que volver a administrar los recursos, organizar a los chicos que estaban ahí y que se cumplan sus derechos”, afirma Hubeli. Fue en este momento donde comenzó a surgir la figura de “casa de abrigo” u “hogares”.
De todos modos, la Ley de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes todavía tiene cosas por mejorar: “Sigue habiendo espacios donde los derechos de los chicos son vulnerados. He trabajado en hogares en Moreno que tenían a 40 niños dentro, y eso no cumple con sus necesidades básicas. Es más, en el distrito se han cerrado 5 hogares en el 2020, por no cumplir con lo requerido por la ley”, detalla la trabajadora social.
A raíz de la convención y la nueva ley, el Instituto de Menores Mercedes de Lasala y Riglos dejó de tener a chicos en su edificio en 2003. Durante dos años se realizó un proceso de reorganización, donde el formato de “Instituto” dejó de tener validez, y se le dio lugar a nuevos espacios. El objetivo es que los chicos tengan un ambiente mucho más familiar, donde no se vulneren sus derechos. En la actualidad, dentro del distrito hay tres casas de abrigo y cuatro hogares.
La creación del CENUM, la transición entre el Riglos y la Universidad Nacional de Moreno
Desde la década del 90’, con la implementación de la Ley de Universidades Nacionales en Argentina (Ley Nº 24.521 de Educación Superior), en Moreno se comenzó a trabajar para gestar la posibilidad de la creación de una casa de altos estudios dentro del distrito. Las razones principales era la buena intercomunicación que existe en el partido con los otros del conurbano bonaerense, gracias a las autopistas (Camino del Buen Ayre y Acceso Oeste), sumado a la estación terminal del Ferrocarril Sarmiento. Sin embargo, las crisis económicas, y el poco gasto público desde el retorno de la democracia, no permitieron su construcción.
El 27 de agosto de 2003 se firmó el traspaso del edificio del –ahora– exInstituto Mercedes de Lasala y Riglos, que pertenecía al Consejo Nacional del Menor y la Familia, al Municipio de Moreno. Este es el primer paso que tiene el distrito para poder comenzar a realizar actividades universitarias dentro del establecimiento, más allá de intentos pasados como la creación de la Universidad “Popular Mariano Moreno”, en 1936.
“En 2003 se firma un convenio por el cual el Riglos se constituye como Centro Universitario. Es decir: hay una centralización de carreras diplomáticas, ofertas de CBC y algunas ofertas de otras universidades. Sin embargo, solamente podías hacer una parte de la carrera en el Centro Universitario de Moreno, luego la tenías que terminar en las universidades correspondientes”, sostiene Mónica Miglino, trabajadora social, integrante del equipo que llevó adelante la propuesta de la Universidad Nacional de Moreno al Congreso de la Nación y docente en la UNM.
El Centro Universitario de Moreno (CENUM) comenzó a funcionar en el 2004, donde recibió actividades mediante convenios con la Universidad Nacional de Luján (UNLu) y General Sarmiento (UNGS). Tiempo más tarde se sumaron otras instituciones, como la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad de Quilmes (UNQui).
Durante este período, el CENUM llegó a recibir a más de 1000 alumnos dentro de su matrícula anual, entre actividades presenciales y virtuales, según una publicación de “La Revista del Rey”, publicada en la localidad de Paso del Rey entre 2015 y 2017.

Universidades del bicentenario, el proyecto que dio vida a la UNM
En 2007 el Congreso aprobó la creación (mediante la Ley N° 26.330 y la Ley N° 26.335) de la Universidad Nacional de Río Negro y la de Chaco Austral. En este contexto, y ante el nuevo objetivo del Poder Ejecutivo y Legislativo nacional, fue que el diputado nacional, y anteriormente intendente local, Mariano West, presentó el proyecto de creación de la Universidad Nacional de Moreno en 2008.
“La idea que se tuvo desde un principio fue que la educación superior crezca dentro del distrito: que Moreno dejara de ser una ciudad dormitorio. Intentar que la gente se profesionalice en su lugar de origen, sin tener que ir a otro lado a estudiar. Tratar de que Moreno sea un territorio productivo, industrial, de desarrollo. Para eso, la educación superior tiene un rol fundamental”, afirma Miglino.
En el proyecto de ley se esgrimieron varios argumentos para justificar la decisión de que Moreno tenga su propia universidad. Para el 2008, solo el 3,8% de la población tenía estudios superiores terminados, sumado a que el 11% de la población de 30 a 59 años tenía, como máximo nivel de estudios, el secundario completo.
Otro de los factores que ayudaron a la presentación del proyecto de ley fue la relación habitantes/institución universitaria. A nivel nacional era de 342.077 habitantes por institución universitaria; número que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires era mucho menor: 75.031 habitantes. Ante esto, en el oeste del conurbano bonaerense, la proporción era de 1.320.000 habitantes por institución. A su vez, la existencia del CENUM fue clave para demostrar que había un claro interés de recibir instrucción universitaria dentro de la localidad.
Si bien es cierto que la creación de otras universidades, como la Universidad Nacional de La Matanza en 1989, favoreció a que muchas personas puedan recibir educación superior, a los habitantes de Moreno la posibilidad de acceder a la casa de altos estudios quedaba lejana. Los alumnos debían trasladarse 15 kilómetros para la UNGS, 26 para UNLaM o 32 para la UNLu. Por eso, era clave la creación de la UNM, no solo para los habitantes de la localidad, sino también para los distritos vecinos.
