De acuerdo con la Asociación Panamericana de la Salud (OPS), la lepra es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria lepra Mycobacterium leprae, también conocida como bacilo de Hansen, que es curable. Se manifiesta tanto en el interior como en el exterior del cuerpo, y durante la adultez.
En cuanto a la cantidad de casos en Argentina, Gustavo Marrone, médico graduado de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y director ejecutivo del Hospital Nacional Dr. Baldomero Sommer, de General Rodríguez, sostiene: “Hoy en día hay menos incidencia de la enfermedad, casi todas las provincias están por debajo de 1 caso cada 10.000 habitantes, pero vemos que en ciertos municipios de esas provincias se encuentran tasas de prevalencia”.
Por su parte, Baltazar Paniagua, dermatólogo del Centro Dermatológico Doctor Manuel M. Giménez de Chaco y miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) afirma: “La lepra afecta más a las provincias de climas subtropicales porque la micobacteria vive en ese tipo de clima”. Chaco, Formosa, Corrientes, Salta, Tucumán y Buenos Aires son las zonas más afectadas del país por la presencia del bacilo de Hansen.
La enfermedad se contagia a través del contacto en forma íntima y prolongado con una persona que tiene dicha afección. “Uno para poder realmente contagiarse, tiene que pasar por toda una serie de circunstancias que tienen que darse a la vez, en primer lugar tiene que convivir durante años con el enfermo de lepra”, resalta Marrone.
Uno de los síntomas más recurrentes, tal como explica Paniagua, es la aparición de manchas “hiperpigmentadas, blanquecinas o amarronadas en la piel”, que se pueden presentar en cualquier parte del cuerpo. El otro es la pérdida de la sensibilidad o adormecimiento de la piel, mientras que el último son los hormigueos en las manos y los pies. “Ese es el inicio de la enfermedad y el mejor momento para diagnosticarla”, expresa.
Por otro lado, Raúl Valdez, médico y doctor en Medicina del Hospital Universitario Austral, remarca: “La primera señal es una mancha en la piel donde no tiene sensibilidad, por ejemplo, el paciente pincha con un alfiler esa mancha y no siente nada”. A partir de este tipo de signo, la persona debe estar atenta si la misma cambia de color o se va la pigmentación para poder recurrir a la consulta con un especialista.
Para prevenir la enfermedad, el doctor Marrone recomienda que se debe realizar una “búsqueda activa de pacientes en los lugares endémicos”, ya que la detección del 93% de los casos nuevos se presentan en formas abiertas, conocidas como multibacilares. Esto hace referencia a que los bacilos se agrupan en grandes cantidades, de manera que puede generar un riesgo de contagio comunitario.
En tanto, el médico y doctor en Medicina del Hospital Universitario Austral sugiere: “Si un paciente contagia a un familiar, cuanto antes diagnostiquemos a este último es mejor para que no progrese, se cure antes y se corte la cadena epidemiológica”. Por ello, uno de los pilares fundamentales para evitar el contagio es el control a los parientes cercanos de la persona afectada para observar que ninguno más esté enfermo.
Con respecto a la Campaña Nacional de Educación y Prevención de la Lepra, que se realiza hace 23 años en distintos puntos del país, Paniagua, miembro del SAD señala: “Esta campaña no sólo hay que hacerla en octubre, sino que también hay mantener una capacitación todo el año, ya sea a través de las redes sociales, medios radiales o televisivos. Mientras más examinamos la educación en lepra, mayor consulta tenemos, entonces podemos tener un buen tratamiento y no afectar la calidad de vida del paciente”.
En cuanto al tratamiento para tratar la enfermedad, Valdez explica que el mismo consiste en la “combinación” de tres antibióticos: sulfonas, rifampicina y clofazimina. Estos bactericidas presentan un 99% de eficiencia juntos, que cada uno por separado, de acuerdo a que logran cortar con la cadena de contagio, pigmentar la piel y eliminar el microbio. “Desde que se instauró el tratamiento con los tres medicamentos en 1985, sumado a un muy buen control sanitario, la lepra viene disminuyendo drásticamente en todo el mundo y en la Argentina. En nuestro país hay menos de 300 enfermos”, expresa.
En lo que tiene que ver con la aplicación de estos fármacos, Paniagua enfatiza: “Se usan en todas las edades, en todos los sexos e inclusive en embarazadas con buena tolerancia”. Los mismos se distribuyen de manera gratuita en los centros médicos y hospitales públicos de todo el país, además están aprobados por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).
Por otra parte, Marrone resalta que los tres medicamentos se dan en una dosis, de manera única y mensual. En los casos multibacilares, el tratamiento dura un año y se le debe hacer un seguimiento al paciente durante ocho años. Mientras que para los que se dan en formas cerradas, que son aquellos donde hay menor cantidad de bacilos y no contagian, es de seis meses y se recomienda hacerles un monitoreo durante cuatro años.
Para los casos que presentan neuritis, Marrone asegura: “Nosotros recurrimos a los corticoides y a la talidomida para el tratamiento de ese estado reaccional, que puede ser leve”. Este tipo de afección es la inflamación de uno o más nervios, que se caracteriza por la presencia de dolor en el área afectada.
Por otro lado, Paniagua opina: “Hay que entender que los centros de referencia de lepra se encuentran en las capitales de las provincias, lo que genera mucha desprotección en lo que es en el interior de las mismas, además de que adolecen especialistas”. El resultado de esta barrera geográfica y la falta de personal médico capacitado hace que los pacientes consulten tardíamente o se traten así mismos mediante la información disponible en las redes sociales, sin tener un diagnóstico claro por parte un profesional.