
Según el último informe de la consultora “Ultracine”, en abril del 2024 la venta de entradas en las salas de cine cayó un 55% con respecto a la misma época del año pasado. Con más de 1.700.000 de entradas vendidas, se registra la cifra más baja desde 2021 en un contexto post pandémico. En relación al primer cuatrimestre de este año, se vendieron más de 8.600.000 entradas y la baja comparada al mismo período del año pasado es del 31%. La única película del año en sobrepasar el millón de espectadores hasta el momento es “Kung Fu Panda 4”.
“Este año, a diferencia del anterior, no hubo grandes producciones que hayan atraído al público a las salas de forma masiva. Entonces es una combinación de dos cosas: por un lado la oferta de la cartelera en un contexto donde cada vez menos títulos concentran más espectadores, y por otro, lo caro que es ir al cine hoy en día”, comenta Ezequiel Boetti, periodista especializado en cultura y espectáculos y agrega: “En algunos complejos, hoy por hoy las entradas están en promedio $8.000 más o menos. Y si bien hay promociones y descuentos, en este contexto es una cifra importante”.
Según la encuesta de Consumos Culturales realizada en 2022 por el ex Ministerio de Cultura Argentina, entre los años 2013 y 2022, la asistencia al cine a nivel nacional cayó un 4%. El informe arroja que la concurrencia es mayor en las ciudades de más de 400.000 habitantes y en particular en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el conurbano, y entre los jóvenes de 13 a 29 años y las personas de nivel socioeconómico alto.
El productor y realizador visual Andrés “Gato” Martínez Cantó expresa que la baja concurrencia en los cines se debe a dos factores: uno es la situación económica actual, y el otro es la falta de oferta de contenido y de salas donde se pueda cumplir con la demanda. “La Ciudad de Buenos Aires cuenta con 3 millones de habitantes y pasan por día alrededor de 10 millones totales y no hay mucha oferta de espacios de cine. Son pocas las salas de cine tradicionales que existen a comparación de la cantidad de gente que hay”, explica el productor.
Por su lado, Manuel García, director de la agencia de ventas y distribución cinematográfica “Cinetren” y Presidente de la Cámara Argentina de Distribuidores Independientes Cinematográficos (CADICINE) afirma que, además de la recesión económica que impacta fuertemente en la venta de entradas, hay otro factor en juego: “Este era un año en el que se preveía que se vendieran menos entradas ya que se registra una caída importante en el volumen de producto más comercial. Las películas que se traen este año son menos comerciales que las que se estrenaron anteriormente”.
¿Y la industria del cine?
Luego de la asunción del nuevo presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), Carlos Pirovano, y con la firma de la Resolución 27/2024, la industria cinematográfica argentina quedó paralizada completamente por, al menos, tres meses. Esto quiere decir que se suspenden, entre otras cosas, la recepción de proyectos y el pago de subsidios y financiamientos.
García afirma que “la participación del INCAA es imprescindible para poder generar otro tipo de fondeo y financiamiento y también para garantizar que las películas puedan hacerse con fondos privados”. Al mismo tiempo, Martínez Cantó explica que últimamente hubo una gran reducción a nivel laboral y de producción en lo audiovisual a escala nacional: “Le han pegado un tajo profundo a la industria audiovisual y va a costar mucho volver a activarla. Por lo menos, dos o tres años las producciones nacionales van a estar paralizadas”.
“El INCAA está virtualmente paralizado, se está reestructurando internamente todo el Instituto y hay mucha incertidumbre. Hoy por hoy, el escenario es de parálisis”, cuenta Boetti, quien escribe para Página/12 y otroscines.com. También expresa que, si bien se siguen rodando proyectos con apoyo de capitales extranjeros y para plataformas de streaming internacionales, hay muy pocas películas nacionales que se están filmando con el apoyo del Instituto de Cine.
¿Qué rol juegan las plataformas de streaming?
Los tiempos, prácticas y consumos culturales de la sociedad cambian constantemente. Un gran ejemplo es la posición que tomaron ese tipo de soportes Según la encuesta de Consumos Culturales mencionada anteriormente, el 65% de la población argentina opta por plataformas audiovisuales web para mirar series y películas. Esto refleja un aumento del 24% desde el 2017. Al mismo tiempo, el 52%, las utiliza frecuentemente. Entonces, ¿esto puede también estar afectando al cine “tradicional”?
Boetti plantea que el streaming no reemplaza al cine convencional: “El cine es el padre del lenguaje audiovisual. Gran parte de las cosas que hoy se aplican en lo audiovisual, desde una película hasta un video de TikTok, son elementos propios del lenguaje que surgió con el cine en 1895”. Y sostiene que el cine tiene prestigio, algo que todavía no logran las plataformas.
“Lo que hace el streaming es cambiar la ubicación del cine en el ecosistema audiovisual. Pero se apuesta a mantener la experiencia de ‘ir al cine’. Es por eso que las películas de franquicia familiares, de superhéroes y de terror son las más taquilleras de los últimos años. Se quieren explotar la mayor cantidad de recursos y despliegues audiovisuales para “hacer valer” la pantalla grande”, agrega el periodista.
En cuanto a la producción y la distribución, García expresa que “las plataformas que eran hasta hace dos o tres años, el oasis de la producción cinematográfica, ahora están produciendo menos en Latinoamérica y además le asignan a Argentina una posición no tan prioritaria como Brasil y México, que son territorios más fuertes”.
Nuevos desafíos
La industria cinematográfica nacional se encuentra ante distintas adversidades: fortalecerse, tratar de subsistir y, al mismo tiempo, buscar nuevas formas de atraer al público para que vuelva a las salas.
“Apostar a un modelo de más federalización de salas podría ser una buena estrategia para que todos accedan al cine. Teniendo en cuenta que Argentina es un país muy extenso y no toda la población cuenta con buena velocidad de internet o tarjetas de crédito para pagar una plataforma”, propone Boetti.
Por su lado, Martínez Cantó manifiesta que la industria podría explotarse dejando que compañías extranjeras de streaming filmen en el país y se les aplique una cuota de pantalla y aranceles que vayan directamente al Fondo Nacional de Fomento Audiovisual.
“No se puede distribuir si no hay cine. Y el cine argentino no va a existir en la medida que no haya películas”, sostiene García. “El cine argentino no tiene futuro si no vuelven a estar presentes los fondos públicos y si tampoco el Estado, en este caso a través del INCAA, no es activo con el fomento de audiencias y con la regulación del mercado”.