“El proyecto de Ley se fue transformando, fue tomando forma, según los diferentes momentos. Finalmente, en un contexto de voluntades políticas, se logró dar avance y aprobar en el Congreso”, afirma Miglino. El 2 de diciembre de 2009 se sancionó la Ley N° 26.575, que dicta la creación de la Universidad Nacional de Moreno.
Según el artículo 3 de la ley, el Poder Ejecutivo Nacional designó al rector de la entidad por decreto, y fue elegido el licenciado Hugo Andrade, como el Rector Organizador de la Universidad Nacional de Moreno, por un plazo de tres años. Durante este período comenzó a organizarse la UNM, desde el 14 de junio de 2010 al 13 de junio de 2013.
El 14 de octubre de 2010 se llevó adelante el acto inaugural de la UNM, con la presencia de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, junto al gobernador provincial Daniel Scioli, el intendente local interino Andrés Arregui, el expresidente Néstor Kirchner y el rector Hugo Andrade.
En aquella oportunidad, el acto se desarrolló en los terrenos de la universidad. “Esto que estamos haciendo nosotros, donde le damos su carácter de Universidad Nacional a la institución en Moreno, ya lo hicimos en otros distritos como en Avellaneda, Florencio Varela y Merlo, donde ampliamos la oferta educativa a los estudiantes que no pueden llegar. Principalmente, porque necesitan que en su distrito le puedan dar la posibilidad de estudiar una carrera que les permita desarrollarse profesionalmente”, sostuvo en la inauguración la por entonces presidenta.
Inaugurada la Universidad, el paso siguiente fue legalizar el predio donde se iba a instalar. Si bien el edificio del ex Instituto pertenecía a la Municipalidad de Moreno, se llevó adelante el traspaso de los territorios al Estado Nacional, para que sean propios de la UNM. Cabe destacar que en el 2010 todavía funcionaba el CENUM dentro del edificio, junto a otras dependencias municipales, como el Instituto Municipal de Desarrollo Económico. Recién en el 2015 la UNM pudo hacer uso completo de todo el edificio.
En paralelo, se tuvo que realizar un reacondicionamiento de la infraestructura, que se encontraba en estado de abandono tras el cierre del instituto. Si bien la Municipalidad de Moreno se hizo cargo de mantener la estructura, solamente lo hizo del ala oeste del edificio. Ante esto, la UNM debió realizar la puesta en valor para poder utilizar todos los sectores construídos.
El primer ciclo lectivo se llevó adelante en el 2011, donde recibió a los primeros estudiantes, con una propuesta inicial de seis carreras de grado y un ciclo de Licenciatura. Entre ellas, estaban: Ingeniería Electrónica, Licenciatura en Relaciones del Trabajo, Administración, Trabajo Social, Comunicación social y el Ciclo de Educación Secundaria. En el 2013 se llevó adelante la Primera Asamblea Universitaria, donde se produjo la asunción de las autoridades electas y, desde el 31 de mayo de ese año, la UNM fue conformada por completo bajo el régimen de cogobierno autónomo y autarquía, como el resto de instituciones del país.
La UNM como sitio de memoria y su actualidad dentro del distrito
Para el 2017, tanto la Dirección Nacional por los Derechos Humanos y la Secretaría por los Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, reconocieron al exInstituto Mercedes Lasala y Riglos como un sitio de memoria. Se colocó una placa para recordar lo sucedido dentro del establecimiento en el período 1976-1983.
“La única vez que pasé fue en el 2017, cuando se lo declaró como sitio de memoria. Fue un momento bastante emotivo. Además, para mí, que ese espacio se haya transformado en una universidad pública es muy lindo, muy positivo. Lo único que quedó pendiente es recuperar los espacios que funcionaron como dormitorios, pero ese trabajo lleva tiempo”, sostiene Carlevaro.
El “Edificio Histórico” mantiene la misma estructura que tenía en la década del 40’. Salvo alguna mano de pintura, o reacondicionamiento para recibir a los estudiantes con las mayores comodidades posibles, se puede vislumbrar cómo vivían los chicos en su paso por el Riglos. Es más, si uno pasa por los baños, se mantienen las mismas cerámicas que estaban con el instituto en pleno funcionamiento.
Otro de los factores que demuestran este crecimiento es la creación de la Escuela Secundaria Politécnica de la Universidad Nacional de Moreno (ESPUNM), que tiene como objetivo principal ofrecer educación del nivel medio inclusiva y de calidad para los adolescentes, jóvenes y adultos de la población de Moreno .
A su vez, con el cambio de gobierno y la asunción a la presidencia de Javier Milei en diciembre de 2023, la UNM se vio mucho más vulnerable. El presupuesto quedó congelado y no tiene los fondos para, por ejemplo, terminar el edificio Dorrego II, que ya tiene más del 50% construido. Además, proyectos de investigación también fueron cancelados debido al desfinanciamiento; mientras que los trabajadores de la institución (tanto docentes como no docentes) siguen con salarios desactualizados. Esta problemática que tiene la UNM, se repite en las diversas universidades nacionales del país.
En su aniversario número 15, el contexto social, económico y político es sumamente distinto al de su inauguración. Pese a todas estas dificultades, los más de 20.000 estudiantes de distintas partes del conurbano bonaerense siguen asistiendo en busca de poder cumplir su sueño: tener el título universitario. La posibilidad de poder estudiar y transformarse en un profesional, cerca de su hogar, es clave para que la UNM siga con vida y que, con el pasar del tiempo, su matrícula siga en aumento.


