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Estudiante de Comunicación Social (UNM)

“Muchas veces le contamos ciencia a gente que ya está convencida”

Nadia Chiaramoni es biotecnóloga, investigadora del Conicet, docente universitaria y comediante. Una charla imperdible sobre ciencia, humor, noticias falsas y la necesidad de salir del círculo de lo que ya están convencidos de la importancia del desarrollo científico y tecnológico. Mañana se presenta en CABA,
“Desde 2016, estoy investigando cómo mejorar la llegada de fármacos a los pulmones”, dice Chiaramoni.

A través del humor, comunica conocimiento científico y logra hacerlo más accesible para el público en general. De hecho, mañana viernes se presenta en La Silla Eléctrica Comedy Club, en CABA, a las 22 y 30. Pero además, redacta para la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes, dirigiéndose así a un público interesado y conocedor en estos temas y continúa con sus investigaciones biotecnológicas. ANUNM conversó con Chiaramoni sobre su labor y sus inicios, cómo afecta la realidad del país a su entorno laboral y su enfoque para comunicar ciencia buscando una sonrisa.

¿Qué estás investigando actualmente?

Siempre investigué en el área de sistemas de transportes de fármacos. Desde 2016, estoy investigando cómo mejorar la llegada de fármacos a los pulmones. La vía más fácil para esto es la intranasal, por la nariz.

La arquitectura del pulmón en sí es complicada porque tiene un montón de recovecos, entonces no es fácil transportar la droga hasta ahí. Esos son los desafíos que tengo que superar, intentando encapsular la medicación que sea la más específica del pulmón y no de otros tejidos para tener pocos efectos secundarios.

¿Qué te motivó a dedicarte a la ciencia?

Cuando estaba en el secundario quería estudiar Derecho porque un amigo mío iba a estudiar eso. Después me di cuenta de que tenía que leer un montón de cosas y que no era por ese lado.

Tenía una profesora de Biología que, con un esqueleto viejísimo, nos enseñaba cómo se insertaban los músculos con los huesos, como una especie de rompecabezas, y eso me gustaba. Entonces, me iba a inclinar más por el lado de la medicina, pero no me gusta ver el dolor de las personas. Empecé a ver genética y estaba buenísimo, y un preceptor del colegio, que estudiaba Biotecnología, me comentó que genética era acotada y que en Biotecnología iba a tener más herramientas. Fue así que decidí estudiar esto, encima me quedaba cerca la universidad y eso no es algo menor.

¿Qué es lo que más te gusta de trabajar en la ciencia hoy en día?

Me gusta el aspecto colaborativo. Vos sos muy bueno en una cosa, pero no podés ser genial en todo. Por lo que empezás a conectar con personas que sean buenas en cosas que a vos te sirven.

Ese aspecto colaborativo de, por ejemplo, al trabajar con las enfermedades respiratorias, formulo las drogas, y con un colega de la Universidad de San Martín las probamos en animales.

En tus presentaciones hablás del rol de la mujer a lo largo de la historia de la ciencia, en una posición bastante relegada. ¿Cuál es hoy ese rol?

El rol de la mujer en la ciencia siempre fue el mismo que el del hombre, es investigar. No hay diferencia. Hay un montón de luchas que se ganaron. Hay cosas que veo en mis alumnas que no eran como cuando fui alumna, no se bancan ninguna y son más frontales. Entonces, creo que de acá en adelante se va a cambiar bastante más.

Lo que me intimida un poco en la actualidad es que hay luchas o discusiones que estaban saldadas y ya no lo están tanto.

¿Cómo es la situación de la universidad con respecto al mantenimiento del presupuesto del año pasado?

En la universidad tratamos de maximizar las cosas que podemos hacer con los pocos recursos que tenemos y siempre cuidamos el mango.

Lo preocupante ahora es que en el laboratorio tenemos una cierta cantidad de reactivos que compramos el año pasado, que alcanza un poco para este cuatrimestre, pero no se puede romper nada porque si se rompe no se puede recuperar.

Esto es tremendo porque no tiene que ver con desperdiciar material, sino con que, ante accidentes, no podés hacer nada y tenés que dar de baja un trabajo práctico. Esto en cuanto a reactivos, ni hablar de pagar la luz y los sueldos de los docentes.

En el Conicet, ¿notaste algún cambio desde que asumió el nuevo gobierno?

