El virus que contagió a medio mundo entre 2020 y 2021 trajo consigo grandes cambios en el sistema público y privado de salud a nivel nacional y regional. Las consultas e internaciones por Covid-19 aumentaron y las demás atenciones, como por ejemplo, partos, diabetes, intervenciones quirúrgicas pasaron a un plano en el que los pacientes accedían a la atención en circunstancias críticas, por miedo a la transmisión del coronavirus. Especialistas en tocoginecología, traumatología, neurocirugía y anestesiología analizan con ANUNM las experiencias de haber atendido en pandemia.
Traumatología: golpe a golpe
Florencia Borré, especialista en traumatología de uno de los hospitales interzonales del oeste, cuenta que “lo que más se vio afectado fueron, fundamentalmente, las intervenciones quirúrgicas, es decir la posibilidad de realizarlas de manera programada; lo mismo con el acceso de los pacientes a la consulta traumatológica programada. No hubo mucha variación en lo que fue el giro-cama (disponibilidad de camas por egreso de internación) en la primera etapa de la pandemia, pero sí fue mucho menor y en la actualidad más o menos es la misma cantidad de pacientes internados y ambulatorios que antes de la pandemia”.
En cuanto a las revisiones y adherencias médicas, Borré afirma que “los diferentes tratamientos fueron bastante complicados ya que, si bien los pacientes que se operaban y volvían a sus casas después asistían a los controles y ejercicios en kinesiología, era más difícil conseguir lo mismo en quienes tenían infecciones graves luego de las operaciones”. Ella ejemplifica: “Como las personas con pie diabético, que es un problema muy frecuente en las guardias porque los pacientes llegan con mayores complicaciones. Esto sí se agudizó en la pandemia y conllevó procedimientos mayores para subsanar una enfermedad previa”.
En su área de especialidad, la doctora señala que la pandemia agudizó problemáticas de salud puntuales durante el período más estricto de encierro: “Descendió el número de fracturas pero aumentaron los otros tipos de patologías neoclásicas, como las oncológicas, las infecciosas y el pie diabético, por el miedo a la transmisión del Covid-19.”
Un aspecto alarmante es que dentro de las enfermedades infecciosas de la que más casos se registraron por falta de controles en guardia o en consultorio con fechas programadas, fue la espondilodiscitis, que afecta gravemente a la columna vertebral. Al respecto, la doctora Borré cuenta que “durante la pandemia se acercaban muchos casos así, sobre todo en pacientes con patologías de disco, es decir, hernias, justamente por la falta de consulta de estas patologías. Las personas no se acercaban a atender este dolor y se automedicaron con tratamientos inyectables lo que abría la puerta a estas infecciones complejas y graves”.
El consultorio como espacio de descarga emocional
La atención de la salud se tiñó de expresiones humanas que también fueron un reflejo de desesperación ante la incertidumbre. Florencia Borré cuenta: “El espacio de consulta se convirtió en un espacio de desahogo de temas políticos, económicos, Covid-19, y también de toda la cuestión social que trajo aparejada esta situación y además la necesidad de hablar sobre la vida habitual, sobre cómo sobrellevaron el aislamiento. El paciente descargaba la ansiedad y la falta de comunicación tal vez con otra persona fuera del ámbito familiar. Lo mismo sucedía en la guardia.”
Lo emocional afecta también a nivel físico. Sobre esto cuenta Daniel González, neurocirujano del Hospital General de Agudos Vicente López y Planes, del Municipio de Gral. Rodríguez. “En el consultorio se veían patologías de cerebro y columna y con respecto a esta última en su gran mayoría se trata de lumbalgias y suelen expresar más su afectación respecto a la pandemia ya que el dolor crónico se veía agravado por el estado anímico en general”, señala
Dar a luz e interrumpir embarazos en pandemia
Como se ve, las restricciones sanitarias hicieron revertir las adherencias a los tratamientos médicos de todo tipo. González cuenta que “con respecto a los pacientes con lesiones graves se observó el diagnóstico en estadíos más avanzados debido a la falta de consultas disponibles durante la pandemia. Muchos ya diagnosticados también tuvieron demoras para la resolución quirúrgica debido a la cancelación de turnos de quirófano.”
