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Estudiante de Comunicación Social (UNM)

Para no perder la memoria

Un grupo de estudiantes de la UNM visitó la ex ESMA, en el marco del Programa de Promoción de los Derechos Humanos, que lleva adelante la Secretaría de Extensión. A continuación, una crónica de la actividad.
La visita recorre los distintos espacios por los que debía transcurrir la vida de los detenidos-desaparecidos.

Un clásico día de otoño, con temperatura de 11 grados en el territorio bonaerense. En el cielo apenas algunas nubes de frío atraviesan el cielo de Moreno arrastrado por un viento suave que sopla del sur. Para la Ciudad de Buenos Aires también se anuncia un día plácido y otoñal. A las 13, en la UNM espera un microbus preparado para el traslado hasta el Museo de la Memoria, en el barrio porteño de Núñez;  hasta entonces todo parece una excursión rutinaria de estudiantes hacia algún lugar capitalino. 

Para las 13 y 30  el grupo aumenta. Guadalupe Balard, integrante de la Secretaría de Extensión de la universidad,  da un breve discurso sobre el significado de estas visitas guiadas y pide afinar los sentidos y tomar conciencia sobre la importancia de la preservación de la historia y la memoria reciente.  Ya en viaje, tres estudiantes muy jóvenes murmuran entre sí sobre trabajos prácticos y algo más.

Posteriormente, Guadalupe Balard explica que desde que empezó el programa junto con otros colegas de la Dirección se había encargado de la preparación, pero que nunca había conocido personalmente aquel sitio donde se llevaron a cabo tantos horrores.

 “El interrogante es qué pasó sobre el paradero de muchos argentinos y cómo surgió aquel plan criminal y un proceso de endeudamiento crítico del  que todavía no salimos. Cobra entonces una gran importancia que nuestros estudiantes puedan conocer nuestro pasado reciente, además cada año va en  aumento el interés por estos sitios históricos,” señala Balard

Mariela Carballo,  una joven estudiante de Trabajo Social, explica que su interés por el tema derechos humanos empezó desde pequeña. “Siempre tuve el deseo de conocer el lugar exacto donde había sucedido aquella tragedia aquel 24 de marzo del ‘76”, comenta. Ella agrega: “Como consecuencia de la persecución,  empezaron las desapariciones, que posteriormente se comprobó que fueron miles de personas; entre ellas más de 600 trabajadores de la educación”.

Ya en la entrada al predio de Avenida Del Libertador 8151, se ven grandes pinos y eucaliptus que rodean a los recios edificios. Ingresan los 19 integrantes de la comitiva y un respetuoso silencio reina entre todos. La recepción está a cargo de Mauricio Delpir, que oficia de guía.

La recorrida incluye varios espacios: El Pañol, por caso, que era el depósito de bienes domésticos que se obtenía en los robos de las viviendas de los secuestrados. Ocupaba la mitad norte del altillo. Una parte de ahí fue llamada  La Pecera, en donde había pequeñas oficinas a las que se accedía bajo estricto control de entradas y salidas. Allí permanecieron algunos prisioneros forzados a trabajar; los traían del sótano donde funcionaban los archivos de prensa y una biblioteca.

Del Pir dice qué lo llevó a involucrarse en ese trabajo. “Creo que es un servicio que damos a la democracia. Es una forma de la gente no se olvide y se deje llevar por discursos de odio, que son como hojas secas, que prenden muy rápido”, asegura.

Los baños estaban ubicados entre Capucha (donde permanecía la mayoría de los detenidos-desaparecidos) y el Pañol; Mauricio, en su relato, cuenta que por la ESMA pasaron 5000 mil detenidos,  de los cuales solo el 10% salió vivo.

Entre los visitantes hay también gente que no es de la UNM. Cristian Cruz es un turista ecuatoriano que recorre las instalaciones y asegura: “Quería conocer el pasado del pueblo argentino. Allá en Ecuador atravesamos dictaduras pero no fue tan brutal como aquí.”

Un espacio en particular impresiona tanto a todos que algunas compañeras sollozan; a través de una escalera de madera angostísima el grupo subió  a un altillo y allí el guía explica que en uno de esos calabozos nacieron los primeros bebés en cautiverios, y que algunas madres incluso habían sido asesinadas tras dar a luz. Una vez finalizada la visita, y después de haber conocido de primera mano el más emblemático sitio de la memoria, los 19 estudiantes regresan a Moreno.

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