Aguiar de Medeiros es Magister en Ingeniería Industrial por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Estatal de Campinas (Unicamp). Actualmente se desempeña como docente en el Instituto de Economía de la UFRJ. De cara a su participación en el Congreso, el jueves 10 a las 9:30 en el SUM del Edificio Daract II, el economista dialogó con ANUNM sobre la situación actual de Brasil y los desafíos económicos y políticos de la región.
¿Desde hace cuánto se dedica a la economía y cómo surge ese interés?
Ingresé a la Facultad de Economía de la UFRJ en 1971, fue un período muy difícil porque por la represión política se habían ido los mejores profesores. Aún así, poco a poco me involucré intensamente con el pensamiento crítico, con la economía política y, sobre todo, con el pensamiento estructuralista latinoamericano y la teoría del subdesarrollo, particularmente con las obras de Celso Furtado, Maria da Conceição Tavares y Raul Prebisch. A partir de ahí, construí mi vida académica, como estudiante de posgrado y luego como profesor del Instituto de Economía, teniendo como referencia este enfoque y las discusiones sobre los dilemas y desafíos del desarrollo económico, tanto en los países centrales como periféricos.
¿Cómo ve actualmente la situación económica y política del gobierno de Bolsonaro?
Lo mejor que se puede decir de este gobierno es que afortunadamente fue derrotado y terminado. Fue desastroso desde todos los puntos de vista, especialmente por el desmantelamiento de instituciones y la parálisis que se produjo en ministerios y burocracias, congelando programas económicos, tecnológicos y sociales. Su gobierno profundizó las reformas neoliberales que ya estaban en marcha y sólo no avanzó más en la agenda neoliberal por la inmensa mediocridad de sus agentes. La pandemia no fue más trágica que la que se produjo debido a la reacción del Congreso que aumentó las ayudas de emergencia, y también gracias a las iniciativas de los gobernadores estatales a favor del lock out y de la compra de vacunas. La concentración del ingreso y la pobreza han aumentado significativamente. La economía no colapsó en el último año por razones político-electorales, ya que el gobierno amplió fuertemente los mecanismos de transferencia de ingresos y subsidios al consumo. Afortunadamente, los receptores de estas transferencias se dieron cuenta de su carácter electoral oportunista y votaron en su mayoría en contra del gobierno de ultraderecha.
¿Cuáles son los desafíos que tendrá el gobierno de Lula por delante?
Son formidables, especialmente a nivel político teniendo en cuenta la composición conservadora y de derecha del Congreso y el predominio del pensamiento neoliberal entre las grandes empresas, los economistas y los principales medios de comunicación. Las políticas públicas necesarias para reducir la pobreza, el desempleo y las políticas industriales y las inversiones públicas en infraestructura serán indispensables y enfrentarán una tenaz oposición. Será un fuerte desafío político aumentar los impuestos a los más ricos.
En algunos de sus artículos usted habla de una “heterogeneidad estructural” que es característica de Brasil, ¿a qué se refiere con eso?
Esta expresión constituye un núcleo importante del pensamiento estructuralista de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). En nuestras economías latinoamericanas, y en particular en Brasil, la estructura productiva es muy heterogénea. Es decir, existe una elevada dispersión del nivel de productividad entre sectores productivos y entre actividades dentro de los sectores. Del mismo modo, la estructura social y regional es marcadamente desigual según el acceso a tecnologías y bienes públicos. Siguiendo a Prebisch, esta realidad corresponde a un largo proceso histórico en el que los ciclos de expansión y aumentos de productividad en ciertas actividades no se tradujeron en una difusión ampliada de los frutos del progreso técnico.
Va a participar del eje 3 “Estudios de economía política internacional” del Congreso de Economía Política Internacional en la UNM, ¿nos puede adelantar los temas que abordará?
Mi conferencia estará centrada en la dependencia financiera y la restricción de la política económica interna en el Nuevo Milenio. Me propongo discutir algunas características fundamentales de la inserción financiera de las economías sudamericanas en el sistema financiero internacional y los límites a la autonomía de política económica que resultan de esta inserción. Pretendo contrastar la experiencia actual con la observada históricamente y comparar algunas experiencias nacionales.
El Congreso estará enfocado en las posibilidades de desarrollo de la periferia, ¿cuáles creen que son los factores económicos y políticos que dan lugar a un mayor desarrollo en los países periféricos como Brasil y Argentina?
El problema fundamental que se plantea para estos dos países son, en rigor, viejos problemas examinados por el pensamiento estructuralista latinoamericano. El tema general es obtener una tasa de crecimiento que permita reducir la tasa de desempleo y generar los recursos fiscales necesarios para el gasto público en infraestructura, tanto económica como social. En ambos países, el déficit de estas inversiones ha aumentado sustancialmente en la última década. Una trayectoria de crecimiento sostenible, por otro lado, requiere una inserción internacional satisfactoria y esto depende no solo de la política macroeconómica, sino de una política de desarrollo científica y tecnológica que permita una mayor diversificación exportadora y nuevas especializaciones en actividades con mayor contenido tecnológico. Por eso, retomar un proceso de regionalización e integración entre ambos países es de gran importancia.
¿Cómo ve el panorama de la región a nivel económico y político?
América del Sur ha estado pasando por transformaciones políticas muy importantes ante la victoria de gobiernos progresistas en la mayoría de los países. En particular, destaco la reciente victoria de Lula ante el peso económico de Brasil en el continente. Sin embargo, en casi todos los países, los gobiernos fueron elegidos sin un respaldo parlamentario sólido, lo que dificulta bastante el camino del cambio. Sobre todo porque este proceso se desarrolla en un contexto internacional muy complejo, con bajas tasas de crecimiento y altas dosis de incertidumbre.
¿Cuáles son los desafíos que tienen los países periféricos en materia económica?
Por un lado, los precios de las materias primas están en alza, beneficiando a sus exportadores y, aunque de manera desigual, a los países periféricos que las exportan. Por otro lado, el cambio en la política monetaria del Banco Central de Estados Unidos ha tenido impactos importantes en estos países, elevando la costos de las deudas soberanas, dificultando la entrada de flujos de capital. A su vez, la guerra de Rusia en Ucrania, las incertidumbres de la economía mundial y el recrudecimiento de la disputa comercial y geopolítica entre EE.UU. y China hacen necesarias estrategias nacionales y regionales. Por eso, es necesario fortalecer las cadenas de suministro, en particular las energéticas, pero también las químicas, farmacéuticas y de bienes de capital. Es importante que busquen construir trayectorias más sostenibles y menos dependientes del desarrollo. Los desafíos aquí, especialmente en nuestros países, son principalmente de carácter político.