El reloj da las 17:25 del martes . En una tarde fría, el SUM del edificio Daract II de la Universidad Nacional de Moreno (UNM) está repleto. Hay una gran puesta en escena: parlantes, pantallas, cámaras de grabación y fotografía. Un equipo técnico coordina todo. El entorno es blanco, la iluminación es cálida. El auditorio espera.
En ambos extremos de una pantalla gigante se proyecta el título “Utopías argentinas. Cómo el pasado imaginó el futuro (1870-1914)”, en el centro, en un primerísimo primer plano (casi como una foto carnet), se ve el rostro de la doctora en Letras e investigadora del Conicet Soledad Quereilhac, a quien todos están esperando.
Soledad llega, se quita el abrigo, intercambia algunas palabras con el equipo técnico y le entrega un pendrive. Se sienta en su lugar, en un atril, a unos 50 centímetros del suelo. Mira al auditorio y sonríe. Se coloca los lentes y mira el celular. Armando Minguzzi, docente e investigador de la UNM, se sienta a su lado y conversa con ella; él moderará la charla.
Todo está listo. El auditorio enmudece. Se da comienzo a nuevo encuentro del ciclo de “Literatura y Política”, un conversatorio organizado por la asignatura Estructuras Narrativas Audiovisuales de la UNM, con el apoyo del Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales. Misión: abordar el vínculo entre la literatura y la política en distintos momentos de la historia.
La apertura está a cargo de Minguzzi: “Soledad Quereilhac es doctora en Letras por la Universidad Nacional de Buenos Aires, docente de la misma universidad y también de la Universidad Nacional de San Martín”. Agrega: “Yo he leído mucho a Soledad, ella es una especialista, sobre todo, en la literatura de ciencia ficción. Ha escrito un libro que es prácticamente de lectura obligatoria. Trata sobre la literatura de entre los siglos XIX y XX, y se llama Cuando la ciencia despertaba fantasías: prensa, literatura y ocultismo de la Argentina de entresiglos”.
Las utopías como reelaboraciones de lo real
Argentina. Literatura. Política. Utopías. Fantasías. Ciencia. Todo eso trae Soledad. Ella toma la palabra: “Me pareció interesante traer a este conversatorio el tema que estuve investigando en este último año y medio que es la ciencia ficción en general y las utopías en particular, que ayudan a entender la articulación entre literatura y política de manera más liviana e intervenida por la imaginación”.
Su interés intelectual está puesto en las utopías entendidas como modos narrativos fantásticos. “Por más que estemos ante fantasías, estamos ante complejas reelaboraciones de lo real e histórico donde se encuentran los problemas políticos; problemas que aún no están en la superficie de los discursos sociales”, explica Soledad. “Para mí las utopías no hablan del futuro, hablan del presente; se imagina un futuro con las condiciones y los problemas del presente; qué dicen y que no pueden decir; qué todavía no podemos ver”, dice. Así, el estudio de las fantasías también tiene su lugar en la universidad.
Sobre qué materiales aborda explica: “Mi corpus es un paquete de utopías que en su mayoría imaginan el futuro de la Argentina. Hago un recorte temporal entre los años 1850 y 1950. Me interesa trabajar con un corpus de estatuto estético dispar. Leer y estudiar el ejercicio de la imaginación en un sentido amplio”, explica.
¿Para qué? “Para poder ver las tensiones históricas que se cifran en la particular construcción de estos mundos. Cuando un utopista se pone a imaginar ese otro mundo lo hace con las palabras, los conceptos, la ideología, los problemas de este mundo; de su presente, de su pertenencia de clase, de su nacionalidad”, agrega.
La ciencia como emancipación y el rol de los otros
La ciencia ficción es un tipo de literatura que nos plantea un extrañamiento particular del mundo, del conocimiento, de las formas en las que nos vinculamos con el desarrollo tecno-científico. La vemos lejos, pero está muy cerca.
¿Cómo se construyeron las utopías argentinas durante estos años? “En la experimentación científica se creía que la ciencia avanzaría tanto que explicará aquello que era terreno de la religión, por ejemplo, medir el espíritu. La idea de que todavía no lo conocemos todo, pero que la ciencia lo logrará. Una línea literaria con cierto impulso utópico”, explica Soledad. “En las utopías, también el desarrollo científico interviene primando el imaginario de que la ciencia emancipará a la humanidad de todos sus males, pero desligándola de las contradicciones del sistema capitalista”, añade.
Estas utopías plantean un estricto control social. Hacia las mujeres, hacia los inmigrantes, hacia los delincuentes. Se narra en ellas la conformación naciente del orden social moderno en el país. Muchos ejemplos de escritos utópicos argentinos se proyectan en las pantallas. La exposición de Soledad continúa, las precisiones son cada vez más agudas. El lugar de las mujeres en la literatura y es un tema que narra apasionada.. Recurre a ejemplos de películas de Hollywood para expresar la construcción ideológica subyacente en los relatos de fantasía o ciencia ficción.
La representación de la otredad. Los roles asignados. Los comportamientos esperados. Todos esos elementos pueden analizarse en esas utopías. Quereilhac concluye: “Entiendo estas utopías como intervenciones simbólicas, historias que son presentadas como ficciones que forman parte de un muestrario de cierto stock de temas ideológicos de época. Estas utopías nos dan los parámetros socio-culturales por medio de los cuales fue posible imaginar una realidad futura que no estaba aún allí, pero se intuía cercana, y de ahí que me interesó el tema de las mujeres. Uno veía ahí la inminencia de la lucha por la igualdad”.
La exposición finaliza El auditorio aplaude y toma la palabra. Las preguntas circulan. Se intercambian ideas y se traen ejemplos nuevos. La misión de abordar el vínculo entre literatura y política en distintos momentos de la historia superó las expectativas. La ciencia ficción se mostró allí en lugares donde se creía que no le correspondía estar.