Según datos oficiales de la Cámara Argentina de Empresas de Nutrición Animal (CAENA), en nuestro país se estima que hay 15 millones de perros y 6 millones de gatos. Asimismo, los datos brindados este año por esa entidad evidencian que las adopciones de esos animales aumentaron un 200% durante la pandemia, ya que las personas querían sentirse acompañadas. En ese sentido, actualmente 8 de cada 10 argentinos tiene al menos un animal doméstico en su hogar. ¿Cómo repercute esa tendencia en la economía familiar? ¿Cuánto y cómo se gasta en ese rubro?
Marcos Giordano es gerente de marketing en AgroIndustrias Baires, empresa argentina dedicada a la fabricación exclusiva de alimentos balanceados, a través de marcas como Kongo, Old Prince, Maintenance Criadores y Voraz. En este caso, Giordano brinda algunos datos para entender por qué a veces es caro mantener la alimentación de las mascotas.
“Desde que la empresa produce el producto hasta que lo traslada al punto de venta se tienen en cuenta muchas cuestiones: el costo de la materia prima, de envases, logística, distribución, gasoil, salarios, mano de obra e impuestos”, enumera el gerente. Así, aclara que estos productos intermedios están, a su vez, sujetos a la inflación en el país.
“Cuando se deprecia nuestra moneda, aumenta el tipo de cambio, y en consecuencia aumentan ciertos productos, como el costo de transporte, de los salarios, alquileres, de arreglar o comprar máquinas. Todo eso impacta en el precio final del producto”, asegura Giordano.
Según él, los aumentos del alimento balanceado acompañan el ritmo de la inflación, es decir, si aumentan los costos de los productos que se necesitan para producir, crecen los costos de la venta. “Al subir los costos de los productos intermedios se tienen dos opciones: perder rentabilidad, donde uno trabaja a pérdida y, por lo tanto, la empresa cierra, o aumentar los precios, cosa que afecta al consumidor”, afirma.
Lo que la pandemia nos dejó
“La pandemia trajo un aumento importante del rubro veterinario ya que la gente estuvo más tiempo con sus perros o gatos, y luego el mercado se mantuvo estable y presentó una tasa de crecimiento de 1% o 2%, No cayó, pero tampoco creció a los ritmos constantes de crecimiento que había traído la pandemia”, desarrolla Giordano.
En este sentido, el gerente de marketing establece la relación que existe entre la inflación del alimento balanceado y la compra de los consumidores. “La única forma que tiene la gente para defenderse de la inflación es a través de la compra de productos más baratos”, agrega.
Sin embargo, explica que los productos más caros se mantienen estables en cuanto al volumen de ventas debido a que esos compradores tienen y suman habitualmente muchas mascotas. Por lo tanto, esos tipos de alimentos se comercializan igual.
A pesar de esto, el mercado crece mes a mes, pero los productos que más se venden son los económicos. “En concreto, la demanda de alimento balanceado del año pasado hasta hoy creció entre un 3% y 4%, y los productos que más crecieron son los más económicos”, finaliza Giordano.
Precios bestiales
Como ya se ha mencionado, la suba de precios en la industria del alimento balanceado se refleja en los negocios de venta al público. “En comparación al 2021 es muchísimo más caro el alimento balanceado; los precios cambian muy seguido. Antes era cada 3 o 4 meses, ahora cada 2 meses o menos, y depende la empresa a la que le compremos, ya tiene pautado mínimo dos o tres aumentos por año”, cuenta Victoria Allaltune, dueña del Pet Shop “Guau”, ubicado en Moreno. A su vez, menciona que durante la pandemia hubo un incremento de ventas increíbles, y al normalizarse la situación, estas se mantuvieron estables.
“Están los clientes que se toman a mal los aumentos ya que piensan que nosotros como negocio se lo aumentamos porque sí o porque especulamos. Igualmente hay otros que entienden y pagan, o bien se fijan de bajarles un poco la calidad y seguir comprando la misma cantidad, pero con precio más económico”, explica Victoria. En cuanto a esto último, la dueña de “Guau” sostiene que los consumidores adoptan ciertas estrategias para economizar. “Hay personas que se llevan el alimento directamente suelto hasta donde les alcance la plata, o bien hay gente que cocina para no tener que comprar 100% alimento balanceado”, dice.
