Muchos géneros son los que conviven en la cultura musical colectiva argentina. Entre ellos, el reggae. Heredado de Jamaica, sus canciones hablan de amor, fuerza, redención y vida natural. Figuras como The Wailers (formado por Bob Marley, Peter Tosh y Bunny Livingstone) y Jimmy Cliff popularizaron el género más allá de la isla. Sabemos que tuvo su “época dorada” con gran presencia en el escenario musical de nuestro país y ahora continúan esa línea otros grupos.
En los sesenta, Jimmy Cliff, músico jamaiquino, puso al reggae en las listas de éxito de todo el mundo. Para los carnavales de 1969, uno de los momentos clave en la historia del reggae vernáculo y tras el gran éxito de su canción “Waterfal”, Cliff se presenta, por primera vez, en Argentina, en Vélez Sarsfield. Hacia los inicios de los ‘70, este género musical comenzaba a ganar popularidad en el país que, a pesar de las distancias geográficas y las diferencias culturales, encontró en estas latitudes un público receptivo que se identificó con sus mensajes de lucha, igualdad y resistencia.
“El Club del Reggae” es un proyecto ambicioso creado por el periodista y selector de música reggae Sebastián Gómez, alias DJ Rasflek. La iniciativa nació en el verano de 2019 en las instalaciones de Ramón Bar de la ciudad bonaerense de Miramar. Se trata de un ciclo temático sobre el género y sus derivados musicales más directos.
Gómez relata: “Resulta que un hermano de (el cantante) Donald, que laburaba en un crucero, llega a Jamaica y pasa por un estudio de grabación muy básico. Le llama la atención lo que escucha y logra que le graben unas bases”. De vuelta en Buenos Aires, se las hace escuchar al creador de “Las olas y el viento” y, “al toque”, compone “Scaba Badi Bidú”, en 1970. cuenta Sebastián, que también es periodista. Nace así el primer tema de reggae nacional.
Luego llegaron los ‘80, cuando Luca Prodan forma Sumo y logra introducir un reggae más ortodoxo. A lo largo del tiempo, el género evolucionó incorporando elementos del rock, el ska, el hip hop y otros. Algunos exponentes de estas fusiones fueron Los Fabulosos Cadillacs, Los Intocables y Los Calzones Rotos que metieron el ska como premisa. Los Cafres, Nonpalidece, Los Pericos y otras bandas fundadoras ya desaparecidas, como Todos Al Obelisco, Mercado Negro y THC, fueron las que abrieron un camino más amplio dentro del reggae.
Por su parte, Martino Gesualdi, trombonista de Dancing Mood y fundador de Cuatro Varas, opina que, para él, el estilo más definido del reggae lo tocan Los Cafres y Nonpalidece. Y advierte que no hay que olvidarse de Lumumba, “otra banda importante con unos discazos tremendos” de la que se desprenden artistas solistas como Pablo Molina, fallecido hace un mes, y Fidel Nadal, grandes referentes de la escena.
Gesualdi, que además de haber participado en formaciones y grabaciones con bandas tales como Un Kuartito, Lumumba, Karamelo Santo, Los Cafres, Callejeros, Auténticos Decadentes, LFC, Nonpalidece, entre otras, tiene una extensa y rica trayectoria, recomienda fuertemente escuchar “Reggae Classic en español”, de Molina, “un disco fundamental de la gran voz del reggae argentino”.
Consultado respecto al mensaje del reggae, Gesualdi asegura que este no solo está presente en las letras sino, también, en lo musical, que dice mucho. “Nosotros somos una banda instrumental. Sin embargo, llevamos a un montón de gente y detrás de eso hay mucho mensaje: escuchar nuevos sonidos, muchos se animan a estudiar instrumentos de viento gracias a Dancing… la música en sí ya dice un montón”, afirma.
Hoy por hoy, el género continúa estando muy presente, también, en el escenario musical del conurbano bonaerense. Un ejemplo contundente es la próxima presentación de Dancing Mood. La cita será el 6 de octubre, en Merlo. Allí, la banda estará haciendo mover cuerpos, mentes y emociones al característico ritmo relajado y constante del cuatro cuartos.
Por otro lado, Matías Rodrigues Dos Reis, músico y bajista en Ganjahsound, afirma: “El reggae esencialmente es una música espiritual. Trae un mensaje para quien está dispuesto a escucharlo. Eso para mí no se perdió” y agrega: “Sobre todas las cosas, es revolucionario en el sentido más amplio de esa afirmación”. De acuerdo a Dos Reis, las influencias del rock, el hip hop y el ska, existen, pero “el espíritu no cambia”.
Sobre las nuevas generaciones de músicos en el reggae, Matías, que también es productor, afirma: “Yo creo que se está dando una nueva camada de bandas y artistas jóvenes que están poniendo su impronta y haciendo su aporte. Hoy, pibes de 20 años te producen un disco con una computadora del Conectar, tienen otro chip, otra info, que los artistas de mi generación”. En el mismo sentido, agrega que muchas de estas bandas nuevas “la rompen”. Y, como quien no quiere la cosa, suelta una invitación al primer festival de reggae que va a producir junto a Pablo Sanagua, otro músico del palo, saxofonista. El festival se va llamar Kukaku Reggae y se llevará a cabo el 4 de noviembre en El Floreal, Haedo. “Un lugar con una vibra hermosa”, agrega. Otra clara muestra de la presencia reggaera en el arco cultural del AMBA.
Pese a que en nuestra cultura son muy fuertes el rock, el tango y el folklore, el reggae supo tener su momento glorioso entre 2000 y 2010. Recordemos que durante nueve años en el Cosquín Rock se le designó un escenario alternativo. Muchas de las bandas locales llevan más de un cuarto de siglo tocando. Estas son las que reivindican el género y, a la vez, dan lugar a solistas y grupos emergentes que le aportan nuevos aires. Es innegable que su vigencia sigue presente. El reggae está vivo y goza de muy buena salud en el ambiente musical argentino.