
Bajan las luces y una mafia de vampiros aparece desde las alturas del pequeño salón del Cultural Thames en Palermo. La sensualidad tanguera se potenció con el erotismo monstruoso de estos seres sobrenaturales. Se escuchan silbidos y chamuyos mientras bajan estas presencias. La tensión en el público crece, arriba de todo queda una mujer. Así se presentaba Sofía de Ciervo y su Noneto en la última fecha de su tour federal.
Junto con la oscuridad de la sala teñida de rojo, la voz de Sofia guía y captura a su público. Entramos en su zona y se hace piel lo provocativo de su performance. Mientras el Noneto da vida al recuerdo del nostálgico tango con tintes modernos. Sintetizador, batería y bandoneón junto a un trío de cuerdas compuesto por violín, bajo y guitarra eléctrica.
Una noche de tango y perreo en armonía. Con ganas de llorar el noneto lleva al público hasta el suelo y a desquitar las penas, muy nuestras, con ritmos del reggaeton que nos apropiamos. Las penas se transforman en danza. Sus oyentes la describen sensual, sentimental, performática y erótica.
Sofía tiene 24 años y es originaria de Junín. En sus inicios empezó en la comedia musical y el teatro. Pronto encontró su camino en la música y con 18 años partió a la Ciudad de Buenos Aires para iniciar su carrera artística. En diálogo con ANUNM, Sofía nos cuenta su proceso creativo, su inspiración en los orígenes y un adelanto de su próximo lanzamiento.
¿Cuál es el concepto de tu nuevo álbum y tu inspiración para hacerlo?
El proyecto está compuesto también por la banda que forma parte de una identidad muy fuerte que nosotros nos hacemos llamar la mafia tanguera. Somos tantos y esa es una imagen súper potente. También es un personaje tanguero de la noche, una mujer fuerte, sensual, que juega con todo ese mundo que es bien del tango pero traído a la actualidad. Entonces, el disco te propone contarte la historia de cómo yo me convertí en esa madre madre de la mafia.
Y el disco te cuenta cómo este personaje se escapa de su dolor, asesina su dolor para convertirse en este personaje malvado. Hay una canción que dice “mala, puta que me dicen en el barrio”. Son siete canciones en el disco y cada canción va contando un estado psicológico, en donde el personaje está más del lado del dolor o más del lado de la maldad. Y va jugando con eso todo el tiempo hasta convertirse en la que soy, la que se ve en el show.
También a nivel cultural queremos traer la propuesta de devolverle al tango el contenido urbano y el contenido sensual que alguna vez tuvo. El tango empieza en la calle, empieza haciendo una música promiscua. Nosotros queremos devolverle eso con el contenido del de hoy, de lo urbano, del trap, del reggaeton y traerlo también para que lo escuchen las nuevas generaciones y que no quede en un museo.
¿Cuáles son los desafíos con los que te encontraste al momento de componer este álbum?
El desafío más grande fue cómo hacer encajar esa voz clásica traída a un universo actual sin que quede karaoke, sin que quede descolocado. Y logramos con la producción de los temas que sea el componente justo entre lo urbano y lo clásico. Entonces de repente suena un violín, de repente suena un bandoneón, pero está puesto de una manera que no suena viejo y eso acompaña mucho a mi voz. Es como que nos retroalimentamos.
Hoy en día hay mucha música electrónica que es un loop electrónico y suena un bandoneón y entonces ahí dicen que es tango. No, nosotros queremos revertir ese concepto. Es tango porque en su crudeza y en su hueso es tango, pero no te suena como el tango que ya escuchaste porque estamos trayendo al hueso total. Entonces, ese fue el desafío más grande componiendo los temas
También hay muchos límites hoy, más en el tango. Siempre se escucha “acá deja de ser tango, acá deja de ser trap” y lo que estamos proponiéndonos es justamente hacer nuestro propio universo sonoro, pero también decir basta con tanto límite dentro del tango. El tango dejó de ser tango desde Piazzola. Nos plantamos en decir “listo, venimos a traer el tango de hoy y el tango que van a escuchar los jóvenes”.
La composición del disco fue muy divertida a través de clases de teatro. Estas clases son muy experimentales, entonces vos te comés tu propio viaje en la clase, vas en tu propia actoral. Y ahí empezó a nacer este personaje con esta necesidad de tirar todo lo malo que uno tiene en el arte y sacar todo este lado animal, más sensual, más sucio.
¿Cómo llegaste a la formación de tu noneto?
Yo me junto con Federico Cáceres, que es el bajista del proyecto. Él es el padre del proyecto. Con él estábamos haciendo música neosoul y soul y decidimos que no funcionaba. Eso no representaba la argentinidad y ya estaba muy hecho y no le encontrábamos la vuelta.
“¿Qué hacemos? ¿Qué hacemos? ¿Qué hacemos? Bueno, listo. Hagamos lo que Rosalía hizo con el flamenco pero con el tango”. Yo traía canciones, traía versos de estribillos y él me traía la melodía. Cuando terminamos el disco se lo vamos a llevar a Tatu Estela que es el productor que le dio ese la parte de Rosalía. Produce de una forma muy adelantada. El disco es muy ecléctico, muy contemporáneo y muy excéntrico.
