Durante estos últimos años, la industria musical parece haber girado hacia los llamados géneros urbanos. Tanto el hip hop, rap, R & B, como el funk, por nombrar algunos, son el tipo de música de la que estamos hablando cuando nos referimos a “urbano”. Pero aquí también se suman el trap, RKT, reggaetón, dembow, dancehall, raggamuffin, entre otros. Este estallido escaló tan rápidamente hasta el punto en que, en la actualidad, Argentina aparece como uno de los máximos exponentes latinos de la música urbana que se escucha mundialmente.
Se vino el estallido: trap argentino
Para comprender este boom de la música urbana, es importante mencionar un hecho histórico que marcó un antes y un después en Argentina y América Latina: las batallas de freestyle. Si bien estas competencias datan desde los ‘90 en Argentina, cerca de 2010 pasaron de ser una cuestión de nicho, a ser un consumo diario y un evento con gran convocatoria. Su popularidad, gracias a la viralización de Internet, llevó a que en Parque Rivadavia, Caballito, explotara una de las competencias de freestyle más importantes de Argentina, el famoso Quinto Escalón.
Esto dio paso a que distintos artistas, en ese momento conocidos por las batallas de freestyle, pudieran lanzar sus propios temas y se metieran de lleno en la industria de la música urbana. Precisamente, estos artistas se destacaron en el famoso trap argentino, un subgénero del rap que usa sintetizadores, cajas rítmicas, sub-graves, hi-hats de subdivisión binaria o ternaria y auto-tune.
RKT: ¿cumbia, reggaeton o…?
Otro fenómeno importante comenzó a mediados de los años 2000, el cual desencadenaría en lo que hoy conocemos como RKT. Por esos años, la música remix en Argentina sólo se limitaba a la electrónica/marcha. Sin embargo, esto cambió gracias a dos grandes hitos de la industria musical. Por un lado, el florecimiento de la cumbia villera en Argentina, y por el otro, unos años más tarde, el advenimiento del reggaeton. Esto dio paso a que Rescate Bailable, boliche de la localidad de San Martín donde sonaba cumbia villera, fuera el primer boliche en traer artistas internacionales de reggaetón.
La movida provocó una gran influencia en el público local y los djs empezaron a experimentar la fusión entre cumbia y reggaeton, sampleando todo tipo de canciones y produciendo sus propios remix que solamente podían escucharse en vivo en El Gigante de San Martín). Años más tarde, con la influencia del rap, el trap y el reggaetón más actual, surgieron los subgéneros hoy conocidos como la cumbia 420, turreo, malianteo, cumbia RKT y Neo 420, siendo uno de los mayores exponentes L-Gante Keloke.
Géneros urbanos y sus artistas emergentes
La variedad de géneros y subgéneros que encontramos hoy en día son de una amplitud inmensa. Pero los géneros urbanos, por más amplio que sea el título, tienen algo en común: nacen en los barrios. Y es esa la premisa que abre las puertas a que los jóvenes hagan música, desde quienes salieron de una plaza rapeando, hasta los que hicieron su primer hit con una computadora en su propia casa.
En diálogo con ANUNM, Diego Mendoza, artista de rkt de Barrio 2000, Moreno, conocido como “El Mendo”, cuenta que sus inicios en la música fueron “improvisando en competencias de freestyle y, después de la pandemia, empecé a escribir lo que me pasaba”. La música para “Mendo” representa todo, “desde la mayor parte de mi tiempo, mi sueño y a lo que me quiero dedicar, lo que me hace feliz”. Estos últimos años, Diego se enfocó en profesionalizarse como artista, puesto que su meta es vivir de la música. Cuenta que hubo un antes y un después en su carrera. En el último Festival Urbano de Moreno 2023, que cerró Trueno, dice que pudo “mostrar de verdad que estoy hecho con mis dos versiones, pude mostrar otra parte de mi y se abrieron muchas puertas para poder trabajar a través de eso”.
Paul Laureano Benavídez, oriundo del barrio La Perlita de Moreno, tiene 26 años y desde muy chico está metido en la cultura hip hop. Ya de pequeño tenía de referencia a sus primos y a su hermano mayor, que bailaban break dance al ritmo de bandas como Cypress Hill, Eminem y Wutang Clan. A sus siete años escribió sus primeras letras de rap y con nueve años organizaba sus primeros “cyphers”, donde invitaba a sus amigos a escuchar música.“La mayoría tiraba temas de reggaeton, yo también hasta que escuché Dragon Ball Rap”, recuerda. A fines de 2012 es donde se empezó a meter más de lleno en el movimiento. “Ahí empecé a conocer a otros mcs, a hacer mis propios eventos de freestyle, a subir a cantar canciones en escenarios”, dice.
Parte de la religión
El hip hop para Paul es su día a día, es casi una religión, es un estilo de vida. Es por ello que lo que escribe en sus canciones se nutren de su barrio, de sus vivencias y experiencias. Cuenta que existen ciertas trabas que se vinculan en gran parte a lo económico: “Mi meta es conocer el mundo con mi arte y conocer personas que me hagan crecer, pero se vuelve difícil porque necesitan una inversión de tu bolsillo para bancar tu arte”.
Sin dudas, aquí reside uno de los principales problemas para los artistas emergentes. Para progresar en su carrera deben dedicarse profesionalmente a su arte y, para ello deben costear sus grabaciones, y publicidad, además de disponer del tiempo para crear y tocar en lugares. De esto mismo habla Jesús (también conocido como “NN” o Nano), artista de Cuartel V, Moreno, quien cuenta que una de sus mayores trabas “era no tener donde grabar, además de la búsqueda anímica de todos los días tanto interna como externa, tanto física como álmica”.
Nano cuenta que, pese a las trabas, el hecho de que personas le hagan saber que su música transmite, llega y ayuda, es su motor para seguir haciendo arte. Afirma que “el saber que es posible compartir en cantidad y dar para poder ampliar puntos de vista”, es lo más fructífero. En la actualidad está grabando un nuevo proyecto, “Ofrenda de Profeta” es una de las canciones que pronto publicará.
La música, y particularmente estos tipos de géneros, sigue siendo no solo el medio de expresión para los pibes de los barrios, sino la oportunidad de prosperar haciendo lo que les gusta, los que mamaron desde chicos y lo que viven en su cotidiano. En sus palabras finales, Jesús dice que para él el rap representa libertad, expresión, amor y, sobre todo, salvación. Es esto, en definitiva, lo que los impulsa y lo que guía su norte en este futuro tan incierto para los jóvenes. De acá florece la convicción de seguir haciendo arte, porque viven para ello, en palabras de Paul: “Los cristianos antes de dormir rezan, yo todas las noches antes de dormir rapeo”.