
A 25 años del nacimiento de Ella Es tan cargosa, el grupo oriundo del oeste vuelve a sus pagos para celebrar su aniversario de plata en el Gran Teatro de Ituzaingó este sábado 29. El grupo de rock nacional que surgió en plena crisis económica del país atravesó diferentes dificultades a lo largo de su carrera pero logró consolidarse como una de las bandas más reconocidas del género.
Con canciones hits como “El redondel”, “Llueve” y Ni siquiera entre tus brazos”, Ella es tan cargosa también estuvo nominado en 2017 a los Latin Grammy por Mejor Álbum Pop/Rock con su quinto disco “La Sangre Buena”. A día de hoy suman casi 300 mil oyentes mensuales en Spotify y millones de reproducciones en YouTube. Hablamos con Rodrigo Manigot, cantante del grupo, sobre el recorrido del grupo, sus momentos más íntimos como banda y el significado de este aniversario en el oeste.
Veinticinco años arriba del escenario no es poca cosa. ¿Qué es lo primero que te aparece cuando pensás en ese número?
Es un montón. Pensar que venimos veinticinco años solo con la banda. Antes también habíamos hecho otras experiencias con otras bandas. Pasan un montón de números y cuestiones por la cabeza, pero creo que el secreto siempre es tratar de enfocarse, lo más que uno pueda, ¿no?
Sí me parece que es tratar de acotar el nivel de enfoque y de ir viendo que hoy en la mañana ensayamos, que mañana ensayo también con la banda y bueno, el sábado vamos a estar tocando. Es un poco tratar de estar con un foco más en el presente que pensar en qué hiciste o en lo que vas a hacer, porque eso a veces es medio paralizante.
¿Qué expectativas tienen? ¿Por qué eligieron el Gran Teatro de Ituzaingó?
La verdad es que cuando pensamos que en noviembre cumplimos veinticinco años pensamos que había que volver al oeste. Había como una discusión con Capital y el oeste. Nos está yendo muy bien en Capital, pero nosotros somos del conurbano y la verdad es que fue un debate. Estaba el teatro de Ituzaingó que era una opción muy muy grande, pero que ya lo habíamos hecho un par de veces. Dijimos “bueno, vamos al teatro y hay que ir al barrio de donde salimos”.
Un poco le apostamos a eso por una cuestión de pertenencia. Fue básicamente eso, decir, “Che, vayamos a Ituzaingó, que el primer show fue en Ituzaingó hace veinticinco años.” Reconectamos también con los amigos, la verdad es que anduvimos mucho por un montón de lados y hace dos años que no tocamos acá. Así que un poco también por eso.
Estamos con mucha tranquilidad, estamos recontra ensayados. Y bueno, ahí esperando las últimas construcciones, gente que venga a cantar. Así que con calma, ¿viste? Y disfrutando muchísimo porque venimos ensayando con mucha atención y mucho profesionalismo.
A nivel personal, ¿sentís que este aniversario te agarra en un momento distinto como artista y como hombre? ¿Qué cambió en vos desde aquellos primeros shows?
La verdad es que te agarra con un montón de cambios. Algunos cambios son un bajón porque estás más grande. Pasaron un montón de cosas donde era más inconsciente, donde eras más pibe, donde no te importaba nada. Es como que la vida tiene una cosa más de contradicciones ¿no? Por ahí te vas afirmando en algunas cuestiones. No es un recorrido tan lineal que uno va creciendo y te vas afirmando. Sí me parece que lo que va a pasar es como que vas disfrutando muchísimo de montón de cosas.
Pasó en Alta Gracia, Córdoba, que fue un show muy hermoso y que nos viene pasando muy seguido eso desde que empezamos. Que vos tocás, que la gente conoce mucho más las canciones, sonríe muchísimo, se agrupa en familia. Pasamos un montón de cosas que sí tienen que ver con el paso del tiempo en un modo más positivo, ¿no?
La banda está sonando muy bien, las voces están hermosas y las canciones conectan con un montón de gente de un montón de edades distintas. Entonces, sí, es una cosa buena.
En veinticinco años imagino que hubo crisis, decisiones duras e incluso momentos en los que uno duda del camino. ¿Cuál fue para vos el desafío más bravo y cómo lo atravesaron?
Fuimos pasando un montón de situaciones difíciles, podría ser un inventario. Me parece que hay situaciones que son por lo contextual, por el país y después cuando el país no tiene alguna crisis te la inventás vos, ¿viste?
Entonces es un poco y un poco también. Vivís en un contexto de crisis y también me parece que a veces lo personal, a veces lo vincular, a veces la cuestión familiar que por ahí vos está bien, pero tenés alguna cuestión. Después creo que uno puede mirarla como una parte de la vida. Pegarse unos palazos. Lo absurdo sería atravesar todas estas cuestiones y no sufrir nada.
