Como todos los inviernos, las bajas temperaturas nos invitan a abrigarnos y encender los calefactores. Pero hay que tener particular cuidado con algunos de los métodos y artefactos que usamos para evitar pasar frío. Un mal uso de las hornallas, poca ventilación o la falta de mantenimiento de las estufas son algunas de las principales razones por las que se producen intoxicaciones por monóxido de carbono (CO). Las estadísticas indican que en la Argentina, cada año se producen aproximadamente 250 muertes y más de 20.000 intoxicaciones.
“El monóxido de carbono es un gas tóxico que se produce por una mala combustión, y es peligroso porque bloquea los sitios de hierro de la hemoglobina (encargada de transportar el oxígeno por nuestro cuerpo), haciendo que nos falte el oxígeno”, explica Miguel Ponce, investigador del CONICET en la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP). “El CO tiene una afinidad a la hemoglobina 250 veces más fuerte que el oxígeno y eso es lo que evita el transporte de este último”.
Algunos de los síntomas producto de una intoxicación por monóxido de carbono son las cefaleas, náuseas, vómitos, convulsiones o somnolencia. Para asistir a una víctima, primero se la debe llevar afuera, mientras se ventila el hogar. Si está inconsciente se le debe practicar RCP hasta que llegue la ambulancia.
Al ser un gas inodoro, es difícil detectar su presencia en el ambiente, pero deben seguirse una serie de consejos para evitar su manifestación. “Para que no haya accidentes, todas las estufas y termotanques tienen que contar con el mantenimiento adecuado. Es importante que sean revisadas una vez por año, antes de cada invierno, por un gasista matriculado”, nos dice Pablo Peralta, suboficial ayudante del Destacamento N.º1 de los Bomberos Voluntarios de Moreno. “Es recomendable no usar las cocinas como calefacción, y estar atento de que la llama no sea amarilla o anaranjada. Tampoco usar pantallas infrarrojas, porque consumen el oxígeno del ambiente. En caso de usar este tipo de artefactos, dejar siempre la ventana abierta para que circule el aire”.
El uso de las pantallas calefactoras está altamente desaconsejado, pero también hay que tener precaución con las estufas tiro balanceado y de cámara abierta. José Suárez, gasista matriculado de Naturgy, nos advierte: “Te das cuenta que las tiro balanceado están funcionando mal cuando hacen hollín o queman la pared. En cuanto a las estufas de cámara abierta, estas sí o sí tienen que tener ventilación abajo y arriba, porque tiran el monóxido dentro del ambiente. En los dormitorios está prohibido, porque no tienen salida hacia fuera”. Estos artefactos aún se siguen vendiendo en el mercado, pero traen incorporado un piloto analizador u ODS, que mide la ausencia de oxígeno.
Tener un calefón dentro del baño está hoy totalmente desaconsejado. “Es el aparato que mayor cantidad de accidentes produce. Si bien es inevitable su uso, lo mejor sería usar todo eléctrico”, argumenta el científico Miguel Ponce.
“Las estufas de tiro balanceado toman el oxígeno de afuera, lo queman, y emiten los gases de combustión fuera del hogar. Puede haber accidentes porque puede estar perforada la cañería”. Ponce explica que si bien las estufas tiro balanceado son recomendables por sobre otras opciones, el método de calefacción más seguro es el de radiación por agua, generada por caldera: “Si entramos en los sistemas hoy en día más modernos, entonces lo más recomendable es usar calderas que tengan todos los sistemas de sensores correspondientes tanto de corte de gas como de presencia de mala combustión y de monóxido. También tener la caldera separada, sería lo más recomendable, con los sistemas de alarma correspondiente en lugares ventilados, y sobre todo respetar las normativas NAG de ENARGAS, donde están todas las recomendaciones de cómo usar los artefactos”.
El uso del horno para calefaccionar también es erróneo, porque se quema el oxígeno del ambiente y la producción de monóxido queda dentro. “El peor uso de todos es cuando se enciende una llama con alta potencia, quemando muchas calorías”, señala Ponce. Dependiendo de qué tan pequeño y cerrado sea el ambiente, más rápido se colmará de CO.
En cuanto a la ventilación, siempre se recomienda mantener la ventana unos centímetros abierta. No tapar las rejillas, que se encuentran normadas y en una posición estratégica en función de la cantidad de calorías que quema cada artefacto. También hay que corroborar que ni estas ni los tubos de escape se encuentren corroídos o pinchados. “Muchos de los accidentes ocurren por la corrosión de las salidas y los caños de combustión, y sobre todo cuando hay modificaciones estructurales en la parte edilicia. Hay que tener cuidado en los lugares que se habitan de manera temporaria porque muchas veces en invierno los pájaros construyen nidos por una cuestión de calor, para mantener el calor para la vida construyen los nidos en las salidas”, indica el investigador de la UNMdP.