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Estudiante de Comunicación Social (UNM)

“Hay un aniquilamiento del sistema de ciencia”

Prestigioso científico y firme defensor de la educación pública, el biólogo y doctor en Química Alberto Kornblihtt recibió recientemente el Premio Fundación Bunge y Born 2025 y el Doctorado Honoris Causa por la Universidad Nacional de Quilmes. En diálogo con ANUNM, habló sobre la política científica oficial y reivindicó el rol de las ciencias sociales.
“Debemos cuidar a la educación pública que, además de tener un excelente nivel internacional, es el vehículo para que seamos más independientes, más libres y tengamos mayor capacidad para decidir”, dijo Kornblihtt. Fotos: Rodrigo De la Fuente.

El destacado científico argentino Alberto Kornblihtt, obtuvo el Premio Fundación Bunge y Born 2025 en Bioquímica y Biología Molecular. En una entrevista con ANUNM habló sobre dicho reconocimiento y sus inicios en la disciplina. Además, brindó su visión sobre la educación pública, el desfinanciamiento a las universidades y a la ciencia y cómo la comunidad científica enfrenta esa crisis.

Kornblihtt es licenciado en Biología (1977) por la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y obtuvo el título de doctor en Química (especialidad Bioquímica) en la Fundación Campomar (1980). Hizo un postdoctorado (1981-1984) en la Sir William Dunn School of Pathology, de la Universidad de Oxford.

Es Profesor Emérito de la UBA en el Departamento de Fisiología, Biología Molecular y Celular (DFBMC) de la FCEN, e Investigador Superior contratado del CONICET. Además, fue presidente de la Sociedad Argentina de Investigación en Bioquímica y Biología Molecular (SAIB) en el período 2010-2011,director del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (IFIBYNE-UBA-CONICET) entre 2014 y 2021 y es miembro de instituciones internacionales como la Academia de Ciencias de América Latina, National Academy of Sciences (NAS, EEUU), Académie des Sciences (Francia), Academia de Ciências do Brasil, y European Molecular Biology Organization (EMBO). Recientemente obtuvo una nueva distinción en el premio Bunge y Born 2025, uno de los más relevantes  para la ciencia argentina.

Recibiste el premio Bunge y Born 2025 y hace unos días , el título Doctor Honoris Causa en la Universidad Nacional de Quilmes. ¿Cómo te sentís al recibir estos reconocimientos?

Me siento muy feliz por el reconocimiento del premio Bunge y Born, es el premio más importante de ciencia que tiene la Argentina, lo han recibido figuras muy prestigiosas. También recibo el cariño y el calor de mis colegas y mis discípulos que, al enterarse del premio, se manifiestan muy afectivamente y también manifiestan solidaridad con mi posición frente a la situación de la ciencia en la Argentina.

Lo de la Universidad de Quilmes, también me pone muy orgulloso. Pero lo importante es no creérsela, no vivir subido a un pedestal y desde ahí mirar al resto, sino conservar la humildad, la solidaridad y el entusiasmo por la ciencia.

¿Por qué es importante estudiar la biología molecular?

Para mí la biología molecular es la disciplina que me permite explicar los secretos del funcionamiento de las células y de los seres vivos, tanto desde unicelulares como las bacterias o como los protozoos, hasta seres vivos complejos como los vertebrados, los mamíferos y las plantas. Entonces, para mí es la manera más precisa de conocer los mecanismos internos de por qué ocurren las cosas en la vida.

 ¿Cómo fue el proceso de investigar sobre el splicing alternativo?

Después de doctorarme fui a hacer un postdoctorado a un laboratorio en Inglaterra, dirigido por un argentino que era pionero en la biología molecular, el doctor Francisco Baralle. Fue allí que en el desafío de clonar un gen, encontramos que ese gen producía más de un ARN mensajero. Y el mecanismo por el cual lo producía, era el splicing alternativo, que es el mecanismo que ocurre dentro de las células y hace que cada gen pueda dar la orden para fabricar más de una proteína.

En 1994-95 se me ocurrió una idea y la puse a prueba con una becaria doctoral que se llama Paula Kramer, probamos si había una conexión entre el encendido y apagado del gen y las variantes que producía de proteínas por splicing alternativo. Y ahí encontramos un hallazgo que fue muy novedoso: la relación entre el proceso de copiado del gen, que se llama transcripción, y el proceso de splacing alternativo. Durante estos últimos 30 años, con diversos tesistas doctorales y colaboradores, he ahondado en los mecanismos que regulan el splicing alternativo. En los últimos 10 años nos metimos en cómo este proceso puede ser controlado en la cura de una enfermedad que se llama atrofia muscular espinal.

Te formaste en la educación pública y también sos profesor en la Universidad de Buenos Aires.  ¿Por qué es importante cuidar nuestra educación pública?

Vos usaste la palabra “cuidar”, que me parece muy bien, porque uno cuida algo que tiene valor, ya sea como puede cuidar a sus hijos o a sus nietos, porque son muy valiosos desde el punto de vista familiar y humano. Y también debemos cuidar a la educación pública que, además de tener un excelente nivel internacional, es el vehículo para que seamos más independientes, más libres y tengamos mayor capacidad para decidir, sobre todo a la hora de votar.

