Se conoce a las abejas por la miel que producen, pero también por su capacidad de organización y trabajo. El complejo sistema de comunicación que manejan entre colmenas les permite llevar estas tareas de transporte y producción de miel de forma exitosa. Pero hoy no se hablará sobre abejas, ni miel, si no de colmenas formadas por trabajadoras y trabajadores de la economía popular de la zona oeste del conurbano bonaerense.
Kolmena Oeste se le llama a la cooperativa de economía social, popular y solidaria que abastece a gran parte del conurbano oeste con alimentos orgánicos y agroecológicos. Se destaca por tener un sistema de distribución de mercadería que entrega bolsones de verduras a 17 nodos que van desde Ramos Mejía hasta La Reja.
Este proyecto surge en 2017, a partir de las incubadoras de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), con el objetivo principal de “ofrecer un mercado alternativo al mercado capitalista hegemónico”, según señala Graciela Borgna, coordinadora del proyecto y Técnica en Economía Social y Solidaria de la UNQ. Desde 2020, Kolmena pasó a ser una cooperativa. Se encarga de la distribución de alimentos producidos por pequeños productores agroecológicos de la Asociación Civil 1610 de Florencio Varela y por los miembros de la Federación de Cooperativas Comercializadoras Solidarias (Alta Red) que están a lo largo de todo el país.
El sistema funciona de la siguiente manera: el coordinador de nodo encarga los productos que se ofrecen en esa entrega (bolsones de verduras de cinco u ocho variedades) y los viernes, cada quince días, Kolmena hace llegar esos pedidos a los diferentes puntos de encuentro. La cooperativa cumple el rol de “intermediario solidario” entre productores y consumidores, y establece precios justos para ambos. Si bien el propio hecho de distribuir la mercadería le significa un porcentaje a la organización, el productor recibe el 60% de las ganancias.
Bajo esta lógica, se pretende “invertir el sentido” de la riqueza. “Mientras que en una economía capitalista el distribuidor se queda con la mayor parte, en la economía social el centro está en el trabajo de la persona”, explica Borgna. Por lo que lo más importante es brindarles un mayor porcentaje de rentabilidad a los trabajadores de la tierra.
Cada nodo es un mundo
Es viernes y en Saavedra 33, pleno centro de Moreno, Laura Zugasti prepara los pedidos para los consumidores que, llegada las 13, se acercarán a retirar lo que encargaron. “En promedio, por quincena, este nodo entrega unos cuarenta y cinco bolsones”, comenta la coordinadora del espacio. Además de eso, este punto cuenta con veinte productores que proveen desde huevos, panificados, lácteos, dulces caseros hasta pollos.
“En cada nodo se van armando distintos intercambios que fortalecen la producción local”, señala Borgna. Tal y como ella explica, lo que ocurre es que en cada uno de estos espacios “se van vinculando productores locales que son, a su vez, consumidores” que configuran pequeños lazos dentro de la economía social.
Blanca Benítez, vecina de La Reja, tiene 64 años y desde 2022 produce sopa paraguaya, caldo de hueso y dulce de calabaza para el nodo de su barrio y el de Moreno. Conoció Kolmena gracias a sus vecinas y hoy en día, además de su jubilación, se da este “gusto de trabajar” en algo que le apasiona. “Yo también consumo los productos por el hecho de que es orgánico y casero. Es una economía grupal de gente que labura, gente que busca comidas más sanas”, remarca.
Lina, cuyo apellido prefiere reservar, es de Merlo. Conoció el nodo de Moreno de camino al trabajo y llamó su atención. La yerba y el café de algarroba que se lleva provienen de una cooperativa de Misiones y de La Rioja, respectivamente. Comprar, para esta vecina, no se hace sólo “en términos de dinero”, sino que también “implica generar trabajo con esa compra, algo que no siempre tenemos en cuenta”.
“El consumo tiene que tener una función social, generar redes de consumo es lo más importante”, afirma Lina. Y esta es la manera que ella encuentra para apoyar los mercados cooperativos: a través de la adquisición de productos que son más sanos y que le dan más ganancia al trabajador. Esta clase de economía alternativa significa “una manera diferente de educar al consumidor para que analice otras cosas al momento de elegir un producto y cómo comprarlo”, reflexiona.
“Es una compra organizada. Cuando me hacen pedidos, les digo que manden su pedido con el precio y hagan la cuenta de lo que van a gastar. Entonces ellos saben cuánto gastan y qué van a pedir”, ejemplifica Laura, ceramista y coordinadora del nodo Moreno. La adquisición de estos productos parte de un consumo consciente que no es sólo comer alimentos sanos, libres y soberanos; si no también conocer el verdadero precio e impacto social positivo que generará esa compra.
Mejorar la colmena
Para que una colmena funcione debe contar con un sistema de comunicación sólido que potencie el desarrollo de la misma. Para que eso pase, es necesario mejorar los distintos eslabones que hacen al intercambio y transmisión de información de una organización.
A partir de una convocatoria lanzada desde el Ministerio de Ciencia y Técnica de la Nación de 2023, incluida dentro del Programa Consejo de la Demanda de Actores Sociales (PROCODAS) y bajo el programa asociativo de diseño, la Universidad Nacional de Moreno (UNM) presentó un proyecto para mejorar la comunicación de Kolmena Oeste. “El proyecto tiene que ver con el diseño de una marca nueva que contenga el espíritu de la cooperativa. Muchos la confunden con una productora de miel y en realidad es por el espíritu de trabajo colectivo que tienen las abejas”, explica Roberto De Rose, coordinador y vicedecano de las carreras de Diseño de la UNM y director del proyecto.
“Pensamos que hay que generar una identidad que pueda replicarse en cada uno de los nodos para darle coherencia a ese gran mundo que es Kolmena”, agrega. Tres diseñadoras docentes de la UNM integran este equipo de trabajo: Romina Escudero en indumentaria, y Mariana Cian y Natalia Menéndez en comunicación visual.
El proyecto se aprobó en octubre de 2023. “Durante todo este tiempo, se ha trabajado en el armado del logo de la marca y en la confección de bolsas con la nueva identidad”, comenta Mirela Felippe, Diseñadora Industrial y docente de la UNM. También se contempla el armado de folletos, imanes, y una presencia en redes sociales y en la web más consolidadas. Es por eso que, además, les fueron entregadas a la cooperativa dos computadoras y una impresora para fortalecer los sistemas de comunicación entre nodos y clientes.
“Lo que necesitamos es que los consumidores se sumen a un modo de consumo responsable”, afirma Borgna. Y el apoyo de la UNM tiene mucho que ver con una “función pedagógica” a través de la cual Kolmena Oeste pueda mostrar asertivamente lo que ofrece y el valor diferencial que tiene esta forma de hacer economía centrada en lo social, popular y solidario.