Sí, se echaron personas que consideraban ñoquis y eran empleados fundamentales, como los administrativos que estaban bajo la modalidad artículo 9. El Conicet es una institución que nuclea a todos los investigadores del país, y se necesita muchísimo personal administrativo para poder coordinar las actividades de todos.

Entonces, realmente hay cosas que ahora están funcionando muy lentas, no solo acá sino también en la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, que es el organismo que da subsidios a las investigaciones que luego se transfieren a empresas. Renunció todo el directorio, por lo que hay subsidios que ya estaban asignados y no hay nadie que dé la plata.

Pasemos a tu rol de comunicadora. ¿Cómo se hace para combatir las fake news que aparecen en redes o en televisión? Por ejemplo, el polvito que le tiraban a los fideos para inhibir los carbohidratos.

Bueno, depende con quién te la agarres. Con la persona que compra el polvito, voy a tomarme el tiempo e intentar explicarle con empatía por qué eso no funciona. Con la gente que difunde fake news en los medios con toda la “ira de Belcebú”.

El año pasado para la radio hice una columna sobre tomar agua de mar. Es mucha la sal que tiene, no hace bien y no tiene ningún beneficio comprobado. Me encontré con un montón de gente que la consumía, y los que creían ciegamente me decían de todo.

Le fui explicando a las personas, con mucha paciencia, que el científico que citan en realidad hizo los trabajos hace bastante y que en la actualidad hay otros trabajos. Ahora, a la empresa que lo vende, les hice una denuncia en el ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica).

¿Cómo nace esta idea de comunicar la ciencia a través del humor?

Fue una idea de Diego Golombek. En 2014, él trabajaba en el Ministerio de Ciencia y Tecnología, que tenía un departamento que se ocupaba de la popularización de la ciencia. Una de las estrategias que pensaron para atraer adolescentes a carreras científicas fue enseñarle a hacer chistes a los científicos.

Entonces, ofrecieron un curso de stand-up, que estaba a cargo de Diego Wainstein. Se anotaron 300 personas en todo el país, nos seleccionaron a 30 y formamos Poper Stand Up Científico por popularización entre risas.

Además del rol de la mujer como uno de tus temas centrales, ¿de qué otros temas hablas en tus presentaciones?

De todo. Siempre leo revistas de alto impacto como Science, Nature, PNAS o la misma página del Conicet. Entonces, si hay algún descubrimiento me inspire para hacer un chiste y explicar de paso de qué se trata, lo hago.

El año pasado participaste del Concurso Nacional de Stand Up y Monólogos Científicos que fue organizado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. ¿Cómo fue que te enteraste del concurso?

Los del Ministerio me avisaron y el premio era un viaje a España para participar del Concurso Iberoamericano. Difundí un poco en mis redes y les dije a todos los colegas de Poper que se presenten. Estuvo buenísimo porque se presentó gente de todo el país y terminé viajando yo.

En Madrid éramos 7 y expuse sobre fósiles de pingüinos en la Antártida. El primer premio fue para un ecuatoriano que habló de cambio climático. Queda re engreída, pero fui la más graciosa.

¿Hay alguien que admires o sigas más, ya sea en la ciencia o en el humor?

En la ciencia, Diego Golombek me parece que hace experimentos geniales y piensa muy fácilmente fuera de la caja. Es un gran comunicador que, además de ser muy claro, lo hace con mucha empatía y siempre que necesitas algo, está.

En el humor, mi comediante preferido es Pablo Picotto. Me gusta mucho cómo piensa y las cosas que dice, tiene una visión bastante amplia de la comedia. Entonces, sus consejos y sus opiniones siempre me suman.

Para no dejar a las mujeres afuera, alguien que me gusta mucho también cómo lleva adelante su carrera y cómo hace reír es Connie Ballarini. No solo mantiene muriéndose de risa a un teatro, sino que es una de las minas más solidarias y copadas que hay en el humor.

Para cerrar, en un futuro cerca o lejano, ¿qué te gustaría hacer o investigar?

Me gustaría investigar un poco más en términos de comunicación de la ciencia. Se podría mejorar y ser más eficientes en términos de cómo funcionan las redes, y cómo podemos dejar de hablar entre convencidos, porque muchas veces los que hacemos comunicación de la ciencia le contamos ciencia a gente que ya está convencida de eso.

Entonces, me gustaría saber e investigar cómo puedo romper un poco más las barreras y hablarle a la gente que toma agua de mar, por ejemplo.

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