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Estudiante de Comunicación Social (UNM)

Las damas de hierro

Desde la música, la fotografía y la investigación académica, las mujeres pisan fuerte en el heavy metal argento. Conocé las historias de las que rompen las cadenas de los prejuicios.
“Trabajamos para que haya un mensaje fuerte”, dice Constanza Samhain, de Blast Bitch.

Carolina “Anilorac” Bakos, Melani Hess y Carina Alfie tienen en común el haber empezado de a poco con proyectos personales hasta ocupar grandes espacios como estadios o tocar con músicos de renombre. “En 15 años de trayectoria transitamos todo lo que es el circuito under, fuimos a distintas provincias y países. Fuimos dos veces al Cosquín Rock e invitados por La Renga este año al Estadio Único de la Plata. Incluso fuimos soporte de bandas internacionales como Haggar, Lacrimosa y The Mission”,  cuenta “Anilorac” cantante, compositora y guitarrista de la banda de metal gótico Inazulina, para abrir el telón de esta historia que incluye a muchas otras mujeres del metal.

“Anilorac” agrega que su banda tiene la capacidad de generar setlists más compatibles con el perfil del evento en el que son convocados, lo que los hace estar constantemente generando nuevo contenido. “Tenemos una identidad propia, no buscamos ser un copypaste de los grandes referentes sino brindar la sinceridad desde su composición natural. Tampoco hay especulación ni direccionamiento hacia quién brindar las canciones”.

Por su parte, Melani forma su banda HESS de heavy metal clásico en 2010. “Me aboqué a este estilo por mis raíces, mi familia me recibió en este mundo escuchando bandas como DIO, Black Sabbath, Iron Maiden, Judas Priest, Megadeth, Almafuerte, Hermética, entre otras. Por esta razón, siempre fue mi mayor deseo interpretar el estilo a mi manera, intentando seguir los pasos de mis mentores”, sostiene.

En 2020 es convocada para unirse a la reconocida banda Beto Vazquez Infinity. Hoy se encuentra con brindando recitales y componiendo próximos álbumes para ambas bandas. “Con los hessianos ya comenzamos la grabación de tres temas propios que serán parte de una serie de singles, hasta lanzar el álbum completo de nueve temas”, explica.

En cuanto a Carina, su primera experiencia fue con el grupo Lunáticas,  formado por músicas. “Recuerdo que teníamos toda la energía para tocar y las fechas las buscábamos nosotras. Tocamos en teatros, bares, encuentros de motos, hasta llegamos a ser soporte de Rata Blanca, Logos y Almafuerte”, dice. También tocó junto a León Gieco y Steve Vai, quien ha producido dos de sus Cd´s como solista.

Con el tiempo forjó una gran amistad con el máximo exponente del metal pesado argentino, Ricardo Iorio. “Nos une la música y la amistad. Siempre iba a sus conciertos, después de 20 años me pude acercar como música y me invitó al campo, donde vive con su familia, para producir y salió “Guitarrera”, tema que está en el disco ‘Atesorando en los cielos’ (2015)”, suma Alfie.

Observando la escena: experiencias dentro del metal

Manuela Belén Calvo es doctora en Comunicación, becaria pos-doctoral en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y ha escrito varios artículos relacionados con la cultura metálica argentina. “Algo que sucedió en Argentina a diferencia de otras épocas es que se generó una especie de círculo intelectual o pensante. Hay investigadoras del metal que antes no había”.

Actualmente, Calvo pertenece a la Red De Estudios y Experiencias en y desde el Heavy Metal (REEHM) conformada en 2019 después del primer encuentro sociocultural sobre el heavy metal en la Universidad Nacional de las Artes. “Planteamos un diálogo interdisciplinario de experiencias con personas provenientes de diferentes ámbitos no sólo del académico, con la idea de generar una cierta horizontalidad”, explica la comunicóloga.

Sofía Yehie Gabras también hace un trabajo de observación y recolección, pero desde la fotografía. Comenzó hace 13 años en el under hasta lograr la acreditación para un recital de la banda Almafuerte, en el Teatro Flores. Desde entonces, fotografió a artistas del rock en vivo y creó tapas de discos como “Trillando la fina”, y “Tangos y milongas” de Ricardo Iorio. “Desde mis inicios trabajé muchísimo para tener mí propia identidad en la fotografía y me crucé con las personas indicadas que me dieron un lugar que siempre voy a agradecer”, dice Gabras.