El primer show fue en mayo de 2024 en Boedo, en un lugarcito muy pequeño y era la primera presentación de las canciones. Hacía dos años que no tocábamos en vivo porque veníamos trabajando en el disco, habíamos terminado de componer, teníamos todo y queríamos probarlo en escena. Una cosa es estar puertas para dentro con la computadora y después sentíamos que si de ahí pasábamos a sacarlo iba a ser un desastre. Ahora viéndolo a día de hoy crecimos mucho de un año a otro con respecto al concepto.
La idea de tocar nueve era porque yo quería armar una banda mixta en donde vos tengas los instrumentos del tango, contrabajo, violín, bandoneón y los instrumentos de una banda moderna: batería, bajo, guitarra. Al hacer la unión uno de cuatro, uno de cuatro, más mi voz se forman nueve. Y yo pensé que iba a ser solo para esa fecha.
Todos desde el momento cero dijimos “esto tiene algo”. Más allá de mí, más allá de las canciones. Hay un movimiento cultural y hay algo que está pulsando a nivel escena en Buenos Aires. Todos dijimos que nos queríamos quedar. Quedamos en Noneto porque somos nueve, ahora somos un poco menos, pero siempre es el concepto de que somos muchos
Y fue así. Salieron fechas, todos querían tocar, todos podían ensayar, todos podían todo y eso no se da hoy en día. Es muy poco común siendo tantos y siendo también que no había solvente económico que digas “bueno, voy a trabajar de esto”. Y es colectivo el proyecto.
Dejó de ser mío, dejó de ser de Sofía y lo mueve toda la gente que forma parte.

Se produce algo muy particular en el escenario cuando tocas en vivo ¿Cómo sentís la conexión con el público y qué de eso te llevas al estudio luego?
Yo creo que nosotros necesitábamos de todo ese feedback del público y también de cómo nosotros nos vamos sintiendo con la performance para ir trazando y eligiendo distintos caminos. Hubo shows en donde estábamos súper serios y la gente sentada en todo el show y nadie bailaba.
Nosotros no queremos eso. Se pone muy solemne y no queremos traer el tango solemne. Queremos traer el tango perreo, es así como le decimos. Tenés momentos re dramáticos, re tristes, re de música tanguera, re bien tocada pero después vas a bailar. Eso es un poco lo que queríamos.
Entonces, fuimos viendo las formas de generar eso y ver en qué canciones la gente bailaba más y cuáles eran los sonidos que eran más característicos. También, cómo nosotros nos queríamos sentir arriba del escenario. Nos costó mucho llegar a que se sumen al show y decir “formo parte también del sudor y bailo”. Entendemos que cada show tiene su momento y es lindo, pero queremos sentir eso con la gente.
Si la gente te responde, grita, salta, tira comentarios, vos te soltás mucho más. Lo que buscamos es perder la solemnidad del tango y que estés escuchando algo re dramático, pero estás bailando al mismo tiempo. No estamos diciendo guarangadas en las canciones, no estamos cantando nada totalmente explícito, ni sexual. Entonces, el público nos devuelve cómo nos queremos sentir y qué es lo que queremos sentir.
¿Qué de la idiosincrasia del tango notás que nos queda a los argentinos actualmente?
Para mí hay algo de la noche. En la noche pasan cosas en la ciudad de Buenos Aires. Vos vas caminando por la calle y entras a un antro y decís “¿cómo esta gente va a estar tan sacada?”. Y llegas a otro lugar y dos se están peleando, dos se están besando.
Es super intensa la noche de Buenos Aires. Es una selva de cosas. San Telmo es una selva. Para mí el tango tiene mucho eso. Tiene escena. Tanto de peleas, de que te dejaron, del drama. Como si fuese Esperando la Carroza. Primero eso, así como a modo narrativo Con nuestras canciones buscamos mantener la historia.
Ahora hay muchos movimientos del tango moderno, pero se van mucho a esto del beat ¿viste? Como no tanto del canto como Bajofondo. Nosotros buscamos contar una historia en la canción y es muy clara en la narrativa y creo que eso es muy porteño.
Y después lo sensual. Tiene algo latino, súper sensual, súper caluroso. El baile del tango es literalmente estar pegado y eso genera también una cosa argentina de tango que se ven en las letras, en la música y en el baile. Es como que somos medio franeleros. Y la melancolía y la sensualidad es igual a argentinidad.
¿Cómo ves el panorama musical para las mujeres?
A mí me pasa mucho las representaciones de la Argentina como mujeres. Algunas son tremendas, las que a mí más me gustan están en el Under, Celia Colina, la Valenti, Mora Navarro. Son todas mujeres que para mí son las representantes de la música actual a nivel nacional. Pero después a nivel internet nacional uno piensa en Emilia, Tini, Maria Becerra y Nicky. Son unas monstruas tremendas, pero se le ve más la industria. No reconozco mucho cuál es la línea que quieren decir o de traer algo nuevo por ahí a nivel musical.
No es necesario ni hipersexualizarse. Hay mucho debate en esto de la hipersexualización femenina para cantar. Las artistas dicen “me van a hipersexualizar, lo hago igual”. Pero para mí si esa sensualidad está puesta al favor y al servicio de una historia tiene más contenido. El tema es cuando nos quedamos sin contenido y hacemos las cosas por la moda. Y ahí es cuando siento que la mujer pierde un poco de fuerza de su voz. Y es muy importante cuidar la voz femenina.