Otro de los aspectos relevantes en cuanto a las alteraciones del sistema sanitario fue la atención de la salud de las embarazadas en un contexto tan delicado. De la mano, otras realidades relacionadas con la salud sexual y reproductiva, incluso con niveles alarmantes de violencia de género, fueron asuntos que impactaron en los hospitales.
La especialista en tocoginecología y obstetricia Ayelén Vaulet, cuenta su experiencia en el servicio de Maternidad, Ginecología y Salud Sexual y Reproductiva del Hospital Vicente López.. “A mediados de julio del 2020 la situación nos empezó a asustar mucho más porque ya teníamos pacientes embarazadas y enfermas de Covid-19. Había otras prioridades en ese momento y como nuestro edificio tiene pabellones separados, la dirección decidió dejar un pabellón exclusivamente para estas pacientes. Es decir, que si teníamos que operar, preparar su cama, asistirle en el trabajo de parto, todo debía realizarse estrictamente en esa área aislada.”
Ya en 2022, Vaulet organizó un equipo interdisciplinario conformado por profesionales de la salud sexual y de servicios sociales del hospital público donde trabaja, para realizar interrupciones del embarazo en el marco de la ley sancionada a fines del año 2020.
Previamente, ya se realizaban interrupciones cumpliendo con el protocolo ILE-IVE, pero sin duda la sanción de la ley mencionada dio el marco profesional que necesitaban las profesionales de este servicio de maternidad. La doctora cuenta al respecto que “el aumento de la violencia de género se vio reflejado en situaciones de abuso sexual, aumentando las consultas por interrupción legal del embarazo.”
Nuevamente, en relación a las emergencias en mujeres embarazadas, la pandemia afectó a este grupo de manera significativa. Vaulet dice “Aumentaron los partos en domicilio y para nosotros implicó un nivel muy alto de embarazos de riesgo y, por lo tanto, mucho trabajo de urgencia en el quirófano. Por momentos fue muy silencioso, pero cuando se decretaban nuevos cierres de actividades y restricciones para circular, las pacientes llegaban con el trabajo de parto iniciado de tanto que hacían demorar la consulta.”
Adherencias y enfermedades crónicas
Una de las profesiones que interviene en neurocirugía, traumatología, tocoginecología y obstetricia es la anestesiología. Para conocer cómo se trabajó en esta profesión, Maximiliano Céliz, también del Hospital General de Agudos Vicente López y Planes, coincide en que “cuando los pacientes llegan al quirófano, muchos de ellos no han continuado su tratamiento de enfermedad crónica, por ejemplo con el cardiólogo o hipertensión, por el miedo de exponerse al virus del Covid-19. De esta manera complicaron sus tratamientos y se dejaron de controlar. Otros, en minoría, estuvieron constantemente consultando por su tratamiento, por ejemplo, los pacientes oncológicos. Pero en relación a lo que es hipertensión y diabetes se vio una significativa baja en el nivel de adherencia a los tratamientos.”
Como contaba Borré, el espacio de consulta médica, programada o de emergencia, fueron espacios de desahogo emocional durante la pandemia, mucho más que de costumbre ya que el aislamiento social reducía el contacto sólo con la familia, en el caso de poder compartir el aislamiento con ella, por ejemplo. En este sentido, Maximiliano observa: “La consulta se convirtió en un espacio de desahogo post pandemia, si bien yo no tengo un consultorio fijo, charlo con ellos en esos cinco minutos antes de que ingresen al quirófano y me doy cuenta que hablan mucho en ese momento sobre cómo transitaron la pandemia o por el solo hecho de hablar con alguien luego de tanto aislamiento.”
De la misma manera en cuanto a la adherencia de los diferentes tratamientos, afirma que “los pacientes llegan más predispuestos a controlarse y a solucionar la patología que, en mi caso, implica una operación. Por ejemplo, una colecistectomía, en la que el paciente no soporta el dolor por una vesícula muy inflamada porque debería haberse operado antes.”
Pese a que la situación epidemiológica actual es muy diferente, gracias al notable descenso de casos y al avance en el cumplimiento del esquema de vacunación, todas las personas que trabajan en el sistema de salud se encuentran en un estado de alerta casi permanente porque, como ya sucedió, sus profesiones son altamente requeridas en las crisis sanitarias.