Desde 2004, cada 14 de junio se celebra el Día Mundial del Donante de Sangre. Su objetivo es concientizar a la población sobre la importancia de tener componentes sanguíneos seguros y listos para dárselos a quienes lo necesiten, ya sea para mejorar su calidad de vida o directamente para salvársela. A dieciocho años de esa primera jornada, ANUNM presenta distintas voces para saber en qué estado se encuentran las donaciones en la Argentina.
Silvia Arreghini, directora de Dale Vida, asociación civil dedicada a la promoción de la donación voluntaria y habitual de sangre, señaló que actualmente se realizan 5000 transfusiones diarias en Argentina. Cada una de ellas puede salvar hasta tres vidas adultas y ayudan a que se lleven a cabo trasplantes de órganos y médula ósea, cirugías complejas y distintos tratamientos.
Pero, en ocasiones, la cantidad de voluntarios no se corresponde con el volumen requerido: “Frente a los efectos de la pandemia y la época del año, el nivel de donantes se redujo de manera significativa, poniendo en riesgo el abastecimiento de sangre segura”, advirtió Arreghini, quien agregó que no hay un modelo de donación voluntaria en el país que responda a la demanda. A pesar de ello, los bancos de sangre no se quedaron sin reservas ni donantes.
Esta situación llevó a que distintas entidades hospitalarias tomaran ciertas estrategias para solventar el problema. Una de ellas fue la cooperación entre instituciones, formando una red conectiva y comunicativa que respondiese a eventualidades de faltantes. Así lo explica Néstor Manselli, director del Centro Único de Donación, Ablación e Implante de Órganos (CUDAIO), ubicado en la provincia de Santa Fe: “Nuestro sistema de hemoterapia público está conformado por dos Centros Regionales, uno al norte y otro al sur de la provincia. Desde allí se proveen hemocomponentes a casi todos los hospitales públicos de la región. De este modo, cuando se presentan necesidades o urgencias, se procede a trasladar los componentes de un establecimiento a otro”.
Otra herramienta que se lleva a cabo es la promoción de campañas permanentes para atraer donantes. Su objetivo es conseguir voluntarios habituales para que concurran al menos una vez por año. No obstante, hay ocasiones donde las personas no pueden asistir, por falta de tiempo o incluso miedo. Es por este motivo que distintas organizaciones o incluso los mismos centros de salud realizan tareas de difusión. En otras palabras, se acercan a universidades, empresas, ssociaciones y demás, para facilitar que más gente ayude desde su lugar cotidiano. Arreghini, remarcó que “el desafío actual es que la sangre espere al paciente y no que el paciente espere la sangre.
Donación voluntaria, altruista y habitual
Hasta el momento la sangre no se puede fabricar. Solo se obtiene cuando alguien decide donarla. La demanda de los componentes sanguíneos se ha incrementado en los últimos años. “En la Argentina, como en muchas partes del mundo, no hay suficiente sangre para abastecer a todos aquellos que la necesitan. Ante esta escasez, una realidad se hace evidente: la única fuente proveedora de sangre es el ser humano y no existe aún adelanto científico capaz de reemplazarlo”, sostuvo Natalia Fernández, referente de la Fundación Hemocentro de Buenos Aires, dedicada a atender las necesidades y demandas de la medicina transfusional.
Según sus estimaciones, si aproximadamente entre el 3 y el 5 por ciento de la población nacional donara sangre de manera regular, sería posible mantener un margen adecuado para estabilizar las emergencias constantes. Fernández entiende que para lograrlo se debe contribuir a un cambio cultural mediante campañas de información para que la donación sea voluntaria, altruista y habitual, sin tener que recurrir a la forma tradicional, es decir, pedir dadores a los pacientes.
El director de Cuidaio, en tanto, manifestó que todavía tienen alrededor del 50 por ciento de donación por reposición. Cuando sucede esto se generan dificultades, , ya sea porque los allegados del paciente están lejos, tienen miedo al procedimiento o no cumplen con los requisitos para donar. Alguno de estos son: tener entre 18 y 65 años, pesar más de 50 kilogramos, sentirse bien el día de la entrega, que no hayan hecho uso de drogas ilegales por vía endovenosa, no poseer anemia ni enfermedades cardíacas, respiratorias, renales o gastrointestinales.
Manselli explicó qué sucede en la práctica: “La atención de todo paciente se logra, pero con mucho esfuerzo, siempre respondiendo de manera improvisada y no planificada como sería posible si las donaciones fueran ciento por ciento voluntarias”.
Un ejemplo de esto último es el Hospital de Pediatría Garrahan, que a partir de 2011 decidió dejar de pedir donantes a las personas internadas. La institución cuenta con un sistema amplio de colectas externas que fueron tejiendo a lo largo de su historia. Silvina Kuperman, jefa del Banco de Sangre de la entidad, explicó que se comunican con líderes comunitarios que se encargan de organizar una campaña dentro de clubes deportivos, empresas y sociedades recreativas, entre otras organizaciones. Allí convocan voluntarios.
El hospital se encarga de llevar a los profesionales, el equipamiento y los insumos para realizar una jornada de extracción segura. Luego se transporta lo obtenido hacia el Garrahan. Finalmente, se procesa la sangrepara transfundirla a quien lo necesite. Estos operativos los llevan a cabo casi todos los días en la Ciudad de Buenos Aires y en muchos puntos del Conurbano Bonaerense.
Informar es salvar vidas
Para lograr un sistema como el del Garrahan, Kuperman resaltó que es importante la difusión y promoción de la información en la educación: “Estas campañas tienen todo un proceso educativo previo, porque hacemos talleres informativos y de difusión con respecto a la donación de sangre. Principalmente en las escuelas para niños, niñas y adolescentes, que terminan organizando una campaña de donación en sus lugares de pertenencia”, esclareció. Entonces, los jóvenes convocan a sus familiares y vecinos a participar.
También señaló que muchos de ellos toman conciencia que donar sangre es un acto solidario que salva vidas. Por lo que, cuando cumplen dieciocho años, concurren espontáneamente al Banco de Sangre o se comprometen con las campañas.
De manera que el programa funciona a corto plazo, obteniendo sangre en el momento para poder transfundirla y al largo plazo, a través de la educación. Situación que, según la referente del Garrahan, se evidencia en sus números, debido a que cuentan con un 80% de donantes repetidos. Es decir, que concurren hasta dos veces por año.
Actualmente, el hospital necesita de 65 componentes sanguíneos por día. Gracias a esta red logra satisfacer las demandas de las personas internadas. “Los voluntarios, sin conocer a los pacientes, realizan su acto solidario y donan sangre, aun sin saber para quién lo hacen. La comunidad es muy solidaria y podemos tener un inventario adecuado”, remarcó Kuperman.