La aceleración de la inflación no da tregua e impacta en el bolsillo de los argentinos. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), la inflación del mes de marzo fue del 6,7%, la cifra más elevada de las últimas dos décadas. Los principales rubros que lideraron estas subas fueron tres: Educación con un aumento del 23,6%; Prendas de vestir y calzado con un alza del 10,9%; y Vivienda, agua, electricidad y gas, con un avance del 7,7%. Además, se registró un incremento del 7,2% en los precios de alimentos y bebidas no alcohólicas. y se estima que el índice de abril, aunque menor al del tercer mes del año, también será alto.
Sin duda, la inflación es uno de los problemas estructurales centrales de la Argentina y su origen es multicausal. La gran pregunta es de qué manera se puede frenar esta problemática. ¿Hay una solución posible? A continuación, la mirada de tres economistas.
Factores determinantes
Para Eduardo Crespo, especialista en Desarrollo Económico y docente de la UNM, nuestro país es inflacionario por varios motivos. “Argentina tiene con frecuencia problemas en la balanza de pagos. En general, las grandes empresas y bancos, que son los que más excedentes tienen, y hasta los sectores de la clase media, compran dólares en lugar de ahorrar en pesos. Esto hace que nuestra moneda no funcione como reserva de valor y, de esta manera, se agraven estos desequilibrios”, afirma.
Cuando hablamos de balanza de pagos nos referimos a uno de los indicadores que nos permiten comprender el funcionamiento de la macroeconomía a nivel nacional. Se trata de un registro de todas las transacciones económicas que un país mantiene con el resto del mundo, estas operaciones nos señalan la entrada y salida de divisas. Otro de los factores que impactan en esta balanza es el ahorro externo, es decir, el endeudamiento de una economía con respecto a los demás países.
En la misma línea, Alejandro Fiorito, economista de la UNM, explica: “La inflación también se complica por la firma del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Este año va a ser muy alta porque el organismo nos obliga a devaluar al ritmo de la inflación”. Además, menciona que la situación se ve agudizada ya que la deuda tomada durante el gobierno de Mauricio Macri fue emitida en dólares en lugar de hacerlo en moneda local.
Según Fiorito, otro de los factores que promueven esta variación en los precios es el tipo de cambio. “Todas las cosas tienen algo total o parcialmente importado. Si hay una devaluación del precio, el tipo de cambio se eleva”. Esto hace referencia a la relación existente entre el valor de una moneda y otra, es decir, cuántas monedas de una divisa se necesitan para obtener una unidad de otra. En ese sentido, Agustín Mario, docente, investigador y Vicedecano Coordinador de la Licenciatura en Economía de la UNM, sostiene: “El mecanismo de ‘traslado’ viene del gobierno pagando precios más altos por lo que compra. Cada vez que se paga más por la misma cosa, está redefiniendo su moneda hacia abajo”.
Por otro lado, los economistas coinciden en que otra de las causas tiene que ver con la puja distributiva, es decir, la disputa establecida por la distribución de la riqueza, donde la suba de salarios se traslada a los precios. “Esto significa que algunos se benefician y otros se perjudican. El mercado de trabajo es lo que podría denominarse ‘un juego injusto’: los trabajadores necesitan trabajar para vivir mientras que los empleadores necesitan a los trabajadores para obtener una ganancia. En ausencia de una estructura institucional que lo impida, es esperable que los salarios graviten al nivel de subsistencia”, especifica Mario.
En torno a las causas externas es importante mencionar el aumento sostenido y generalizado de los precios a nivel global. Tanto en Estados Unidos, Alemania y España, y en países de la región, como Brasil, Chile y Perú, se han registrado subas históricas. “Esto pasa a raíz de la pandemia y de la guerra en Ucrania. La suba de los precios internacionales, como los alimentos y la energía, inmediatamente influye en la suba de los precios locales”, indica Crespo.
Posibles soluciones
En cuanto a las medidas que podrían implementarse para abordar las consecuencias de la inflación, Mario propone: “Habría que desarrollar una política de pleno empleo, de modo tal que el gobierno financie la contratación de cualquier persona que quiera trabajar a un salario mínimo, el cual, a diferencia de la situación actual, se convertiría en el salario mínimo efectivo de la economía. Esto generaría empleo y, además, el salario mínimo definiría el valor absoluto del peso”.
Por su parte, Crespo postula modificar las tasas de interés que actualmente son muy bajas y, por ende, no sostienen nuestra moneda. “Se tiene que corregir eso, es esencial que haya mecanismos para que el peso pague mejor. La moneda nos tiene que poder ofrecer la posibilidad de ahorro y eso hoy no sucede”. En cuanto a la efectividad del control de los precios, Crespo dice que no funciona debido a que se trata de una medida a corto plazo. “No funciona por sí solo, produce desabastecimiento. Debería implementarse pero en conjunto con otras medidas”, expresa.
Otra de las soluciones que mencionan tiene que ver con la implementación de retenciones. “Las retenciones separan los precios locales de los internacionales”, comenta Fiorito. Además, menciona que el impuesto a la renta inesperada, la última medida anunciada por el gobierno nacional, no impide que los precios sigan subiendo. En cambio, con retenciones el precio no podría aumentar. Sin embargo, el economista cree que esta idea no contaría con el apoyo necesario en el Congreso. “Tendría que haber voluntad política de llevarlo adelante, pese a las críticas”, agrega.
Sin duda, la multiplicidad de causas y las posibles soluciones no hacen más que evidenciar la complejidad de un problema que perjudica a los argentinos y demanda respuestas rápidas y efectivas.