Nuestro derecho, nuestro lugar, nuestro futuro…

Texto:

Estudiante de Comunicación Social (UNM)

Videoclubes: retroceder nunca, rendirse jamás

Pese al auge del streaming, todavía quedan locales donde poder alquilar películas. ANUNM rastreó tres de ellos.
“Hay de todo. Hay gente que pasa por acá, pasó, vio luz y entró. Y hay gente que me compra hace 10 o 15 años”, dice Gustavo Mario Jaimovich, propietario de El Ciudadano, local ubicado en la ciudad de Buenos Aires.

En una época donde el streaming es quien se lleva la corona a la hora de disfrutar películas y series desde el hogar, con plataformas como Netflix, Disney, Prime video o HBO, aún existen videoclubes que ofrecen la posibilidad de adquirir contenido en formato físico. ¿Cómo sobreviven?

“Yo siempre trabajé desde los 20 años en el medio del cine. Luego de una crisis en el año 88 que cerraron casi todas las editoras pequeñas empecé con los videoclubes, tuve 3 y siempre quise tener este negocio, esencialmente porque no abría sábados y domingos”, cuenta Gustavo Mario Jaimovich, dueño de El Ciudadano. Ubicado en Junín 611, el local abrió sus puertas el 20 de mayo de 1991 y lleva 33 años en la zona.

En sus comienzos el comercio ofrecía únicamente el sistema doméstico de video al público, mejor conocido por sus siglas en inglés VHS (Video Home System). “Era únicamente VHS, otra cosa no había. Éramos proveedores de los videoclubes pequeños que no podían comprar en las empresas. Entonces nosotros y 25 locales que había en la zona, comprábamos todo el lote para vendérselo a los videoclubes que eran nuestra clientela”, comenta Jaimovich.

El VHS dominó los videoclubes hasta iniciados los años 2000, luego otro formato de video se impondría. “El VHS había empezado a decaer, sobraban videoclubes, empezaban a cerrarse. El DVD aparece a fines del 2000, se frena por la crisis del 2001 y sale en marzo de 2002 con una fuerza terrible”, explica el dueño de El Ciudadano. La llegada del disco versátil digital o DVD reemplazó al VHS de los hogares, aportando mejor calidad tanto en imagen como sonido.

“Tuvo una aceptación general muy rápida”, explica Jaimovich. Y amplía: “En 4 o 5 meses no se editaron más películas en VHS, no se vendieron más películas en dicho formato. Los videoclubes que no adoptaron el DVD de entrada tuvieron que cerrar y fue un auge muy positivo”. Tal fue el impacto de este nuevo formato que el 99% de las películas dentro de El Ciudadano, que cuenta entre 20 mil y 25 mil títulos, son DVD.

“Hay mucha clientela fija, tanto para lo que es alquiler como para lo que es venta. Hay muchos que vienen y compran o encargan películas que son casi como las gallinas de los huevos de oro”, dice Mauro Flores, empleado de Black Jack Video, del barrio porteño de Palermo. Foto: Facebook Black Jack Video.

Pasado y presente de un sistema

Blockbuster fue la cadena de videoclubes más conocida a nivel mundial durante los años 80´s y 90´s. Su sistema de negocios se centraba en el alquiler de VHS, dando al cliente la posibilidad de asociarse con el fin de obtener los beneficios que ofrecían. El público podía llevarse una copia de alguna película con la condición de devolverla en determinado momento, una vez cumplido el plazo comenzaban a correr las multas por días de retraso. Muchos videoclubes adoptaron este sistema.

“El 99% de lo que ves está en alquiler. De hecho, si bien la venta mueve, el local se mueve mayoritariamente por los socios que vienen a alquilar, hasta algunos que se siguen asociando ahora”, explica Mauro Flores, empleado de Black Jack Video. Este local ubicado en Guatemala al 4499, barrio porteño de Palermo, sigue manteniendo el sistema de negocios que popularizó Blockbuster.

Flores, quien atiende a los clientes desde hace unos 5 años, cuenta de qué manera funciona el sistema de alquiler dentro del negocio: “La gente viene con un documento, les tomamos los datos, se les arma una ficha y ya son de por vida de socios del videoclub. Sigue sosteniendo el mismo sistema del viejo videoclub, sobrevivió a todo, las crisis, al streaming”.

El sistema de socios y alquiler sigue funcionando dentro de Black Jack, tanto así que según quien atiende el negocio, en el último año anotó un mínimo de 100 personas como nuevos socios del establecimiento. No obstante, no todos los locales se inclinan por el alquiler y prefieren directamente la venta. Por su parte, el dueño de El Ciudadano añadió un sistema de canje para sus clientes.

“El canje es cuando vos tenés una película y yo te digo ‘bueno esa entra en tal precio’, vas a la estantería que tenga películas de ese precio, elegís otra y pagas 200 pesos de diferencia. Sería casi lo que es un alquiler, pero no alquilo”, explica Jaimovich. Todas las películas dentro de El Ciudadano son originales, así que el sistema funciona siempre que el material que los clientes acerquen también lo sean.

