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Estudiante de Comunicación Social (UNM)

Internet para barrios populares y zonas rurales: las experiencias de las organizaciones comunitarias

Cooperativas, redes vecinales y mutuales ofrecen ese servicio en áreas vulnerables de todo el país. Un reciente libro compila esas historias y hoy se presenta a las 18 en la UNM. Foto: Red de Internet Comunitaria de Jujuy.

Diego Rossi y Mariela Baladrón, dos de los coordinadores de Conectividad Popular. Organizaciones sociales prestadoras de Internet en barrios populares y áreas rurales de Argentina. Foto: Clara Pérez Colman, de Anccom.

El libro, coordinado por Mariela Baladrón, Larisa Kejval y Diego Rossi y escrito por 12 autores y autoras, relata 10 experiencias de distintas organizaciones sociales que realizan, entre otras iniciativas, prestaciones de Internet en barrios populares y áreas rurales de todo el país. El volumen es resultado de un trabajo conjunto entre proyectos de investigación de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) y de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Hoy se realizará un conversatorio en la Universidad Nacional de Moreno (UNM) a modo de presentación, en el aula de Posgrado, desde las 18, con la presencia de Baladrón, Rossi y Manuela González Ursi, de Atalaya Sur, una de las organizaciones cuya historia y presente se cuentan en la obra.

Este libro aborda la conectividad en relación con la brecha digital. Se interesa particularmente por la organización comunitaria como respuesta ante la falta de otras alternativas. En particular, reúne las experiencias de La Ranchada IP,  de la Mutual Padre Mujica; Atalaya Sur, impulsada por Proyecto Comunidad; Soldati Conectada; La Poderosa; el Polo Digital de Inclusión Social, que opera en el partido de La Matanza; la Asociación Mutual Mercantil Argentina (AMMA); la Cooperativa Eléctrica y de Servicios Públicos Lujanense (Coopenet); la Cooperativa Batán de Obras y Servicios Públicos Limitada, ubicada en General Pueyrredón; las redes Nono Libre y El Valle Reinicia, en la provincia de Córdoba; y la Red de Internet Comunitaria de Jujuy.

Las consecuencias de la pandemia Covid-19 impactaron en la visibilización de la conectividad como un derecho básico de las personas. Tener Internet de forma estable condiciona notablemente las posibilidades de consumo, acceso, educación y trabajo. Así lo sostiene Larisa Kejval, directora de la carrera de Comunicación en la UBA y una de coordinadoras del libro: “Con la pandemia se hizo más evidente la falta de conectividad de grandes sectores de la población y las dificultades que eso conlleva, sobre todo en los barrios populares y en las zonas rurales”. Las organizaciones que son objeto de estudio del libro comparten características en común. Kejval dice que se trata de formas de dar respuesta a un problema ”donde el mercado no llega y donde el Estado no tenía política pública”.

Para Diego Rossi, profesor de la UBA, y también coordinador de la obra, el espíritu principal de lo que escribieron trata de “recuperar una tradición que no empieza con Internet” pero que tiene que ver con la historia del cooperativismo y sus formas de organización social en los barrios de Argentina. Rossi cuenta que encontraron distintos antecedentes de esas formas organizativas, en algunos casos eran “cooperativas que venían dando otros servicios y se tiraron a la pileta del Internet”, en otros eran “asociaciones mutuales u organizaciones sociales que tenían un merendero o que realizaban actividades de muy distinto tipo” o también “cooperativas que venían dando televisión por cable con anterioridad”.

Mariela Baladrón, docente de la UNM y de la UBA y otra de las coordinadoras, considera que hay un vínculo común de esas experiencias entre la organización y los usuarios que está dada por el anclaje en el territorio y la comunidad. “En general, las propias personas que participan de los proyectos viven en el mismo barrio donde se ofrecen los servicios de conectividad. Eso les posibilita construir una relación de cercanía y tener un conocimiento directo de las problemáticas”, señala Baladrón.

En coincidencia con esta particularidad del enfoque popular, Kejval agrega que las organizaciones sin fines de lucro, “no conciben a sus vecinos como usuarios, sino como miembros de sus comunidades, o como socios o socias, en el caso de las cooperativas”. Esta concepción de la praxis comunitaria es, en palabras de ella, “una reflexión acerca de la conectividad que va más allá del uso y que desborda hacia una concepción de derechos”.

Hay lógicas distintas en el funcionamiento de las cooperativas, organizaciones sin fines de lucro y asociaciones mutuales. Baladrón cuenta que las redes comunitarias son dueñas de la infraestructura que se necesita para ofrecer internet y que su funcionamiento esclarece “algunos prejuicios respecto al vandalismo de los tendidos en barrios populares”. Rossi, por su parte, señala: “Nos parecía interesante relevar los esfuerzos puestos en que el Estado mire a las organizaciones de una manera distinta. Para nosotros la definición de usuarios, engloba otros derechos que pensarlos como meros clientes”

En tanto, sobre el rol del Estado, Kejval agrega: “La política pública vino a fortalecer y acompañar. Hay un desafío permanente en la política pública cuando hay proyectos que implican desarrollos tecnológicos porque tienen cierta complejidad.”

A la luz del presente, con el detrimento del rol de la política pública, Baladrón considera que la importancia de este libro radica en mostrar que las organizaciones “tienen una gran capacidad de resiliencia” y que en distintos momentos económicos y políticos del país “han logrado continuar” y que también se evidencia que “con un pequeño aporte o con un reconocimiento estatal, el crecimiento es exponencial”. Para Kejval, la ausencia de la política pública para acompañar el desarrollo de proyectos como los que relevaron en el libro es un punto nodal y preocupante. En tal sentido, manifiesta que lo que hace a la relevancia del tema estudiado es que “pone el foco en los desconectados y desconectadas”. Rossi concluye que cuando decidieron escribir el libro se interesaron particularmente en “tomar a las experiencias como sujetos primordiales y no como objetos”. Para él se trata de “salir de la mirada de la clientela cautiva de la lógica empresarial” e inmiscuirse en “la búsqueda de autonomía de las personas que pudieron autopercibirse y ejercer un rol distinto a partir de formas de representación diferentes”.

En resumidas cuentas, Conectividad Popular es un encuentro de 10 experiencias en el seno de la desigualdad y la estigmatización de los barrios populares y áreas rurales de la Argentina. Entre las reivindicaciones que se transformaron en conquistas, este libro visibiliza lo invisible: el tejido social de lo comunitario.  Se trata de las soluciones que se gestan al calor del encuentro con un anclaje en el territorio y con los vecinos como protagonistas. Su principal aporte es su propuesta: una invitación a tener una mirada reflexiva ante la conectividad como derecho humano, las deudas del Estado, las limitaciones del mercado y la organización como respuesta.

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