Desde hace unos años una nueva ola de heavy metal viene cobrando peso bajo las profundas superficies del under metalero argentino o como lo llaman algunos “acero subterráneo”. El nuevo movimiento reúne a jóvenes en diferentes bares y espacios de Buenos Aires para compartir recitales, bajo nuevas melodías que recuerdan a las que resonaban durante los años ‘80. Músicos, organizadores y un investigador explican esta reciente movida, su estilo, organización y el futuro del metal.
A fines de la década de 2000 comienzan a aparecer en la escena internacional varias bandas que reivindicaban las melodías y estilo del heavy metal tradicional iniciado “ochentoso”. Enforcer, de Suecia, fue una de las bandas que dio inicio a la vuelta del movimiento, bautizado como “nueva ola del heavy metal tradicional”, logrando consagrarse durante la década pasada. .
“Comenzamos como un anti-movimiento por la frustración de lo que el metal se había convertido en los años ‘90 y principios de los 2000”, cuenta Olof Wikstrand, cantante principal de Enforcer. Para él, apostar por ese género fue un ir en contra de los nuevos subgéneros que aparecieron y sonaban distorsionados, con menos tecnicismo y cantidad de notas diferentes. Al tiempo, en Argentina también comenzarían con una nueva vertiente de este estilo.
Paula “Diamond” Carrizo (33) es de San Justo y siempre estuvo vinculada con el under metalero yendo a recitales. En noviembre de 2015 lanzó Enterrado Vivo Fanzine donde documenta lo que ve: “En mis crónicas y comentarios está reflejado todo evento al que asistí o disco que escuché, relatado en las 10 ediciones que saqué en estos 7 años”.
En 2013 Diamond vio bandas que empezaban a coincidir en fechas: “Se empezó a gestar un circuito con Velocidad 22, MetaluriA, Raptore, Steelballs e Interceptor”. En el caso de MetaluriA se formó para tocar covers en recitales heavy punk. Al tiempo, empezaron con el speed metal y a buscar bandas con su mismo estilo. “Empezamos a organizar recitales en Capital donde juntamos a varios exponentes del heavy metal de ese momento. Hoy hay más unidad y compañerismo que cuando empezamos”, cuenta Darío García, de 32 años, guitarrista de la banda.
Determinados lugares se volvieron fundamentales a la hora de activar el “acero subterraneo”; surgieron bandas en Zona Norte sobre todo en la localidad de San Fernando, como en el caso de MetaluriA y Kombate, banda de speed metal integrada por mujeres. Rouss Stomper, también de 32 años, fue su guitarrista y hoy encara su proyecto solista Artax e integra la banda Las Cuero Negro. “Este tipo de metal era algo que estaba faltando en los últimos años, más aún hecho por chicas”, declara la cantante.
En bares de Capital como Gier Music Club, Primer Piso, o PanaRock fueron armándose fechas con público de diferentes partes de Buenos Aires. “Eso significo para mí conocer un mundo nuevo en el que todavía estoy después de años”, cuenta Martin Barrenechea, de 27 años, quien vive en Saavedra y de a poco fue dando con las bandas hasta que en 2019 se suma como cantante a Mercürio.
Los músicos de la reciente camada prefieren referirse a sus estilos musicales específicos como: el heavy metal tradicional, speed, heavy rock, hard rock, entre otros, más que hablar de “nueva ola del metal”. “Tenemos influencia del heavy metal puro de los ‘80 en lo que a música, estética y show se refiere”, mencionan los miembros de Caustic banda de Buenos Aires.
Tanto Rouss Stomper como los integrantes Mercürio coinciden en elegir este estilo como una manera de homenajear a exponentes del género y sienten que es una forma de mantenerlo vivo.“ Se trata de devolverle a esta música algo de lo que nos dio”, dice Martín.
Emiliano Scaricaciottoli, coordinador e investigador del Grupo de Investigación Interdisciplinaria sobre el Heavy Metal Argentino (GIIHMA), define a estos músicos: “Reivindican una estética futurista, son una oda a los cueros, tachas y velocidad. Desde lo musical están más cerca del speed metal, otros como lo que fue Judas Priest y Saxon. Crean todo un universo lírico de fantasy, distópico y post apocalíptico. Es todo un heavy metal que acá no se hacía en los ‘80”.
Scaricaciottoli agrega que este circuito de bandas y su público conforman una comunidad con su propia ritualidad, maneras de observar y compartir el metal. Al respecto, Barrenechea expresa que le gusta hacerse amigo de cualquiera que lo vaya a ver y coincida su música “apta para todo público”, apuntando a ser escuchados no sólo por un público heavy. “La idea es crecer, para eso es esencial poder captar gente de otros lados. Cada persona que le guste es bienvenida”, destaca el cantante.
