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Estudiante de Comunicación Social (UNM)

Hay que rescatar a Niní

Se presentó un libro que rescata la figura de Niní Marshall, figura clave del cine argentino de las décadas del '40 y '50 del siglo XX.
-“No sé si se denominaría feminista, pero lo era”, dijo Pereira, respecto de Niní Marshall

Paola Pereira, licenciada en Letras y Magíster en Análisis del Discurso por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y Profesora Adjunta del Área Lingüística y Semiótica en la Licenciatura de Comunicación Social de la Universidad Nacional de Moreno (UNM), presentó su libro Cándida no tan cándida: la mucama gallega de Niní Marshall. El humor en el cine argentino, publicado por UNM Editora La presentación se llevó a cabo en el marco del XVII Congreso de la  Red de Carreras de Comunicación Social y Periodismo (REDCOM).

El texto analiza la figura de la mucama gallega Cándida en el cine nacional y el papel de Niní Marshall, actriz, guionista y comediante argentina. La actividad fue coordinada por Adriana Speranza, doctora en el área de Lingüística por la UBA y directora académica del Centro de Estudios en Medios y Comunicación (CEMYC-UNM).

Pereira se centró inicialmente en la representación de la lengua y la mujer gallega en las cinco películas protagonizadas por Cándida. Un hallazgo crucial fue el acceso y la digitalización de los manuscritos de Niní Marshall, lo que permitió confirmar que fue ella quien escribió los diálogos de las películas. Pereira comentó: “Tenemos la particularidad de que escribe distintas variedades lingüísticas, es una mujer que escribe humor, que se gana su lugar y llega al cine. Esta es la primera vez que el personaje Cándida, muy famoso en radio, aparece en el cine”.

El libro aborda cómo el cine de Marshall trabaja el humor y crea nuevos sentidos. Pereira señaló que “al ver la película desde el punto de vista del inmigrante, provoca que no nos riamos de ella, de Cándida, sino que nos identificamos con ella. Lo que nos causará risa son diversos desajustes de otros discursos o prácticas sociales, lo cual es muy importante”. Esto genera distancia con otras películas de la época donde el inmigrante era el objeto de burla.

La autora resaltó que Cándida aparece siempre discutiendo y nunca le da la razón a su partener, ni en la radio ni en el cine, y “siempre tiene razón porque ella encarna la sabiduría popular”. Marshall utiliza la lengua gallega estigmatizada de forma disruptiva para “cuestionar, para criticar, para mostrar lo que tiene de desigual”, afirmó la autora, haciendo de esta una herramienta de crítica social.

En el capítulo final del libro, se aborda el debate sobre qué carácter debe tener el idioma nacional. Al respecto, Pereira apuntó: “Aparecen muchas discusiones en los diarios. En el periódico se debaten la lengua y cómo tenemos que hablar los argentinos, si tenemos que ser hispanistas o anti-hispanistas. Hay todo un debate porque, además, empieza a surgir el lunfardo. Hay mucha conciencia lingüística en ese debate”.

Esto constituye una intervención glotopolítica. “El hecho de que en ese momento el debate esté en la radio primero y luego en el cine es una intervención desde la glotopolítica, que es la disciplina que observa las intervenciones políticas en el espacio del lenguaje. Esto se da porque está visibilizando la diversidad lingüística existente de otra manera, no para burlarse de ella, sino que usa esa lengua con la que se identifica lo gallego para visibilizar la diversidad con una valoración diferente·, afirmó Pereira.

Acercándose el final de la presentación, la autora reveló cómo consiguió los manuscritos. “Estaba haciendo un seminario de posgrado de crítica genética. Me enteré de que estaban los manuscritos y me contacté con la hija de Niní: tenía todos los escritos a máquina, escribía todo, estaban todos conservados y ahí empecé. Accedí a un guion original de una de las películas de (nota del r: Luis César) Amadori y está la letra de ella en él”, comentó.

Esto disparó una última discusión: la escritora resaltó que “en ese momento era muy difícil la autoría para una mujer; ella solo aparece en los créditos como coautora de los diálogos en dos películas”. Por su parte, Speranza agregó: “Hay una cuestión interesante porque la autora es ella, autora e intérprete. No interpreta lo que escribe otro, la perspectiva que construye otro. Ella construye esa perspectiva”.

El trabajo de Marshall fue disruptivo en su época, e incluso actualmente, no solo por el humor, sino por su rol como autora e intérprete, un logro difícil para una mujer en los años treinta. Marshall se burla de la moda, la publicidad e incluso del higienismo, mostrando las desigualdades de manera consciente, lo que se considera un gesto feminista para el contexto histórico. En este sentido, Pereira afirmó: “No sé si se denominaría feminista, pero lo era. Fíjense en los nombres de sus películas: ‘Mujeres que trabajan’, ‘Divorcio en Montevideo’, ‘Mujeres que bailan’, ‘Mujeres que estudian’. Hay una mirada de la mujer que puede, de la mujer que escribe, que lucha por la escritura”.

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