Con el tiempo logró hacerse de un archivo visual importante que le permitió trabajar en la revista Efecto Metal y colaborar en documentales de rock como “Relámpago en la Oscuridad” (2014) y “Cemento” (2017).

“En 15 años de trayectoria transitamos todo lo que es el circuito under, fuimos a distintas provincias y países”, dice Carolina “Anilorac” Bako, de Inazulina.

La nueva generación y los diferentes circuitos de la escena

Luego de la pandemia la escena se volvió a reactivar, logrando que los artistas vuelvan a salir con más fuerza que antes. “Inazulina volvió con los vivos y no paramos de tocar, salimos con una fuerza tremenda. Este año y medio fue lo mejor que hemos tenido en estos 15 años de carrera”, cuenta “Anilorac”.

Melina menciona que ve muchas nuevas propuestas que suenan muy bien y tienen en claro a dónde apuntan. “Me da esperanza de que el ambiente vuelva a renacer y sea tan movido como lo fue en alguna época”. Carina está de acuerdo y agrega lo importancia de la era digital a la hora de potenciarse. “Actualmente hay muchas bandas nuevas, músicas instrumentistas y bandas femeninas que con la ayuda de las plataformas como YouTube y redes sociales pueden llegar a más lugares”.

Para Calvo hablar del heavy metal en Argentina de forma general es difícil ya que se debe pensar en las escenas más pequeñas y diferentes realidades de cada lugar. “Depende de muchas cuestiones que a veces no son tan dependientes de la propia escena, como desigualdades estructurales del propio lugar, su idiosincrasia, clases sociales o políticas públicas.”. Para Hess el vivir en Argentina complica a muchas bandas a nivel económico. Sin embargo, dice que no es algo que las detiene. “Las bandas acá siempre hicieron las cosas a pulmón, es algo que nos caracteriza como cultura”.

Al existir diferentes variables musicales, eso hace que músicos y públicos se unan y formen diferentes comunidades, lo que trae mucha competencia. “Hay mucha gente que le gusta que la escena se agrande o renueve y otros que no”, afirma Candela Chávez, bajista del grupo de trash metal Disturbia. “A mí me gustaría llegar a gente que no necesariamente lo escuche, para que vean lo copado e interesante que puede ser el género. También estoy dispuesta a tocar otros estilos”, agrega la bajista.

Cada cual genera su movida según al público que apunta, pero la mayoría está de acuerdo en apuntar a todo tipo de público. “Nosotras hacemos metal para toda persona que quiera escucharnos”, comenta Natalia Ré guitarrista de la banda de metal alternativo Furias.

Por su parte, Constanza Samhain es cantante de la banda de metal extremo Blast Bitch y cree que es importante generar un espacio en donde todas las personas compartan la música sin importar qué género específico le guste. “La banda NVLO (nota de la r: otro grupo metalero) termina de tocar metal extremo y empieza a sonar cumbia o reggaetón. Están abiertos a escuchar otros géneros, eso hace que haya más comodidad en ser parte y haya un quiebre con eso de ´si no sos metalero entonces no pertenecés´”, opina Constanza.

También plantean que en el ambiente suelen manejarse mucho por contactos, lo que les imposibilita llegar a tocar con otras bandas y en nuevos escenarios. “Nos cuesta mucho sentirnos parte y que valoren lo que hacemos. Trabajamos para que haya un mensaje fuerte, pero es triste ver que hay un público que nos banca pero que de las mismas colegas que tenés ahí tocando, no hay apoyo”, dice Costanza quien agrega que no hay colaboración e intercambio de conocimientos en el metal como en otros géneros. “No está la hermandad y el apoyo del que tanto se habla”, suma Candela.

“Hay muchas bandas nuevas, músicas instrumentistas y bandas femeninas que con la ayuda de las plataformas como YouTube y redes sociales pueden llegar a más lugares”, dice Carina Alfie.

