
El 18 de mayo de cada año se celebra el Día Internacional de los Museos, y las instituciones de 155 países del mundo lo celebran a partir de diferentes propuestas para el público. Desde 1977 el Consejo Internacional de Museos (ICOM) invita a concientizar y reflexionar sobre la importancia de estos ámbitos para nuestra sociedad.
A pesar de que los consumos culturales se han modificado en estos últimos años, debido al constante avance de las tecnologías y plataformas, el informe de la última encuesta de consumos culturales del 2022, realizada por el Ministerio de Cultura de Argentina (actual Secretaría de Cultura), indica un gran cambio de paradigma. De acuerdo con los resultados, entre los años 2013 y 2022, las visitas a los museos crecieron un 2%. Cabe destacar que, en los últimos cinco años registrados por este análisis de datos, la concurrencia creció un 7%. Por lo que estos números resultan alentadores para los centros culturales que constantemente buscan adecuarse a los nuevos públicos atravesados por el actual contexto tecnológico.
“El museo debe ser atractivo y un espacio al servicio de la comunidad. Debe resultar útil para la sociedad que lo visita”, sostiene Hernán Tullisi, director general de Museos y Patrimonio Histórico de Moreno. Esta reflexión se encuentra en estricta relación con la definición de museo adoptada en la Asamblea General del 2019 del ICOM. Este organismo ha modificado este concepto con una mirada más social e interactiva con las comunidades del mundo, en donde funciona como un espacio abierto e inclusivo.
Si bien la mayoría de estos centros educativos pueden llegar a superar más de un siglo de vigencia, las propuestas para el público han de renovarse de acuerdo con el cambio de época. Según Max Pérez Fallik, coordinador de educación del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), el cambio de definición tiene que ver con un pasaje a instituciones instituyentes. Además, Pérez Fallik agrega: “Los museos, hoy son espacios de creación social. El eje está puesto en los visitantes, dado que también son espacios de apropiación. Nuestro objetivo es encontrar el diálogo”. Esto se debe a que este tipo de establecimiento ha dejado de ser sólo un lugar en el que se exhiben piezas de arte, fósiles o elementos históricos. Hoy en día es un ámbito que impulsa la resignificación social del patrimonio.

Estos edificios son espacios en los que podemos contemplar, entender y apropiarnos de la historia. La directora del Museo de Ciencias Naturales de La Plata, Analía Lanteri, apunta en la misma línea y asegura: “Es un lugar de encuentro de la comunidad, en donde se forma la identidad y se genera un sentimiento de pertenencia. En nuestro caso, el Museo de La Plata forma parte de la identidad de los platenses y se genera un valor simbólico a través del recuerdo familiar”.
En cuanto a su rol educativo, museos tales como el MALBA y el de La Plata, han incorporado aulas con herramientas propicias para el aprendizaje de niños/niñas y adultos mayores con distintas capacidades. Pérez Fallik destaca que el MALBA trabaja con programas de accesibilidad que garantizan la llegada de escuelas a través de la facilitación del transporte.
Estas instituciones desarrollan actividades dinámicas a través de talleres, juegos y remodelación de las instalaciones, con el fin de adaptarlas a los visitantes con dificultades motrices y etarias. “Desde nuestro lugar nos proponemos brindar accesibilidad para todos, sin importar dificultades físicas, motrices o económicas”, expresa la directora del Museo de La Plata y continúa: “Trabajamos con UPAMI, así que través de áreas de la universidad, llevamos adelante actividades con adultos mayores. Por otro lado, este 20 de mayo tendremos una actividad para una escuela de chicos con dificultades auditivas a quienes se les reserva el museo de manera exclusiva”.
Estas instituciones garantizan la accesibilidad de todos los ciudadanos a la cultura. “El museo es una caja de resonancia de lo que pasa en la comunidad, ya que es un espacio de encuentro, refugio y en donde se puede vivir una experiencia”, comenta Andrés Gribnicow, director ejecutivo de Amigos del Bellas Artes, una asociación sin fines de lucro que hace más de 90 años ayuda a financiar al Museo Nacional de Bellas Artes, a partir de la ayuda económica de socios. Este organismo busca crear una comunidad a través del arte.
En el actual marco, los establecimientos han trabajado incansablemente por mejorar la comunicación con los distintos públicos con el fin de seguir ofreciendo actividades atractivas. Es por ello que autoridades y coordinadores consideran que se debe salir a buscar a la gente y enseñar de acuerdo con los códigos que rigen el tiempo en el que nos encontramos.
Durante la pandemia, los distintos museos dictaron talleres a distancia. Por un lado, el Museo Histórico Nacional creó el programa “Historia en el Histórico”, una serie de videos de YouTube que compilan una gran variedad de relatos de adultos mayores sobre sus años de escolaridad. Esta propuesta fue diseñada para un público de gente mayor que no podía salir de sus casas y necesitaba entretenerse. Por otro lado, el Museo de La Plata transformó las tradicionales visitas guiadas en actividades a distancia para niños/as de distintas escuelas.
“En el museo contamos con una impresora 3D para crear réplicas de fósiles. Actualmente, estamos por empezar a trabajar con YPF para generar más materiales áulicos para nuestras visitas escolares. Nuestro propósito es poder tener réplicas para que los niños y niñas puedan aprender, no sólo viendo de lejos, sino que también lo hagan interactuando con el material”, explica Lanteri.
Las colecciones son intervenidas por una resignificación histórica, en la que se debe encontrar la contribución que cada una puede brindar a la sociedad actual. La coordinadora del Museo Histórico Nacional, Clara Sarsale, asegura que “el museo es un lugar vivo y por eso que debemos contar con una narrativa actualizada en términos historiográficos. Debemos responder las preguntas que se hace la gente que, la mayoría de las veces, son sobre cosas que aún no fueron investigadas”.
Desde esta perspectiva, el rol del museo trasciende al de exhibición para convertirse en un sitio en donde surgen preguntas que la sociedad de cada época se ha hecho y hace. Es a partir de esta curiosidad que nace el deseo por conocer más a partir de la investigación. Por ende, la historia es dinámica y se vuelve más detallada, gracias a la interpretación y construcción colectiva.
Gribnicow afirma que “la cultura es quiénes somos y cómo somos. Necesitamos una sociedad alimentada de ideas, porque sin ellas no hay futuro”. Por su parte, Tullisi añade: “Hay que apropiarse de la historia. Ojalá pudiéramos crear un semillero que se convierta en un grupo de jóvenes que defienda el patrimonio”. Para concluir, los museos son agentes de la memoria y el saber de la sociedad, que estudian el pasado y potencian el futuro.