Festivales y ferias
Enterrado Vivo Fanzine se amplió para editar material discográfico y organizar recitales, festivales y ferias. Estos encuentros le sirvieron de vidriera a muchas bandas según Diamond: “La difusión es clave; si entre nosotros no nos ocupamos de que la gente se entere de lo que está sucediendo por distintos medios, la convocatoria no sería la misma”. Esta difusión también se refleja en flyers, con llamativos diseños e ilustraciones, o por medio de las redes sociales donde graban videos invitando al público a verlos.
Por otro lado, en las ferias suele haber compra, venta e intercambio de cd´s y cassettes, venta de indumentaria, accesorios y fanzines, sumado a bandas en vivo. Sobre la organización, Eva Bauza, de 30 años, cuenta: “Cada uno se encarga de su stand, aunque estamos apoyándonos entre todos y la mayoría somos amigos”. En su taller en Florencio Varela creó su marca de indumentaria Barb Wire, inspirada en la década de los ‘80. Diseña desde los bocetos hasta el trabajo ya elaborado, convertido en lencería, accesorios y arneses.
A su vez, Eva les confecciona prendas a varias bandas de la escena como Kombate, Frantic, Fënix, o Mercürio, entre otras. “Son prendas únicas, diseñadas solo para cada uno de ellos, son muy personales ya que les gusta tener su estilo propio que los identifique”, añade Bauza.
Apuntando a la independencia y autogestión
Desde GIIHMA sostienen que en la contemporaneidad se murió la figura del productor. “Hay bandas que no quieren ser producidas, se les pasó la época o no tienen ganas de crecer a nivel nacional o internacional”, afirma Scaricaciottoli. Diamond apunta hacia los sellos grandes que sólo buscan sacarle un rédito económico a los recitales: “Ponen una banda de renombre como principal y a las demás de soporte. Esos detalles cambian todo”.
MetaluriA, Mercürio, Caustic y Rouss Stomper autogestionan su trabajo, se difunden por redes sociales, organizan sus fechas y producen su merchandising. Aunque, algunas veces, han trabajado con sellos independientes: “Algunos hacen cierta cantidad de copias del material y te dan un porcentaje para que vos lo muevas”, explica Barrenechea, que espera en un futuro producir todo con Mercürio: “De a poco lo vamos haciendo, ya sacamos una tanda de remeras y todo hecho por nosotros”.
Hay bandas que plantean que de trabajar con sellos grandes sólo lo harían si se respetan sus decisiones y prioridades. “Nosotros trabajamos y tomamos las acciones que nos lleven de a poco a nuestros objetivos y sabemos que a la larga o a la corta llegaremos al destino que queremos”, aseguran los miembros de Caustic.
Según Wikstrand, productoras y organizadores de festivales importantes no suelen darles suficiente espacio a bandas jóvenes. Esto hace que los grupos de heavy metal clásico se desplacen al under. “Mi mensaje para ellos es que nunca dejen de hacer lo suyo, nunca se adapten a nada ni nadie”, agrega el cantante de Enforcer.
Oxidarse o resistir, el futuro del metal
En cuanto al público Scaricaciottoli observa poco apoyo hacia bandas nacionales, pero sí a extranjeras: “Hay un prejuicio de que las bandas de acá suenan mal, pese que están a la altura de cualquiera internacional”. Diamond añade que sin bien la oferta de bandas y estilos musicales es variada, las personas tienden a ir por “lo seguro”, refiriéndose a grupos clásicos ya consagrados. “Se están perdiendo de un montón de cosas que están pasando por no explorar por debajo de la superficie”, insiste.
Scaricaciottoli piensa que hacen falta medios masivos que promocionen el heavy metal: “La radio dejó de ser un vaso dilatador del metal y los pocos medios que hay no tienen un espacio para ver cómo suenan”. Actualmente, al igual que en el rock nacional, en el metal argentino no hay nuevas referencias. “Ciertas cofradías a veces eclipsadas se quedan nostálgicamente recuperando el pasado, hicieron sus verdades y no permiten que surjan nuevos referentes y si los hay, aún están en curso”, sostiene Scaricaciottoli.
Paula busca armar algo diferente dentro del metal: “Nosotros estamos haciendo nuestra propia historia, no queremos resucitar muertos”. A su vez, para Scaricaciottoli sólo la nueva generación de bandas puede marcar el termómetro y depende siempre de lo que elija la juventud de 20 años, la que diga ¨es por acá¨.