El ajuste económico llevado a cabo por el nuevo gobierno durante el primer trimestre 2024 en la Argentina ha producido el derrumbe de las obras públicas y disminuido la actividad en el sector privado de la construcción ¿Por qué los datos muestran caídas tan profundas?
Ciclos económicos en la Argentina
“Los ciclos económicos desde 2018 en adelante fueron altamente recesivos, con endeudamiento, suba del dólar e inflación, factores que produjeron caída en los salarios y por ende reducción de la demanda interna que representa gran parte del Producto Bruto Interno (PBI)”, explica el economista y analista de Presupuesto y Control de Gestión Gabriel Aquino, graduado de la UNM.
La actividad económica en 2020 decayó a raíz de la pandemia, lo que tuvo un fuerte impacto sobre el nivel de actividad durante el confinamiento, recuperándose en 2021 y 2022 gracias a la obra pública. De esta manera el Estado afirmó el nivel de empleo y compensó el achicamiento del sector privado, amplía Aquino.
A su vez, Mariano Vigo Deandreis, investigador en la Universidad Nacional de La Plata y docente de la Universidad Nacional de Moreno (UNM), afirma que entre fines de 2023 y principios de 2024 pasamos de un desarrollo económico centrado en el crecimiento de la economía real (inversión productiva) a un incremento centrado en estabilizar variables financieras para atraer inversión extranjera directa.
El brutal ajuste en los sectores de menores ingresos produjo un recorte sin precedentes en el gasto y la inversión pública por la fuerte devaluación y aumento de tarifas que ocasionaron la reducción en el consumo interno. La caída de la actividad económica afectó indudablemente a la recaudación estatal provocando aumento de desempleo, pobreza e indigencia.
Uno de los ciclos de crecimiento es la construcción, rubro que no requiere importaciones porque los insumos y herramientas se producen dentro del país. Esto ermite sostener la demanda y fuentes de trabajo en el sector. Sin embargo, el gobierno considera que todo lo estatal es ineficiente. Pero no considerar que la inversión en obra pública vuelve en forma de aumento de la producción, de exportaciones y de mejora de la calidad de vida es una presunción equivocada, puntualiza Aquino.
Para la arquitecta Gisele Castel, propietaria de la Constructora GL Arquitectura y Diseño, la obra pública es fundamental para mejorar la calidad de vida de los argentinos. Además, señala que se trata de una inversión a largo plazo. La obra pública significa generar espacios disfrutables porque desde la visión urbana y arquitectónica mejora las condiciones visuales y de conectividad.
“Calles, asfaltos y aperturas de lugares públicos sirven como identidad que permite mejorar la integración de la comunidad que lo habita y aunque las obras públicas en este momento estén paralizadas en un 80 por ciento, se debe promover la educación, las ganas de aprender un oficio, revalorizar y preservar a la escuela técnica”, añade Castel.
En cuanto a las obras privadas, la arquitecta destaca que el movimiento del dólar permite un negocio inmobiliario mas fluido, porque incentiva el surgimiento de numerosas inversiones a nivel privado, como el desarrollo de loteos que promueven la compra en cuotas y financiaciones, así como los créditos hipotecarios que abren una puerta a los sueños y ayudan a las familias.
El empleo en el sector
Julián Sotelo, docente de la materia Problemas Socio Económicos de la Argentina de la UNM, explica que el empleo es la base del orden capitalista, porque es la manera legal de garantizar el sustento y la supervivencia de la ciudadanía. Y acota:“Si el empleo cae – como está ocurriendo – las posibilidades de supervivencia dentro de la legalidad del sistema empiezan a reducirse”.
Castel amplía esa postura indicando que la industria de la construcción siempre generó oportunidades, pero aclara que hoy en día desciende la mano de obra calificada. A su vez detalla: “En ese rubro, no es difícil encontrar trabajo sino personal que esté dispuesto a realizar esas tareas”.
“Hace varios años que el personal de obra es menos frecuente por elecciones personales. La alternativa es clara, ante el temor de perder las asistencias sociales, el personal de obra, elige trabajar fuera del sistema formal para no desaprovechar esos beneficios”, añade.
Indicadores de coyuntura de la actividad de la construcción
El informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) publicó en abril de 2024 el indicador sintético de la actividad de la construcción (ISAC) que muestra una baja de 37,2% respecto a igual mes de 2023.
En cuanto a los puestos de trabajo en el sector privado de la construcción, según el INDEC, para marzo de 2024, se encuentran registrados en total 391.637, lo que equivale a una variación interanual de -15,7%. Respecto a la superficie autorizada por los permisos de edificación en m², de un total de 911.576 hay una variación interanual del -37,9%.
Tal ajuste reduce los márgenes de consumo interno y vuelve menos rentables las actividades ligadas a la industria y al comercio de bienes y servicios tangibles, dando lugar a la caída de la actividad económica. Dicha caída, a su vez, reduce la base de recaudación estatal y aumenta el desempleo, la pobreza y la indigencia.
“Nos encontramos claramente en recesión y con una caída que se presume va a ser mayor. Cuando la economía de un país tiene crecimiento negativo durante 3 meses consecutivos sus resultados, según el estimador mensual de actividad económica (EMAE), producen un derrumbe continuo”, afirma Maximiliano Uller, docente de la asignatura Problemas Socioeconómicos Argentinos y Economía en las carreras de Administración, Contador Público, Economía y Relaciones del Trabajo, de la UNM.
Asimismo, clarifica que este hundimiento continuó en el segundo trimestre de este año que finalizó el 30 de junio. En este sentido, la variable que más ha empujado este derrumbe ha sido el índice de producción industrial, con una caida del 15,8% y de la construcción, con un desplome del 32,9% , en valores acumulados desde noviembre de 2023.