Como sucede en todos los veranos, el calor no es lo único en llegar. Con él, vienen los insectos que, producto de la elevada temperatura y la humedad, ven propicio el espacio para salir al exterior. Entre ellos se encuentra uno que se caracteriza por ser sumamente molesto y proliferar en esta temporada: el mosquito. Este medio conversó con el doctor Juan José García, especialista del Laboratorio de Patología de Insectos y Vectores del Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE,CONICET-UNLP) para darnos un vistazo de cuáles son los tipos de repelentes más eficaces para combatir al mosquito.
Resulta lógico, aunque tal vez no para algunos, que no todos los repelentes son iguales y no todos poseen la misma efectividad. “Los repelentes más efectivos contra el aedes aegypti que hay en el mercado son los que contienen dietil toluamida (DEET). Entre mayor cantidad de DEET, mayor protección se obtiene”, comenta García. “Otro producto muy bueno que tenés es el abreviado IR-3535, producido por el laboratorio alemán ERC”, agrega.
Si bien los repelentes más utilizados son los producidos en laboratorios como los ya mencionados, también se encuentran alternativas naturales de estos mismos. “Tenemos repelentes naturales, como el aceite de citronela, sin embargo la protección que otorga no supera las dos horas”, aclara García. Es decir, se trata de una protección de menor tiempo en comparación con los repelentes de laboratorio, cuya protección es de entre ocho y diez horas.
Pero, sumado al tipo de repelente que se debe de usar, también existe una forma de usarlo más eficazmente. Así lo explica García: “La forma correcta de utilizar los repelentes sería aplicar la loción o el aerosol sobre la palma de la mano y pasarlo por el resto del cuerpo, no directamente al cuerpo y menos sobre la cara. Siempre hay que cubrir toda la piel que está expuesta. La parte que no esté protegida, el mosquito se posa ahí y pica. Donde no se aplicó, no estás protegido.” Es de gran utilidad el saber esta información debido a que, comúnmente, la gente suele aplicar el producto directamente en la piel.
Algo que no se suele hace es leer el tiempo de duración de los repelentes que se utilizan, lo cual es un error. “Errores en el uso puede ser que hay que leer cuantas horas protege el producto y aplicarse respetando la cantidad de horas que indica el fabricante”, indica García.
Y, en relación al producto, García comenta que hay una diferencia de eficacia entre los que son en aerosol y los que son en crema: “Con relación a los repelentes en aerosol y los repelentes en crema, la experiencia mía me demuestra que los que los segundos poseen levemente un mayor porcentaje de efectividad en cuanto a la cantidad de tiempo que protege. Cuando un aerosol tiene diez horas de protección, en crema puede llegar a proteger una hora más”, comenta García.
Y, como se comentó ya, los mosquitos llegan con el verano, y, junto con la estación del calor llegan las ganas de refrescarse. Con respecto a este punto García comenta lo siguiente: “He hecho experiencia de los dos tipos, la repelencia no es igual que cuando uno mantiene la piel seca, pero mantiene el efecto repelente durante un periodo. Por ejemplo, uno se puede sumergir a la pileta y salir, y todavía tiene el efecto repelente”. También se debe de tener en cuenta el tema del sudor. “Con respecto a la transpiración, he hecho como parte de evaluaciones, subido en una cinta caminadora a una velocidad importante, que transpire el cuerpo, y se repetía el mismo ensayo pero con la mano transpirada. Hay una pequeña reducción de la efectividad; con la mano seca te protege ocho horas, con la mano mojada te puede proteger entre seis y ocho“, puntualiza García.
En relación al uso del producto, se suele comentar que el insecto en cuestión podría llegar a desarrollar alguna resistencia a los mismos. Sin embargo, según García, esto no es así y lo explica de la siguiente forma: “Nunca he escuchado resistencia a repelentes, es un mecanismo totalmente distinto de lo que pasa con el insecticida. El mosquito presenta variaciones genéticas que le permiten metabolizar el insecticida o no responder a los efectos negativos del veneno, eso no está descrito para el DEET, que sigue siendo efectivo”. Este es un mito que suele relacionarse, como sugiere García en su comentario, con el uso del veneno para insectos, pero, tal y como dice, se trata de mecanismos distintos.
García, además, sugiere que se deben de utilizar otras herramientas para evitar el contacto con el aedes aegypti, como la eliminación de las fuentes de agua, donde se suelen incubar los huevos del mosquito. Dicha acción se conoce también como “descacharrar”. También habla del uso de mosquiteros y la aplicación de la vacuna contra el dengue.