El chat GPT es un sistema de chateo basado en el modelo de lenguaje por Inteligencia Artificial GPT-3, desarrollado por la empresa OpenAI. Es decir, es un robot configurado para poder entablar una conversación, responder pedidos y preguntas, entre otras tareas. “El Chat GPT está montado sobre una base de varios millones de datos que llegan hasta el año 2021” explica Ricardo Goldberger, periodista científico y profesor de la UNM, y agrega: “El mecanismo que se dispara cuando se le hace una pregunta es buscar la información en esa base de datos, a partir de la búsqueda de patrones y de posibles respuestas que se puedan interpretar de esos datos. Eso quiere decir que la respuesta puede ser tanto correcta como incorrecta y Chat GPT no te da la posibilidad de que la puedas calificar a priori”.
La inteligencia artificial brinda respuestas más rápidamente que los motores de búsqueda, por eso su impacto es mayor. “Es muy interesante. En los últimos meses se pasó de una búsqueda común en Google a prácticamente resolver algunos problemas, inclusive complejos, con inteligencia artificial”, comenta Pedro Giuffrida, Coordinador Vicedecano de la carrera de Ingeniería Electrónica de la UNM.
Sin embargo, con el comienzo de las clases escolares varias alarmas se prendieron debido al uso de la inteligencia artificial por parte de los estudiantes a la hora de realizar las tareas enviadas por los docentes. Giuffrida asegura que esta situación es complicada: “Si esa persona no sabe lo que tiene que hacer y solo le da algunas indicaciones al Chat GPT para luego copiar y pegar, no sirve. Pero si ese conocimiento ya lo tiene y solo lo usa para ganar tiempo y ocuparse de otras cosas, la IA sirve”. Asimismo, Inés Torres, licenciada en Comunicación Social (UNLP), comenta que si bien se puede usar para determinadas tareas, hay que prestar atención porque no evalúa las mismas como un humano. “En análisis sociales por ejemplo, es necesario el conocimiento de contextos específicos, que más allá de que podamos brindar esa información a la IA, esta no es capaz de hacerlo”.
Entre el asombro por la eficacia de la inteligencia artificial también aparecieron en las redes sociales comentarios de personas preocupadas por perder sus trabajos. Esto se debe a que las IA pueden realizar parte de su labor de manera mucho más rápida. Goldberger sostiene que toda innovación tecnológica tiene la potencialidad de poner en riesgos ciertos tipos de trabajo pero que la historia nos ha demostrado que cuando un trabajo desaparece, otro aparece y lo reemplaza de alguna manera.
Torres coincide y expresa que aún no es posible reemplazar al trabajo humano, sino que por el momento se va a dar una hibridación entre ambos. “Siempre pudimos adaptarnos a esos nuevos escenarios, esta vez no va a ser la excepción”, considera.
Regular las inteligencias artificiales
El impacto de las IA también fue el puntapié para varios debates tanto éticos como políticos, pero el que más se planteó fue acerca de la regulación o no de este tipo de aplicaciones. Torres argumenta que en este momento es difícil regular el uso de una plataforma que no se conoce muy bien, por lo que en el corto plazo esto sería imposible, pero asegura que su regulación es necesaria. “Teniendo en cuenta la velocidad con la cual esta tecnología está avanzando y el lugar que está ocupando en la sociedad por el uso masivo que se le está dando, se hace necesaria una intervención urgente”, asegura.
Del mismo modo, Giuffrida y Goldberger coinciden en que deben ser reguladas pero de manera global. Eso implica que no debe ser una decisión de un partido político o un país, sino que deben actuar diferentes actores y organismos internacionales.