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Estudiante de Comunicación Social (UNM)

Turismo 2026: estadías más cortas y definiciones de último momento

Empresarios hoteleros y agentes turísticos anticipan cómo será la temporada. Brasil, en baja, con más visitas a la Costa argentina y Córdoba. Un mapa de las tendencias turísticas que se vienen.
Córdoba sigue siendo un clásico para el argentino en modo vacaciones.

Con la temporada de verano a la vuelta de la esquina, distintos actores turísticos coinciden en una misma imagen: el 2026 se perfila muy similar al 2025. Las consultas crecen, las reservas se definen tarde, las estadías se acortan y las familias vuelven a ser el público que más se mueve. Entre Villa Carlos Paz, Paso del Rey y San Clemente del Tuyú, hoteleros, agencias y comerciantes describen un comportamiento que se repite, aunque con matices nuevos.


 “Las reservas anticipadas vienen parecidas a 2025”

En Villa Carlos Paz, Diego Garófalo, dueño del Hotel Henia, analiza el inicio de la temporada con la cautela que dejaron los últimos veranos. “Puntualmente, las reservas anticipadas vienen parecido a la 2025”, explica. Aunque reconoce un aumento en las consultas, aclara que la decisión sigue tardando: “Ya empieza a haber bastantes consultas, pero la gente todavía no define. Hoy recién se cerró una habitación, pero la mayoría sigue averiguando y no contratando”.

La comparación con la temporada pasada aparece de inmediato, porque el patrón se repite casi igual: “El año pasado también fue así, la gente preguntó mucho y, al último momento, se volcó a Brasil porque no era caro”. Este verano, sin embargo, el panorama empieza a diferenciarse y muchos turistas evalúan quedarse dentro del país. “Ahora Brasil está más caro, el cambio no favorece, entonces muchos van a elegir quedarse en el país”, afirma.

Garófalo también destaca la importancia de las promociones: “La gente busca promociones. Cuando ponés una publicidad normal te llaman diez, cuando ponés una con descuento o una noche de regalo, te llaman veinte o treinta. Aumenta un montón”.

El cambio más marcado, y que vuelve a repetirse respecto al 2025, está en la duración de las estadías. Garófalo señala que “se acortó y cada vez se acorta más”, un proceso que viene avanzando desde hace años. “La gente pasó de vacacionar quince días a una semana, de diez días a una semana, y ahora es muy de fin de semana, uno, dos, tres, cuatro días”, explica. La hotelería lo siente con más fuerza.  “Los que vienen diez o quince días van a departamentos, en hoteles vienen tres o cuatro días, ese es el promedio”, afirma. Por esa razón, decidieron ajustar su propia modalidad de alojamiento: “Nosotros no vendemos menos de dos o tres noches, porque si es por la gente vienen solo el sábado y se van el domingo”.


“Brasil dejó de ser el destino estrella: ahora mandan la Costa y Córdoba”

En Paso del Rey, Esteban Angelosa, gerente comercial de la agencia El Cairo, analiza la temporada 2026 como una continuidad de la anterior, aunque con cambios marcados en la elección de destinos. Explica que “por el momento, lo más solicitado en reservas fijas es la Costa argentina y Córdoba, mientras que Brasil aparece más en consultas que en ventas concretas. No hay reservas cerradas para Brasil, sí para la Costa y para Córdoba”. Esa diferencia entre preguntar y concretar, es una de las señales más claras de cómo se reacomodó el turismo este año.

La comparación con el verano anterior surge de inmediato. Angelosa recuerda que “en 2025 se vendió mucho Brasil, bastante, pero este año la gente está más precavida”, y atribuye esa cautela al contexto económico: “Hay muy pocas empresas que ofrecen en efectivo y, con el dólar así, la gente se asusta”. Según él, ese movimiento reorganizó el interés del público, que ahora se vuelca más a destinos nacionales “El año pasado era mucho Brasil, este año es mucha Costa Atlántica, Córdoba y Mendoza”, indica.

Con diecisiete años de experiencia en el rubro, también destaca que el arranque del 2026 fue inusual y lo explica con claridad: “Antes los paquetes de verano se ofrecían recién a fines de noviembre o principios de diciembre, y este año, desde fines de agosto, ya podías ofrecer 2026, eso antes no pasaba”. Aun así, aclara que ese adelanto no generó el movimiento esperado y que “no explotó de reservas”, aunque en las últimas semanas “hubo un incremento y por eso se especula que va a ser mejor que la temporada pasada”, observa.

En cuanto a las formas de pago, asegura que el comportamiento del turista repite el patrón del año anterior. Explica que “los clientes prefieren reservar con un 30% e ir pagando”, y que siempre que existe la posibilidad de financiar. Para Angelosa, esa modalidad ya forma parte de la lógica actual de viajar, donde las decisiones se toman tarde y el financiamiento permite sostener la demanda.

“Si es igual que el año pasado, es más floja por los aumentos”

En San Clemente del Tuyú, Silvia Patricia Van Beever, dueña de un regional con 67 años de historia familiar, resume su mirada con una claridad sencilla pero contundente. “Puede ser que sea igual que el año pasado”, afirma. Pero, para ella, que sea igual no significa lo mismo: “Si es igual, va a ser un poco más floja porque las cosas han aumentado. Si me queda el mismo dinero que el año pasado, obviamente fue más floja”.

A pesar de esa diferencia económica, no duda del movimiento turístico, su análisis apunta más al desgaste cotidiano que a la economía: “La gente está cansada de Buenos Aires por un montón de cosas, por el trabajo, por la inseguridad, por estar todos los días haciendo lo mismo”. Ese cansancio, según ella, impulsa viajes breves pero necesarios y lo resume en una frase “Psicológicamente necesitan salir. No serán quince días como antes, será una semana, tres días, pero salen”, explica.

Sobre el tipo de turista que llega en verano, no deja lugar a dudas: “Es el mismo de todos los años. San Clemente no es un pueblo que les brinde muchas cosas a los jóvenes. Turismo juvenil hay muy poco”. Su descripción coincide con la identidad del destino y lo explica con claridad: “Vienen familias completas, padres, abuelos, hijos, nietos. Es muy familiar”. Las playas anchas y la vida tranquila completan la escena que ella ve cada temporada “Los chicos disfrutan mucho. Acá la gente es playera. Y a la noche salen en familia. Nosotros vivimos mucho más relajados, acá no se vive corriendo”, señala.

Un verano que repite las reglas del anterior

Las tres voces coinciden en un diagnóstico claro: el 2026 repite casi punto por punto el comportamiento del 2025, con un cambio central: Brasil perdió atractivo y los destinos nacionales recuperaron protagonismo. Las consultas aumentan, las reservas se confirman tarde, las estancias se acortan y las familias siguen siendo el motor del movimiento turístico.

En un contexto económico complejo, el descanso se sostiene como necesidad emocional antes que como decisión racional. El verano que viene no anticipa un quiebre, sino la continuidad de una manera de viajar que ya se instaló: viajes breves, decisiones tardías y un turista que compara, calcula y ajusta, pero que sigue viajando.

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