La educación pública tiene contenidos de igualamiento, o sea, uno está en un aula donde los que están allí no pertenecen todos a la misma clase social. Entonces el motivo de estar allí es el deseo de aprender, el deseo de ir adelante, pero en un contexto colectivo, no un contexto individualista. Yo desconfío de la educación privada, aun cuando alguna pueda tener calidad, por el hecho de que no es igualitaria ya que está destinada a que unos pocos que tienen poder adquisitivo puedan tener éxito.

Lo que está pasando ahora es un aniquilamiento del sistema de ciencia a través del corte de fondos para investigar, salarios y becas que están por el piso. Es un momento muy triste. También es triste el hecho de que se redujo el financiamiento universitario, es un “paquete” total de desprecio por lo intelectual, de desprecio por la investigación.

Teniendo en cuenta el contexto ¿qué le dirías a esos jóvenes que están entre esa decisión de seguir en el país desarrollando conocimiento o irse al exterior?

Soy partidario de que los jóvenes tengan un compromiso con su país y por lo tanto para garantizar ese compromiso, que realicen el doctorado en nuestro país. No estoy de acuerdo con que un joven vaya a hacer el doctorado afuera porque básicamente, sobre todo en las ciencias biológicas, físicas, químicas eso significa que no va a volver. Van a pasar 10 años de su vida afuera y van a estar ya insertados en otro país, en otra lógica, en otra dinámica de investigación.

Pero hay que pensar siempre que fue la educación pública o la educación argentina la que logró que esa persona sea lo que es. Yo creo que, si uno nace y se educa en este país, se debe a este país y si el país está gobernado por crápulas como ahora, se debe luchar en contra de esos crápulas.

A lo largo de los años vimos gobiernos con ideas diferentes sobre la ciencia y la técnica ¿Qué evaluación hacés sobre las políticas que fueron aplicadas en el área?

Se hicieron cosas muy buenas sobre todo en la construcción de edificios, la repatriación  de científicos, el apoyo también al grupo de excelencia, la actualización periódica de los montos de becas y de salarios, y todo eso está retrocediendo bruscamente. Todavía hay muchas cosas por hacer para un país con la potencia científica que tiene el nuestro, como mejorar la situación de los becarios, mejorar el financiamiento, pero claro, yo estoy pidiendo mejoras sobre lo que existía en 2023, que hoy en día parecen una ilusión.

Con la llegada de este gobierno se formó un discurso sobre invertir en disciplinas aplicadas o exactas y dejar de lado las ciencias sociales porque, según su discurso, no son fundamentales para el país. ¿Qué postura tomás al respecto?

Me parece una barbaridad. A este gobierno le importa muy poco que la Argentina se destaque intelectualmente o artísticamente si no es porque tiene que ver con el mercado. Para mí las ciencias sociales son una parte esencial de la investigación científica. Lo he dicho en mi discurso al recibir el premio Bunge y Born, la ciencia es una sola, puede ser sociales, naturales, básicas o aplicadas, puede ser mala o buena según la calidad, pero es una sola.

Sobre las nuevas formas de divulgación científica en este contexto de crisis para la ciencia. Las transmisiones en vivo de las expediciones submarinas del CONICET por ejemplo, sirvieron para reivindicar la importancia de la ciencia en el país. ¿Qué opinas al respecto?

Eso forma parte de la divulgación y de la estimulación a seguir quizás una carrera científica como en su momento, hace 30, 40,50 años, eran las películas de Jacques Cousteau, que se ocupaba de hacer biología marina y muchos jóvenes entraron a la universidad a seguir Biología pensando que querían ser biólogos marinos. Tiene un atractivo, pero no reemplaza la educación formal.

La universidad, para mí, es el lugar donde se genera conocimiento, es ebullición de pensamiento y no la cristalización de lo que ya está en los libros. De hecho, yo le digo a los alumnos “por favor, no crean todo lo que está escrito en los libros, no es así como funciona la ciencia”. La ciencia funciona dinámicamente y hay libros muy buenos, pero siempre hay que preguntarse por qué dice esto, qué bases tiene esa afirmación, para no aceptarla como si fuera un dogma cierto por el solo hecho de que está escrito en un libro.

Hace unos días la Cámara de Diputados de la Nación dio media sanción a un proyecto que declara la emergencia del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología. ¿Qué espera de esta situación la comunidad científica?

En primer lugar, yo esperaría que no lo vete Milei, en segundo lugar me parece una muy buena iniciativa y en tercer lugar sospecho que si sigue este gobierno, aunque el veto se revierta, me temo que no le van a hacer caso porque ya han dado muestras de no cumplir las leyes.

¿Cómo se organiza la comunidad científica? ¿Se sienten acompañados por otros sectores?

Existe afortunadamente una red de directores de institutos, el CONICET tiene 300 institutos, que están constantemente peleando por las injusticias que se están produciendo en el sistema de ciencia y bueno, hay una confluencia en las manifestaciones también con otros sectores, como la gente de los residentes del Garrahan, o los universitarios que no están en el CONICET.

A diferencia de otros gobiernos que implementaron planes de ajuste, esto que implementa este gobierno no es un ajuste, es una aniquilación. Además, a este gobierno no le conocemos científicos que los asesoren en la Secretaría de Ciencia y Técnica, en ese contexto hay una diferencia cualitativa. Puede que en otros gobiernos estuviera dividida la comunidad científica, pero hoy en día creo que está bastante unida porque ven que quienes nos gobiernan, no solamente no son científicos ni gestores, sino que no están siendo asesorados, o por lo menos que nosotros sepamos, por ningún científico.

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