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Estudiante de Comunicación Social (UNM)

Folklore contemporáneo: la hora de la apertura

Más instrumentos y experimentaciones con el rock atraviesan al folklore argentino. Hablan tres músicos.
Destino San Javier: bajo, guitarra eléctria y batería apuntalan a los cantantes de este trío folklórico.

Sin duda, el folklore es uno de los géneros musicales más importantes de Argentina, ya que ha mantenido su popularidad a lo largo de generaciones. Esto se debe a su arraigo cultural como expresión artística originaria y a su diversidad, ya que se extiende por todo el territorio y cada región le da su toque distintivo. Además, el argentino promedio se siente identificado con esta música, es por ello que se le puede atribuir un fuerte carácter de identidad. Por último, su constante renovación ha permitido que este evolucione y se adapte a diferentes épocas, asegurando su relevancia y vigencia.

“Actualmente, se puede decir que existen dos corrientes en el folklore”, dice Leandro Pereyra, músico sesionista y multiinstrumentista. “Por un lado, están los artistas que cantan al populismo y a lo festivo, por otro lado, están los artistas que utilizan sus letras para reflejar la situación sociopolítica de nuestro país”, continúa. La escena del folklore ha cambiado mucho en comparación con lo que era hace muchos años. Ya no hay tanto folklore tradicional, aunque aún existen grandes referentes que marcaron una época. Por ejemplo, Los Chalchaleros y Los Manseros Santiagueños, que son considerados como “los Rolling Stone” del folklore. También se pueden destacar a Atahualpa Yupanqui y Mercedes Sosa, quienes se distinguen por la fuerza de sus palabras.

En Argentina el núcleo del folklore son dos provincias: Buenos Aires y Córdoba, que es donde se realiza Cosquín, el festival de folklore más grande de Latinoamérica. En estas provincias es donde hay más convocatoria de gente, aunque la forma de tocar varía según las distintas regiones de nuestro país y en cada una le dan un carácter distintivo. “El folklore que se adentró en Buenos Aires hace ya varios años es el santiagueño y el chaqueño”, afirma Enrique Riarte, músico y productor.

Estos estilos se diferencian principalmente por la composición de sus conjuntos musicales, por ejemplo, el folklore chaqueño, que es el de la zona del Trichaco conformado por Salta, Formosa y Chaco, es muy normal que esté conformado por siete u ocho artistas, de los cuales tres o cuatro van a estar tocando el violín, además, están conformado por un cantante principal y coristas. En cambio, en el folklore santiagueño es muy común escuchar sólo un violín y un bandoneón y es habitual encontrar conjuntos que salen a tocar con batería e instrumentos eléctricos, además están conformados por dúos o tríos. “De estas dos corrientes, la del folklore chaqueño sigue más apegada a lo tradicional”, asegura Riarte.

“Otros ritmos que se están escuchando y son emergentes, pero que todavía no pueden salir de su zona, son el folklore riojano y el cuyano”, cuenta Riarte. El primero es característico en los festejos de La Chaya, una celebración ancestral que tiene origen en la provincia de La Rioja y se realiza cada año el tercer fin de semana de febrero, el cual su máximo referente es Sergio Galleguillo. En cuanto al folklore cuyano se caracteriza por ser el extremo arreglista en guitarras, es decir muchas guitarras tocando juntas contrapuntísticamente.

“Están los artistas que cantan al populismo y a lo festivo y están los artistas que utilizan sus letras para reflejar la situación sociopolítica de nuestro país”, dice el músico Leandro Pereyra.

El folklore en los tiempos actuales

“La tendencia actual en la composición se inclina hacia cantar al amor y con contenido social, mientras que, en lo musical, la tendencia va hacia la inclusión de instrumentos eléctricos”, afirma Pereyra. Artistas como Raly Barrionuevo, Jorge Rojas, Los Huayra y Los Tekis son los que han estado llevando adelante esta tendencia con más fuerza dentro de la escena del folklore argentino desde hace algún tiempo.

Riarte, quien se desempeña como guitarrista y violinista, coincide con que la tendencia actual se da en la modernización desde lo instrumental: “Por ejemplo, en su época un grupo icónico como Trío San Javier salía a tocar con el bombo y la guitarra”, dice. En contrapunto, Riarte cuenta que actualmente Destino San Javier, formado por tres cantantes hijos de los integrantes de Trío San Javier, tocan pocos instrumentos, usan pistas de fondo y tienen una banda atrás compuesta por batería, bajo, teclado y guitarras eléctricas.

Hoy por hoy, el folklore está atravesando una etapa de cambio que de a poco se va aceptando y consolidando, esto se da debido a la incursión de nuevos sonidos dentro del género, ya que los nuevos artistas tocan y producen con instrumentos eléctricos y batería, en reemplazo de las guitarras criollas y el bombo legüero. “Se están dando diferentes mezclas dentro del folklore, pero la más influyente es la del rock”, dice Federico Lobo, cantante y compositor santiagueño.

“Se están dando diferentes mezclas dentro del folklore, pero la más influyente es la del rock”, dice Federico Lobo, cantante y compositor santiagueño.

La importancia de las peñas y la actualidad de la danza folklórica

En Argentina, las peñas folklóricas son un fenómeno muy popular, especialmente en Buenos Aires. Son lugares donde se celebra la cultura tradicional a través de la música, la danza y la comida. Para Riarte, la peña les pone a los artistas un techo a nivel calidad-artístico. En el camino del folklorista la peña es para aprender y conocer gente, es por ello que Riarte indica  que “los grandes talentos que logran dar el salto de calidad dejan el ambiente peñero, a su vez hay otros artistas que se hacen conocidos y logran hacerse un nombre dentro del ambiente”.

En relación a la danza, hoy en día tiene más notoriedad, ya que también se ha producido un giro desde lo tradicional hacia lo más contemporáneo. Por ejemplo, en el certamen de Pre-Cosquín existen categorías de baile tradicional y lo que se denomina baile estilizado. “La danza se fue adaptando, ya que hay muchos bailarines folklóricos que están formados desde el baile clásico, el jazz dance o el baile contemporáneo”, cuenta Pereyra.

A su vez, la danza folklórica está ganando visibilidad en el extranjero, especialmente en lo que respecta al uso del bombo, la boleadora y el zapateo como espectáculo. “Esto se vende mucho en lugares como Dubai, Egipto, Turquía y Arabia, por lo tanto, muchos bailarines tienen la posibilidad de trabajar en el extranjero”, dice Pereyra. Además, es importante destacar que actualmente las mujeres están asumiendo un papel muy importante, poniéndose a la par de los hombres. Esto es evidente en el zapateo, donde antes sólo los hombres solían participar. Con respecto a esto, