
Recientemente, en las puertas del Teatro El Nacional, en la ciudad de Buenos Aires, se reunieron los fans de Mafalda Cardenal para verla por primera vez en Argentina. La cantante española, en un pop rock con influencias country que recuerdan a Taylor Swift, dedica sus temas al amor y a la pérdida del mismo: un tópico universal que nos une como especie desde que empezamos a contarnos historias. Sin grandes pretensiones, es la cercanía y cotidianidad de sus letras la que conecta con su público que, como todo el mundo, sufrió un corazón roto al menos una vez en la vida.
Buenos Aires es el último destino de la gira “Mis notas de voz”, que acompaña al lanzamiento de su más reciente álbum homónimo. Su recorrido la llevó por México, Colombia, Perú, Chile, Uruguay y terminó en el país más austral. En cuatro años de carrera musical, Mafalda, de 23 años, buscó expresar lo que el amor le dejaba a ella y esas historias la llevaron más allá del continente viejo.
Los teloneros de Mafalda fueron dos artistas emergentes de nuestro país. Por un lado, Ezequiel de Luca junto a Sofi B que lo acompañó en sus canciones de “amor meloso” como él mismo las describió. Por el otro, c n d, cantante pop que toma elementos del género urbano y presentó en el escenario una de sus últimas canciones “Cifra de seguidores” por primera vez en vivo y en acústico. Una introducción perfecta para entrar en el mundo de romance de Mafalda.
Una vez abierto el telón, la escenografía transporta al público a la casa de una amiga, con cortinas de encaje y luces de navidad, peluches de recuerdo y un teléfono antiguo rojo. Incluso es posible reconstruir lo que falta: una cama cómoda y un par de tés sobre la mesita de luz. Ya sabemos que la charla va a ser de algún nuevo romance o del último corazón roto. Un despecho que Mafalda inaugura, acompañada de su coproductor y guitarrista Alex Palomo, con su tema “Mis notas de voz”.
A nivel visual la estética es coherente con su esencia: cuidada, personal, romántica. Su último álbum parece producto de su diario íntimo. Nada está puesto al azar: cada color, cada plano y cada vestuario reflejan la vulnerabilidad de sus letras. En redes sociales, Mafalda mantiene una presencia auténtica, sin excesos ni poses forzadas, alternando contenido profesional con fragmentos de su día a día, lo que refuerza su conexión genuina con el público. Su imagen acompaña su música: sensible, honesta y profundamente humana.
El título “Mis notas de voz” resume el repertorio musical de esta artista a la perfección: canciones compuestas desde la intimidad de su habitación, letras que sanan lo que los vínculos nos dejan, un desahogo que alivia, una guitarra acústica y una nota de voz en el celular. La producción pop de su música contrasta con el aire más rockero que toma la presentación en vivo gracias al acompañamiento de los solos de guitarra eléctrica de Alex Palomo.
El público se levanta a cantar con ella para el tercer tema de su setlist “A ella la llevas a París”, que también es su tercer sencillo publicado en 2022. Esta canción recuerda a otras referentes del pop internacional como Olivia Rodrigo en su álbum Sour. Enérgicas, divertidas, sentimentales: para gritar a todo pulmón. Este tema, como muchos de Mafalda, está inspirado en un ex y lo que se siente cuando nos damos cuenta que en realidad no nos ha querido tanto. La ciudad del amor y las luces es solo una metáfora de un amor de un chico que solo floreció con otra persona a su lado.
La música de Mafalda cumple una clásica fórmula que no puede fallar: apertura emocional profunda con un talento musical innegable. Sus letras incorporan historias con las que más de uno se puede identificar de forma cruda y cotidiana. Y la interacción que crea con su público en el vivo acompaña la experiencia de escucharla. “Pa que me cantes en el coche”, de sus primeros lanzamientos, se presta a ser dedicada. “Y ahora que ya no soy tuya y que tú todo me la sudas/no me vuelvas a buscar/ahora si me echas de menos/ponte Spoti’ o a llorar”, dice la cantante.
En temas como “Apaga la luz” muestra otra cara de las relaciones: cruda, cruel y agridulce. El público se sienta a escucharla y conectar con su historia, el teatro se inunda solo con la voz de Mafalda. Esta canción relata un vínculo conflictivo que acabó, y sin embargo se resiste a terminar. A pesar del sufrimiento de las peleas, de los maltratos que parecen odio compartido, incluso del desinterés, la negación aparece cuando llega la noche y al apagar la luz podemos negar lo evidente. El amor ya murió, pero nos atamos a su fantasma que todavía puede vivir en la oscuridad.
Otro momento destacable de su show fue con la canción “Mi chico”: un ejemplo de una relación en desequilibrio, un consuelo de un amor de un solo lado y un conflicto que podemos escuchar como si estuviéramos en la habitación de Mafalda. A veces necesitamos admitir que dimos demasiado en un vínculo con alguien que no nos corresponde. En el puente de la canción, ella toma un teléfono rojo antiguo que se convierte en micrófono distorsionado: le reclama a su chico el lugar que merece tener. Mafalda es nuestra amiga y nosotros le damos el valor para hablar a su lado.
El cierre del show fue con “Tu fan”, la canción que le dio su salto a una fama internacional y que tiene 32 millones de reproducciones en Youtube. Esta balada corre a Mafalda del lugar de la enamorada desinteresada, se da cuenta que el poco espacio que le da su pareja en el vínculo no es el lugar en donde ella quiere estar y que su valor propio debe ser más fuerte que los sentimientos que la atan ¿Cuántas veces habremos estado ahí? Mafalda se despidió del escenario y volvió a aparecer luego de un coro de gente pidiendo una más para cantar un bis a capella junto a su público. Una experiencia única que nadie en el público va a poder olvidar.
Mafalda Cardenal no necesita escenografías monumentales ni artificios para conmover. Su música no propone soluciones mágicas al dolor, pero sí ofrece consuelo, compañía, un espacio donde sentirse comprendido. Esa honestidad —tan rara como poderosa— es la que la ha llevado desde su habitación a escenarios de toda Iberoamérica. En tiempos donde el ruido muchas veces apaga lo genuino, Mafalda elige hablar bajito y con verdad. Y por eso su voz resuena tan alto en quienes la escuchan.