Conseguir las películas

El abastecimiento de las películas para los locales recaía en las editoras de DVD dentro del país, pero dada la llegada masiva de Internet y la facilidad para realizar copias “truchas” la mayoría dejó de existir. “No hay más editoras, lo hacemos nosotros. Hay igual una independiente que nos trae películas a la venta que se llama Renacimiento y sigue existiendo. No hay editoras en Argentina, esa es la realidad, así que todo lo que sea muy nuevo lo realizamos nosotros a pulmón digamos”, dice Flores.

Dada la falta de editoras oficiales, muchos locales recurren a descargar las películas de internet y grabarlas en un DVD, imprimiendo luego las portadas. “De las plataformas creo que se bajan y se copian. Las imágenes también se descargan y se imprimen”, dice Caty Bertani, quien atiende el local “DVD Cinema” ubicado en Sarandí 738, localidad de Merlo.

Distinto es el caso de El Ciudadano, donde su dueño trabaja con material únicamente original. “Hay una empresa grande que quedó, la cual vende lo que tiene de stock y se hizo del material que les había sobrado a otras compañías. A su vez yo, cuando cerraron las videoeditoras AVH, BLUESHINE, LK-TEL hice compras grandes, me abastecí de muchas películas, compré 1000 ‘E.T’, 1000 ‘La lista de Schindler’, 500 ‘Tiburón’ y así. Le sigo comprando a esa compañía que es SBP Transeuropa, todo el material que ellos editaron hasta enero del 2020, de ahí para atrás, nuevo no salió nada”.

Según Jaimovich, otra manera de conseguir películas es recurrir a los particulares, personas que se mudan o se van de país, incluso familiares que encuentran material de video y no los quieren, sea por falta de espacio u otros motivos. También destaca los grupos de Facebook. “Eso es bueno porque se paga menos en cantidad y son películas que se han visto 1 vez o 2 veces nada más”, agrega.

Los clientes y la nostalgia

Las personas van y viene dentro de los locales, pero luego de un tiempo algunos se vuelven fijos o habituales del lugar. “Hay mucha clientela fija, tanto para lo que es alquiler como para lo que es venta. Hay muchos que vienen y compran o encargan películas que son casi como las gallinas de los huevos de oro”, dice Flores.

Según Bertani, cuando DVD Cinema abrió sus puertas en el año 2009, el furor de las películas generaba un movimiento constante de personas. Sin embargo, con el tiempo y la llegada de las plataformas eso fue mermando. “Es como todos los comercios, de repente viene alguien, compra bastante y hay días que no”, añade.

“Hay de todo. Hay gente que pasa por acá, pasó, vio luz y entró. Hay gente que me compra hace 10 o 15 años, tampoco tengo tanta memoria para acordarme de alguien que me compra hace 30 años”, dice el dueño de El Ciudadano. Y es que los clientes fieles son una de las claves por la cual los negocios siguen funcionando, tener acceso al material físico es un plus que ofrecen los locales.

“Ocurre lo mismo que con los libros, viste que dicen que las librerías se mueren porque ahora está todo en Internet, pero sin embargo se mantienen porque hay mucha gente que le gusta leer del papel. Mucha gente viene y me cuenta que tienen como si fuera una biblioteca, pero es una videoteca con todas las películas, para ellos es bárbaro sacar una película que quieren ver y mirarla en el momento”, explica Bertani.

Además de cierta nostalgia, para Flores también está presente una cuestión económica. “Hay un tema de que debe ser más barato, venir y alquilar un par de películas acá, que quizás hacer una salida familiar para ir al cine por el precio que tiene una entrada”. Siguiendo esta misma línea Bertani agrega: “Las plataformas se fueron muy caras y el cine está caro, hay gente que prefiere comprar películas. Es mucho más económico que hoy una entrada de cine, más todo lo que tenes que comprar ahí si vas con tu familia”.

Otro punto importante para entender la supervivencia de los locales es la cuestión generacional. Si bien la edad varía, en su mayoría son personas mayores de 40 años quienes acuden en busca de películas. “Hay mucha gente que no puede bancarse todas las plataformas, personas adultas que no saben usar Internet y a veces vienen pidiendo una película muy recóndita y la conseguimos de alguna manera”, explica el empleado de Black Jack Video.

El aumento en el precio del cine y las plataformas, sumado a una pérdida en el poder adquisitivo y la nostalgia dan una breve explicación de cómo se mantienen estos videoclubes que parecen salidos de otra época.

Comparte esta nota 

otros artículos
relacionados

Agencia de Noticias de la Universidad Nacional de Moreno

Av. Bme. Mitre N° 1891, Moreno (B1744OHC), provincia de Buenos Aires.
Edificio Histórico – Ala Oeste P.B. – Interno: 3771
Teléfonos:
0237 460-9300 (líneas rotativas)
011 2078-9170 (líneas rotativas)
Correo electrónico: anunm@unm.edu.ar

UNM_bicentenario_blanco
Ingresar usuario y contraseña
Logout