Cuestión de género

A la hora de hablar del rol que ocupan las mujeres en el ambiente metálico, las distintas profesionales abren un debate a partir de sus diversas experiencias. Constanza y Candela tuvieron episodios en donde se sintieron excluidas por ser mujeres. “Me ha pasado de ponerme a hablar con músicos o que me lleguen comentarios como ‘a vos te van a ver por ser mina, no por como tocás’, ‘el heavy no es para las mujeres, nunca lo van a tocar y sentir como nosotros´ o de pretender usarme en la banda para llegar a más gente”, comenta Chávez.

Por su parte, Constanza dice: “Tengo una crítica fuerte con lo que está pasando con las mujeres en el metal”. Observa que sigue siendo una novedad para algunos que haya mujeres arriba del escenario tocando. “El heavy metal es muy cerrado para con las minas, pero hay que bancarla igual para que las pibas que sientan y quieran hacer música vean que pueden ser parte de esto”.

Según Natalia aún hay mucho por lo que trabajar. “Siendo mujeres es hacerlo con un doble peso, tratamos de buscar espacios en los que podamos sentirnos cómodas y dónde el público pueda sentirse en un ambiente libre de prejuicios”. De igual modo, Calvo observa que tanto como oyente de heavy metal como investigadora ve como los espacios son mayormente ocupados por hombres. “Eso hace que una siempre tenga que expresar agradecimiento o pedir ´permiso´ para generar una expresión propia”.

Calvo cree que estos cuestionamientos tienen que ver con la bandera que levantan los máximos exponentes del ambiente. “El blanqueamiento de Ricardo Iorio hacia la extrema derecha generó ciertos cambios que se veían un poquito en momentos anteriores, pero ahora están muy marcados. Lo que veo es que esta ideología que se levanta ahora permea cuestiones que van en contra de las mujeres, el feminismo y las incidencias que tal vez antes pasaban de manera superficial, de chistes y no a través de la violencia directa”.

Melani cuenta que cuando formó HESS no había muchas bandas lideradas por mujeres, pero que nunca se sintió rechazada por ser mujer. “Si alguien lo hizo adrede no me di cuenta. Siempre me sentí cómoda, tanto entre mis compañeros como con el público y los medios de prensa”. “Anilorac” coincide y agrega: “Tengo una personalidad bastante fuerte, no me defiendo desde ser mujer sino como artista y música. No tuve la necesidad de defenderme, pero me siento muy agradecida porque sé que podría haber sido diferente el panorama”.

En la escena, en un principio, las bandas en su mayoría estaban compuestas íntegramente por hombres o solo por mujeres. “Siempre armé grupos femeninos porque lo vi como más original, aunque era difícil en el 1989 que fue la época en que comencé”, explica Carina. Con el tiempo empezaron a surgir bandas en donde hombres y mujeres se complementaban, como es el caso de Blast Bitch y Disturbia. “Creo que la música no tiene género es un arte, es espiritual y no hay fronteras para esto”, afirma la guitarrista Alfie.

En el caso de Melani y “Anilorac”, ambas han creado grupos con músicos hombres. “Anilorac” menciona que a la hora de elegir artistas para sus bandas no tiene en cuenta cuestiones de género por su valor musical. “Desde muy chica hasta mis 50 años siempre me han rodeado hombres que siempre me protegieron, alentaron y amaron con todos los derechos natos que todo ser humano tiene que poseer”.

Sofía, desde su lugar, nunca tuvo un mal episodio con nadie, pero menciona que el ambiente musical siempre fue hostil con la mujer. “Cuando conocí a La Negra Poli -Carmen Castro,  histórica mánager del grupo Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota- me di cuenta de que debías tener un comportamiento diferente. Siempre tuve en claro que tenía que trabajar. No bebía y no estaba en otra sintonía que no sea sacar la mejor imagen de ese momento, era mí único objetivo”, expresa.

Calvo, por su parte, en REEHM conoció chicas que se vinculaban con el feminismo e investigadoras que pasaron por injusticias epistémicas sobre sus publicaciones. “En determinadas situaciones se desacreditó nuestro trabajo, sobre todo a través de las redes sociales. Esto generó la emergencia de que busquemos resguardarnos”. A raíz del hecho crearon un protocolo contra violencia de género en las prácticas del heavy metal para proteger sus publicaciones y a toda mujer que asista a eventos como recitales, ferias o reuniones.

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