Además, señala que hay muchas personas con perros con problemas de salud, que tienen que comer determinados alimentos bajo receta médica– y son marcas de calidad que hacen esas comidas específicas, por lo que estas siguen siendo elegidas, pese a ser más caras.
Siguiendo con esta línea, Alen Gustavo Couso, dueño del Pet Shop “La Tiendita”, de Morón, cuenta su experiencia en cuanto a la demanda del balanceado. “Abrí la tienda de mascotas en diciembre de 2020. Durante la pandemia no fue difícil ya que hubo muchas ventas, pero el problema es que desde esa fecha hasta hoy, aumentó mucho el alimento balanceado”, menciona.
A su vez, Couso dice que desde que abrió hasta la actualidad cambió la lista de precios innumerables veces. “Por ejemplo, cambié unas 5 o 6 veces la de Royal Canin y unas 3 o 4 la de ProPlan”, dice. Así, el comerciante explica que cada dos o tres meses hay aumentos, y las mismas empresas a la que les compra por mayor le avisan con anticipación que va a haber subas, que siempre son entre un 15% o 20%.
“Yo noto que la gente está optando por otras alternativas; muy pocos mantienen el alimento. Algunos prefieren comprar más económicos, o directamente comprar en distribuidores que son más baratos. Hasta te aceptan tarjetas de crédito algunos”, sostiene Couso. Además, señala que es difícil competir contra los distribuidores, porque estos tienen sus precios al por mayor, mientras que su tienda de mascotas no.
En esta línea, Martín Ercoli, encargado general del Pet Shop “Mundo Mascota”, de Moreno. coincide en que las fábricas productoras de alimento balanceado suelen modificar los precios de 2 a 3 veces al año, y son aumentos programados. “Ante las crisis que estamos pasando últimamente están variando los precios con más frecuencia, te diría que cada 2 a 3 meses aproximadamente”, manifiesta Martín.
¿Un gasto inevitable?
María Montenegro es jubilada docente y vecina de Paso del Rey, y en su hogar tiene cinco perros. Según la mujer, los animales consumen una bolsa de 21 kilos de alimento balanceado por mes, por lo que tiene un gasto mensual aproximado de más de 4000 pesos. “Los precios del alimento cambian todo el tiempo, así que lamentablemente estamos resignados en mi casa, porque ya lo tengo como un gasto fijo el alimento. No se puede evitar o recortar gastos en cuanto al balanceado”, cuenta.
Asimismo, dice que no decide comprar opciones más baratas y trata de mantener la misma calidad de alimentos. “Esto es por una sencilla razón: bajar la calidad del alimento implica poner en riesgo la salud del perro ya que los míos están acostumbrados a consumir el alimento de siempre”, sostiene la vecina. “A la larga, lo que yo me ahorraría comprando un balanceado barato, lo terminaría gastando después en veterinaria, así que por eso tratamos de mantener siempre una misma línea de calidad del producto”, asegura.
En esta línea, María del Carmen Baudrix, emprendedora de cerveza artesanal y dueña de un bar en Munro, donde reside, menciona que tiene 6 perros y 20 gatos. Agrega que durante la pandemia comenzó a comprar mayor cantidad de alimentos porque adoptó a varias mascotas más. “Hoy en día gasto 20000 pesos mensuales en alimento balanceado para los animales. De todas formas los precios cambian todo el tiempo”, opina María del Carmen.
“Últimamente estoy eligiendo alimentos más baratos pero que sean de buena calidad, quizás segundas marcas que sé que las producen las empresas buenas, y a veces en casa les mezclo con arroz o pedacitos de alguna comida que sobre, porque sé que les encanta y, de paso, hago durar el balanceado”, explica Baudrix. Sin ir más lejos, la vecina de Munro cuenta con algunos gatos que tienen problemas de salud (hepáticos, urinarios, renales, diabetes, y otras afecciones) y a ellos les tiene que dar alimentos balanceados especiales. “Estos son muchos más caros, el doble o el triple te diría, pero cuando uno se compromete a refugiar mascotas, tiene que rebuscárselas para cuidarlos”, concluye .