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Estudiante de Comunicación Social (UNM)

“La situación en el Hospital Ramón Carrillo es angustiante”

Federico Szcolnik es licenciado en Psicología y jefe de residentes en el Hospital Nacional y Comunidad Dr. Ramón Carrillo (ex Colonia Montes de Oca). En esta entrevista, denuncia que las autoridades nacionales mutilaron los equipos interdisciplinarios al reducir la cantidad de profesionales que pueden realizar sus residencias en el establecimiento.

El hospital y quienes allí se atienden padecen la reducción de cupos para residentes interdisciplinarios.

Federico Szcolnik es licenciado en Psicología y jefe de residentes en el Hospital Nacional y Comunidad Dr. Ramón Carrillo (ex Colonia Montes de Oca). Formado dentro de la propia Residencia Interdisciplinaria en Salud Mental (RISaM ) de ese hospital, hoy coordina un equipo que enfrenta la incertidumbre tras la decisión del Ministerio de Salud de eliminar los cupos de ingreso para varias disciplinas.  La modifica la estructura de una residencia con enfoque interdisciplinario y amenaza con acentuar la lógica médica tradicional, dejando de lado la mirada integral del paciente.

En diálogo con este medio, Szcolnik da cuenta del impacto concreto que esta medida implica para la atención en salud mental y la formación de nuevos profesionales.

¿Qué son las RISaM y qué las diferencia del modelo médico tradicional?

Son residencias interdisciplinarias en salud mental. Es una formación que dura 3 años y está compuesta por seis disciplinas: psicología, enfermería, trabajo social, musicoterapia, terapia ocupacional y psiquiatría.

No solo cada residente tiene su especificidad dentro de la disciplina, sino que trabajan de manera integral, en equipos donde van rotando y se van nutriendo de otras disciplinas, lo que se termina plasmando al momento de abordar a los usuarios y usuarias.

Esto marca una diferencia enorme con el modelo médico tradicional, que tiene una mirada muy atomista, sesgada y acotada de lo que es la realidad de cada paciente, donde solo se enfoca en la cuestión médica, sin considerar el contexto. Si no llega a fin de mes, no tiene para comer, cuestiones sociales que pasan desapercibidas.

Lo que tiene de rico la formación es el poder abordar desde una mirada más social, contextual e integrativa la problemática del paciente.

¿Qué cambió con la decisión de cerrar los cupos de la RISaM?

El 28 de abril se oficializó la eliminación de cupos para tres disciplinas: trabajo social, musicoterapia y terapia ocupacional. Lo que queda en pie ahora, para la próxima camada que venga, van a ser cupos de enfermería, psicología y psiquiatría. Igual, psiquiatría no tuvo ingresantes en los últimos cuatro años.

Además, lo que va a cambiar ahora es que la formación deja de ser interdisciplinaria y se transforma en una residencia disciplinar. Para nosotros, es una pérdida enorme.

Estamos como medio en una encrucijada de cómo continuar, porque hay que cambiar todo lo que es el programa de formación, pensar las diferentes rotaciones de cada año con esta mirada disciplinar, lo cual es muy angustiante, porque la verdad es que el trabajo interdisciplinario se nota mucho cuando empezamos a rotar por espacios externos a la colonia.

Volvemos a una lógica donde se atiende un síntoma sin considerar si la persona tiene recursos. Se pierde la posibilidad de una mirada integral. Nosotros, por ejemplo, no nos limitamos a recetar algo, también vemos si ese tratamiento es posible en la vida real del paciente.

¿Cuál es la situación concreta hoy en el Hospital Carrillo?

La situación es angustiante. No quiero hacer mención solamente de acá, pero los residentes son importantes porque ayudan mucho a lo que es el abordaje en los equipos de salud, y muchas veces hay lugares que se quedan cortos de personal por la demanda que hay.

Entonces, que haya residentes aliviana un poco esa carga, y en definitiva los hospitales se sostienen también por los residentes. Con respecto a nuestra situación, hasta el año pasado teníamos 18 cupos entre todas las disciplinas. Ahora se confirmaron solo 10 para 2025: 4 para psicología, 4 para enfermería y 2 para psiquiatría.

Los contratos de quienes ya ingresaron siguen vigentes por 3 años, pero estamos reorganizando todo el programa de formación de acuerdo a la bajada de línea que hay, y pensando, más allá de que sea disciplinar, cómo no perder esa formación interdisciplinaria, que es lo que caracterizaba históricamente a nuestra residencia.

El Ministerio justificó esta medida diciendo que solo el 20 % de la formación era disciplinaria. ¿Qué opinás de eso?

No estoy de acuerdo. Una cosa es lo que puede decir alguien que está atrás de un escritorio y por ahí no tenga experiencia. Además, hay una cuestión muy ideológica, no es que no hay una intención ahí.

Después, la devolución que hay por parte de los usuarios hacia los residentes es todo lo contrario. Siempre es un agradecimiento, que nos ocupamos de abordar sus problemáticas desde un contexto mucho más abarcativo, no tan acotado.

El tema es que desde el Ministerio hay claramente un recorte. No solamente de lo que es la RISaM, sino en general de lo que es la salud pública. Hay como un ataque constante.

¿Qué respuestas organizativas están dando ustedes frente a esta medida?

Nos estamos organizando. Hacemos paros, asambleas interresidencias, participamos de marchas donde hacemos carpas sanitarias para visibilizar esta problemática. Hay gente que por ahí no tiene ni idea de lo que pasa a nivel de residencias, entonces tratamos de visibilizarlo.

Estamos en contacto con otras residencias, no solo de RISaM. Por ejemplo, con compañeros del Hospital Garrahan, que también están siendo afectados, y nos unimos en la lucha contra estas medidas.

¿Sienten apoyo de la sociedad?

Sí, mucho. La gente lo ve cuando va a un hospital público y ya no encuentra al profesional que lo atendía. Hay recortes, despidos, falta de medicación. Entonces, lo sufren las personas en su día a día, y también cuando necesitan abordar alguna problemática de salud y salud mental.

Por último, ¿qué le pedirías hoy al Ministerio de Salud?

Desde nuestro lugar, que retrotraigan la decisión de cerrar los cupos, porque todas las disciplinas son importantes. Lo que pasa con el modelo médico tradicional es que le da importancia solo a lo psiquiátrico, y nuestra mirada es más horizontal, no tan verticalista.

A nivel de usuarios, que se atienda la falta de medicamentos y un montón de cuestiones que pasan en la salud pública y que afectan a la población, no solamente a los trabajadores.

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