Según la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR), en nuestro país se reportan 40.000 casos de intoxicación por monóxido de carbono (CO) cada año y mueren aproximadamente 200 personas por esta causa. Y según datos del porteño Hospital Garrahan, hubo 25 consultas con cuadros moderados a graves durante 2021. ¿Qué hacer para prevenir riesgos? ¿Cuáles son los síntomas a tener en cuenta ante una posible intoxicación con este gas?
Debido a las bajas temperaturas de la época invernal aumenta el uso de artefactos de calor dentro de los hogares, y es fundamental tener en cuenta algunos datos para no resultar intoxicado por el monóxido de carbono. “Es un gas tóxico y venenoso que se genera por combustiones deficientes o incompletas”, asegura Nicolás Acciardi, licenciado en Higiene y Seguridad en el Trabajo. A su vez, plantea que es importante diferenciarlo del gas natural. “Tanto el monóxido de carbono como el gas son tóxicos; la diferencia es que este último tiene olor, en cambio al gas natural se le agrega una sustancia llamada ‘mercaptano’ que le da olor, y al de garrafa se le agrega el gas metano o butano, que tienen un olor como a podrido, pero el monóxido de carbono no tiene olor”, explica.
Debido a esta falta de olor, es posible que las personas lo inhalen sin darse cuenta, hasta que comienzan a sentirse mal. “Cuando una persona se da cuenta que está siendo afectada por monóxido de carbono, hay que ventilar la casa: abrir ventanas y puertas”, recomienda Acciardi. Además, en esas ocasiones, sugiere generar una ventilación cruzada dentro del hogar, es decir, tener una puerta abierta de un lado y una ventana del otro para que el aire pueda ingresar y barrer toda la contaminación.
En este sentido, Laura Di Maggio, bombera voluntaria del cuartel N°1 de La Boca, menciona cuáles son los artefactos a los que hay que prestarles especial atención la hora de utilizarlos. “Calefones, termotanques, calderas, estufas, salamandras, cocinas y hornos son algunos de los artefactos que pueden producir monóxido de carbono”, detalla Di Maggio.
También sostiene que de un momento para el otro puede surgir el malestar por inhalación de CO, ya que éste es un enemigo silencioso. “Se le llama así porque es un gas tóxico, inodoro e incoloro, por lo que uno no se da cuenta de estar respirándolo”, asegura. “En caso de inhalación de monóxido de carbono, aconsejo retirarse del lugar contaminado para respirar aire fresco y limpio, y en caso de notar que hay malestar en la salud, recomiendo dirigirse a un hospital o al centro asistencial más próximo”, dice ella.
Cómo prevenir una intoxicación
“Una de las formas para detectar la presencia de monóxido de carbono es mediante los detectores independientes de bajo costo que funcionan con batería y te permiten detectar el monóxido de carbono en una concentración previa a que sea perjudicial para la salud”, comenta Ariel Barcala, también licenciado en Higiene y Seguridad y Jefe de Bomberos Voluntarios de Moreno.
Asimismo, dice que un indicio para darse cuenta de la presencia de este gas venenoso es si la llama de algún artefacto –cocina, estufa, etc.– es amarilla, cuando en realidad tiene que ser azul. “Si la llama se torna amarillenta o naranja, es indicador de que no está quemando bien y está generando gases de combustión, y entre estos últimos, la concentración más alta es la de monóxido de carbono”, amplía. En estos casos, aconseja llamar a un gasista para revisar la condición de los artefactos.
Por otra parte, el jefe de Bomberos Voluntarios de Moreno aclara que el monóxido de carbono no es inflamable. Al contrario, dice que una alta concentración del mismo lo que va a hacer es generar la extinción del fuego. “Si hacés la prueba de prender una vela y taparla con un vaso, la llama de la vela se deteriora hasta que se apaga, eso sucede porque el monóxido de carbono desplazó al oxígeno y no le dejó a la llama la cantidad de oxígeno necesario para que se reproduzca”, ejemplifica Barcala.
Síntomas
En lo que compete a la salud frente a la posible inhalación de monóxido de carbono, la médica Karina Ortega, actualmente en residencia de Neumonología en el Hospital Presidente Perón de Avellaneda, explica cuáles son las señales a las que hay que estar alerta ante una intoxicación.
“Se debe sospechar una intoxicación con monóxido de carbono cuando una o varias personas al mismo tiempo, que estuvieron en un ambiente cerrado, presentan síntomas tales como: dolor de cabeza y de panza, mareos, somnolencia, cansancio, náuseas o vómitos y palpitaciones”, desarrolla Ortega.
En ese sentido, la médica explica la confusión que se genera frente a los signos de inhalación de monóxido de carbono. “También se le llama el ‘gran simulador’ porque produce síntomas que son muy inespecíficos y se pueden confundir con otras patologías, como intoxicación alimentaria o problemas gastrointestinales”, cuenta la médica.
En esta línea, la médica aconseja cómo debe actuar una persona que ha inhalado monóxido de carbono dentro de un cuadro agudo. “Todo paciente que inhale este gas, se le recomienda hacer controles posteriores, con el objetivo de prevenir secuelas cardíacas y neurológicas”, dice la doctora. Sin embargo, resalta que las intoxicaciones leves por lo general no presentan secuelas.
Estufas: el riesgo no es solo la factura
Una de las fuentes principales de monóxido de carbono son las estufas, por lo que es importante conocer cuáles son las más recomendables para prevenir este gas tóxico, y cuáles otras hay que usar con precaución.
Sobre esto, Nicolás Acciardi explica que existen dos tipos de estufas: las eléctricas y las que son a combustible, estas últimas funcionan con gas. “Con las primeras hay que tener cuidado porque si una persona no tiene la instalación eléctrica correspondiente a la cantidad de consumo de esa estufa, puede hacer que se sobrecaliente o se derrita la estufa y eso provoque un principio de incendio”, sostiene el higienista.
Entonces, menciona que si una persona va a usar una estufa eléctrica, lo debe hacer bajo supervisión. Por ende, no es recomendable irse de la casa o a dormir y dejarla prendida. “Con estos recaudos, es posible usarla”, afirma Acciardi.
En cuanto a los calefactores a gas, el especialista sostiene que los mejores son los de tiro balanceado ya que estos tienen una salida de los gases hacia exterior, lo que permite que ingrese aire puro y salgan los posibles gases tóxicos. “Los calefactores que no tienen esta salida, provocan que el monóxido de carbono se expanda en la casa, por lo que hay que generar constantes ventilaciones de aire”, añade
Por su parte, Barcala asegura que, en un nivel más costoso, los radiadores son muy recomendables para evitar el monóxido de carbono en los hogares. “Estos funcionan con una caldera y una bombita que hacen circular agua caliente por unas cañerías, y estas irradian calor, son los más efectivos”, dice.
En suma, ante el monóxido de carbono, hay que ejercitar la atención y los cuidados, antes de que sea demasiado tarde.