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Graduada en Comunicación Social (UNM)

Escuela austríaca de economía: ¿única manera de entender la realidad?

Es la principal corriente del pensamiento económico que reivindica el gobierno actual. Sin embargo, el lugar que ocupa en los planes de estudio de las carreras de Economía es, ante todo, marginal. ¿Qué propone? La palabra de distintos docentes e investigadores de esa disciplina.
Carl Menger es considerado el fundador de esta escuela. Ludwig von Mises y Friedrich Hayek la revitalizaron en el siglo XX, en el marco de su combate ideológico contra el socialismo y, dentro de los economistas, contra John Maynard Keynes.

Para hablar del surgimiento de la escuela austríaca de economía debemos remontarnos al año 1871, cuando el economista Carl Menger, uno de los fundadores del marginalismo, publicó su obra Principios de Economía. A principios del siglo XX esta corriente adquiere un mayor protagonismo a partir de las obras de Mises y Hayek, principalmente, por sus duras críticas al socialismo y sus enfrentamientos con la teoría keynesiana.

Los principios de esta escuela se basan en el libre mercado y el individualismo metodológico, es decir, la explicación de los fenómenos económicos a partir del comportamiento individual. En ese sentido, sus exponentes sostienen que la economía funciona mejor cuando las personas son libres de tomar sus propias decisiones y, por ende, se oponen al intervencionismo estatal. Estas ideas, sin duda, tienen una clara influencia en el discurso del presidente Javier Milei y, en buena medida, en su política económica.

“La escuela austríaca plantea que los mercados funcionan esencialmente bien y tienden al equilibrio, y cualquier acción del Estado que interfiera con el equilibrio que naturalmente el mercado alcanza es lo que hace que fracase la economía, que haya inflación, desempleo”, afirma Hugo Andrade, economista y rector de la Universidad Nacional de Moreno (UNM). Además, menciona que en la economía, el conocimiento, al igual que en el resto de las ciencias, se produce por rupturas epistemológicas que van creando nuevas tradiciones en el pensamiento o paradigmas que permiten definir nuevas leyes científicas, que no necesariamente se integran entre sí, sino que se oponen o divergen. 

“Entonces, cuando uno piensa en la escuela austríaca está pensando en un planteo de fines del siglo XIX absolutamente marginal y bastante anterior a John Keynes”, señala Andrade. En relación a esto, la escuela austríaca puede ser entendida como la antítesis del keynesianismo, ya que la obra de Keynes aboga por una intervención activa del Estado sobre la economía, con el fin de mantener el equilibrio y revertir las fases de crisis.

Otro de los supuestos de la escuela austríaca tiene que ver con que las instituciones, como el dinero, los mercados o el Estado, surgieron de la interacción humana y de manera natural. Según Menger, el trueque, como forma de intercambio primitivo, era muy dificultosa y obstaculizaba el desarrollo del comercio. Entonces, las personas, por interés individual se habían visto obligadas a intercambiar sus mercancías por otras más líquidas.

“Según este representante de la escuela austríaca, la principal función del dinero sería ser medio de cambio, su surgimiento se produjo de manera descentralizada para superar las dificultades del trueque y predomina en su forma metálica, siendo irrelevante el rol del gobierno. Si bien estas ideas prevalecen en los manuales de economía, esta teoría llamada ‘metalista’ es muy criticada por variadas teorías heterodoxas”, explica Marcelo Bruchanski, docente y coordinador académico de la Maestría en Desarrollo Económico Regional de la Universidad Nacional de José Clemente Paz (UNPAZ).

Entre las principales fallas de las ideas de Menger, Bruchanski menciona que entender el origen del dinero como superación del trueque carece de evidencia histórica y que el dinero, en la mayoría de los casos, sí se encuentra asociado indefectiblemente a los estados nacionales. Por último, y en coincidencia con las teorías heterodoxas, señala que “la creación de dinero es endógena, lo que significa que el sistema bancario crea (y luego destruye) dinero en respuesta a la demanda de crédito por parte de las personas y las empresas”.

La escuela austríaca en los planes de estudio

Desde la asunción del nuevo gobierno, esta corriente de pensamiento parece estar ganando espacio en la opinión pública en la Argentina, sobre todo a partir de que el presidente reivindicara los postulados de esta escuela. Frente a esto, consultamos con diferentes autoridades universitarias para ver qué lugar ocupan estas ideas en las currículas de las carreras de Economía.

Los especialistas coinciden en que se trata de una corriente muy marginada y que no goza de suficiente prestigio, ni siquiera en Austria. “Sigue siendo una corriente minoritaria, a pesar de que en Argentina tenemos un presidente que se autodenomina contribuyente de esa corriente”, sostiene Mariano Arana, economista y profesor de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad de Buenos Aires (UBA).

“Algunos de los autores de la escuela austríaca quedaron como resabios en los cursos de Epistemología de la Economía, con poca carga horaria. En esos cursos subsiste el pensamiento austríaco. El otro lugar donde habitan estas teorías es en los cursos de Historia del Pensamiento Económico”, cuenta Arana. Además, menciona que en el caso de la UBA hay una materia optativa, que es Historia del Pensamiento Económico II, donde se aborda mucho esta corriente. “Ese curso subsistió mucho y sigue existiendo, es muy poco demandado porque es optativo y con poca carga horaria”.

Por su parte, Cintia Gasparini, directora del Departamento de Economía, Producción e Innovación Tecnológica en UNPAZ, comenta que en las carreras de Administración, Comercio Electrónico y Abogacía se hace un recorrido histórico sobre las escuelas de pensamiento que teorizan sobre la economía moderna, capitalista. “Nos parece fundamental esta propuesta de abordaje, que implica alejarse de los libros más difundidos, que se mantienen en la superficie de los fenómenos económicos y que presentan los temas en forma acrítica y ahistórica”, agrega.

Además, Gasparini cuenta que el programa de las asignaturas se nutre de las visiones ortodoxa y heterodoxa y que, a su vez, se realiza un ejercicio frecuente de evidenciar empíricamente las teorías con ejemplos de la economía argentina y latinoamericana. En relación a esto, sostiene que es fundamental para “formar profesionales con pensamiento crítico” y para que puedan conocer todas las dimensiones de estos fenómenos complejos, que lejos están de ser monocausales.

En la misma línea, Agustín Mario, doctor en Ciencias Sociales y coordinador-vicedecano de la Licenciatura en Economía de la UNM, sostiene: “Se la aborda, en tanto escuela, en la asignatura Historia y Epistemología del Pensamiento Económico. No obstante, varios de sus puntos de vista forman parte de discusiones más amplias abordadas en gran parte de los cursos de teoría económica. Por ejemplo, sus enfoques sobre el origen del dinero (en el trueque y como resultado “del sector privado”) y/o su teoría del valor (subjetiva)”. De esta manera, podemos ver cómo, a pesar de su marginalidad, la escuela austríaca se encuentra presente en la revisión de las diversas corrientes del pensamiento económico. Es decir, a contrario de lo que dijo el presidente, en relación a que se omite el estudio de diversos autores de la economía austríaca, es posible identificar que en los planes de estudio se encuentran presentes una gran variedad de enfoques y aproximaciones teóricas que permiten promover el pensamiento crítico entre los estudiantes

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