Creo que es parte de lo que va pasando, de lo que vamos cruzando, los pensamientos que vamos teniendo y de lo que es conservar un proyecto musical colectivo en un país como este, aunque calculo que en todos los países yo le tengo que explicar. Veo documentales de bandas extranjeras y nadie atraviesa lo que hay acá.
Te puede ir súperbien y también es un quilombo y acá mismo, ¿no? Veo muchos colegas que por ahí también les va muy bien y también tienen que atravesar muchísima dificultad.

Si tuvieras que elegir una “escena secreta” de la historia de la banda —un momento chiquito, íntimo, no necesariamente épico— que represente lo que son, ¿cuál sería?
Un montón. Siempre me acuerdo mucho de un momento que cuando grabamos la canción “Exequias”, el pianista y productor, un monstruo de la música, Germán Wiedemer, estaba llorando cuando terminamos de mezclar la canción. Me acuerdo de ese momento. Un momento increíble.
Los momentos que hablamos de música, de los viajes. Todo el tiempo están pasando cosas muy fuertes. Que te grabe una canción León Gieco o no sé, cuando hicimos Bellos Años (disco de 2022) era un montón de gente. La música tiene un montón de momentos lindos. La gente que viene de una provincia a otra para verte. Es un flash.
Estás todo el tiempo rodeado de cosas muy hermosas. Me acordé de ese momento, muy lindo. Estábamos grabando y Germán pareció llorando, él no es muy de llorar. Esas músicas y canciones que hicimos, cuando hacés cosas así tan sentidas, bueno, parece que están puestas del corazón y con pensamiento y también bien grabadas, y bien tocadas.
Las bandas largas suelen reinventarse para no repetirse. ¿Dónde sentís que está hoy la búsqueda artística de Ella es tan cargosa?
Ya hicimos un disco en el que intentamos cambiar un poco el sonido. Con La sangre buena (el disco de 2017) creo que ahí hicimos un esfuerzo muy grande como grupo. No es nada fácil romper el set sonoro de una banda, ¿no? Yo creo que la búsqueda hoy es más bien espiritual y personal de conservar la grupalidad y de recuperar el fuego sagrado, la energía que en estos últimos años hemos usado mucha en poder seguir disfrutando del tocar en vivo.
Todavía no veo que se vaya a traducir en algo de búsqueda musical. Mi esperanza es que esta nueva etapa donde la banda está realmente armonizando más en lo humano, se note mucho en el escenario. Si eso puede traducirse mañana en algún concepto, en alguna búsqueda en común.
Creo que para mí el foco tiene que estar ahora en recuperar ese fuego que tiene que tener una banda. Es al revés para mí, después las canciones están saliendo porque yo por suerte tengo un montón y todo el tiempo estoy buscando melodías. Y el “Tano” (nota de la r: Ìtalo “Tano” Baccega) el guitarrista, tiene 1500, ¿viste? Pero 1500 literal. Entonces, es cuestión de encontrarnos, pero hoy creo que la búsqueda es afianzarnos nuevamente en lo grupal.
Yo creo que está sonando tremenda la banda. Y eso es un poco es el resultado de haber encarado la grabación con un concepto más orgánico de la música, de grabar en vivo, de sonar más parecido en el disco a como sonamos en vivo, que siempre es muy difícil de lograr.
Cuando mirás al público de ahora y al de hace veinte años, ¿qué percibís? ¿Cambió el vínculo, la energía, las generaciones que los siguen?
Yo creo que sí. Hay un montón de cambios y que básicamente lo que vos tenés que hacer que más nada es enfocarte en mirar más lo que estás cantando, que estás componiendo, la música que está que estás emitiendo con tu banda y lo que está fluyendo, digamos. Eso más que andar mirando alrededor, ¿no?
Por ahí hay una diferencia. Hay que concentrarse más, estar más enfocado y más metido en la situación. Me parece que es otro cambio a favor, parece que está siendo una cuestión de muchísimo más profesionalismo. Bueno, lo otro del principio, de largarnos, tiene su romanticismo, su cuestión, pero me parece que es un signo estar más conscientes del trabajo que hacemos.
En entrevistas anteriores con ANUNM mencionaste revisar tu propia experiencia para escribir, y también el deseo de un sonido más honesto. ¿Qué herramientas de la escritura se te cuelan en la composición musical y viceversa?
Estoy mucho con la idea del monoambiente, ¿viste? No te das cuenta cuando pasás de un lado al otro. Me exijo mucho en los dos lados y siempre soy muy inconformista. Siempre me gustaría escribir mejor y cantar mejor. Y por supuesto que todo el tiempo estoy tratando de escribir mejores letras y de incorporar más conocimiento y lo mismo con los libros.
Tratar de que queden lo mejor escritos posibles, me exijo mucho como lector y también tener conciencia de quién es uno y que uno hace lo que puede. Después hay que vivir, tengo mi hija, tengo mi esposa, tengo mi familia, cosas hay que seguir viviendo. Llegás hasta donde podés.


