
La industria de los juguetes atraviesa un momento desafiante en comparación con años anteriores: el contexto económico actual afecta de manera directa en el consumo familiar y a las prioridades a la hora de prepararse para las fiestas. Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las ventas minoristas cayeron 0,3% frente al año pasado y el gasto real cayó en un 21,1%, incluso en una fecha históricamente fuerte para el comercio como fue el Día Del Niño, en agosto pasado.
Como un jenga que se derrumba
El rubro de juguetería fue uno de los más sensibles durante esta fecha, ya las ventas del Día del Niño 2025 mostraron una caída del 5,2%, según datos de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ). A pesar de que el comercio electrónico creció un 30%, la venta digital no logró compensar la baja en los locales físicos, donde la circulación fue menor que en años anteriores en esa fecha.
Pese a las ofertas que se incorporaron para facilitar el consumo, la caída en el poder adquisitivo de las familias afecta de manera directa en las prioridades diarias, lo que provoca que, en muchas ocasiones, los regalos en fechas especiales se queden por fuera. Una tendencia parecida se espera para esta Navidad.
Gabriel, quien trabaja desde hace 30 años en el rubro como vendedor en San José – Super Juguetería, ubicada en el barrio porteño de Flores, manifiesta que “las expectativas lamentablemente son cada vez más bajas, ya que se espera que se venda, pero no lo que nos pueda llegar a representar en el período largo fuera de las Fiestas, hasta prepararnos para la próxima temporada fuerte”.
En este sentido, la clientela a la hora de comprar trata de buscar precios para que sea más accesible y no repercuta en el ingreso salarial familiar. Victoria López, vecina de Flores y madre primeriza, asegura: “En mi situación familiar, los sueldos quedaron por debajo y hoy en día, elegimos priorizar otras cosas, no tanto a los juguetes”.
La avalancha de juguetes importados
Según el decreto 781/25 publicado en el Boletín Oficial, se redujeron los aranceles para la importación de juguetes del 35% al 20%, lo que genera que la industria nacional sea cada vez menos competitiva y se produzca un quiebre en el consumo del rubro. A la hora de consumir, muchas familias priorizan juguetes de origen asiático que ingresan al país y pueden encontrar precios a muy bajo costo, en comparación con lo nacional.
En este sentido, Fernando Garoba, vecino de la localidad de Francisco Álvarez y abuelo primerizo, señala que “siempre hubo importados, por momentos se vieron más y por momentos menos, eso siempre respondió a las condiciones para importar en cada época”. De manera estrecha, se relaciona con el desplazamiento de las pymes locales y el descontrol por aplicar descuentos para que se puedan sostener. “Hoy en día se ven muchos importados, ya que estamos en una situación de descontrol total”, asegura Garoba.
Julián Benítez, licenciado en Comercio Exterior de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y actual Gerente de Comercio Exterior y Relaciones Institucionales de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ), afirma: “En relación a la llegada masiva de productos de muy bajo costo —más del 50% del volumen entra a menos de tres dólares por kilo— se genera una presión a la baja que la industria nacional y los importadores formales no pueden igualar”. Y agrega: “En un año pasamos de 199 a 530 importadores, con un aumento significativo de operadores que ingresan mercadería sin trazabilidad y muchas veces sin certificación. Esto distorsiona toda la cadena”.
Cambio de hábitos
Gabriel, en base a su experiencia, menciona que “ya no es como antes, los juguetes que más salen hoy en día no se relacionan directamente con la publicidad y las campañas, sino que se limitan a los precios”. La realidad que se atraviesa no permite que las familias se puedan dar un lujo a la hora de conseguir regalos. “Ya no se regalan cosas significativas o grandes, con un presente de rompecabezas o autitos pequeños ya está”, exclama el vendedor.
En este sentido, Fernando menciona las dificultades que atraviesa a la hora de regalar un presente: “Suelo definir qué compró en base al presupuesto con el que cuento y las necesidades, al identificarlas, recién ahí tomo la decisión”. No es algo que refleje de manera individual, sino que es algo que la población está atravesando, afectando directamente a la industria.
De este modo, las jugueterías locales enfrentan un escenario complejo: sostener el stock, aplicar promociones agresivas y al mismo tiempo evitar perder rentabilidad. A esto se le suma un cambio en los hábitos de consumo, ya que muchas familias comparan precios durante semanas y postergan la compra hasta último momento , utilizan plataformas digitales solo para buscar referencias y finalmente optan por regalos simbólicos o más pequeños.
De cara a las Fiestas, tanto los vendedores como los consumidores coinciden en que la expectativa es cautelosa a raíz de que las ventas dependen de la recuperación salarial, del acceso a financiamiento y del impacto real que tenga la apertura importadora en la oferta y los precios. Según CAIJ, el sector cuenta con 180 empresas industriales del rubro, 50% micro, 32% pequeñas y 18% medianas.
Aunque muchas jugueterías mantienen precios competitivos y más del 87% ofrece descuentos y planes de pago, las ventas siguen en baja porque el rubro dejó de ser prioritario en los hogares. Sin embargo, el E-commerce facilitó el consumo al poder buscar en un mismo canal, los precios más accesibles a la hora de comprar. Lo que antes era un espacio de diversión y de ocio, elegir un juguete, terminó siendo un espacio donde se piensa estratégicamente que conviene llevar en relación con precio/calidad.
“Hoy en día, la gente se lleva cosas mucho más baratas, en todo momento tratan de buscar precios, se van y vuelven del local con tal de conseguir la mejor oferta”, concluye Gabriel, quien con años de experiencia nunca vivió un golpe tan duro en las ventas, como el que están atravesando en la actualidad.
Desplazar lo que no es esencial en el hogar, terminó siendo una conducta repetitiva en la mayoría de la población para poder llegar a fin de mes. En ese escenario, el rubro juguetería queda entre los primeros en ajustarse, los regalos se achican, se postergan o se reemplazan por alternativas más económicas. Aun con descuentos, cuotas y promociones, el consumo no logra repuntar y las jugueterías dependen cada vez más de fechas puntuales para sostener su actividad.

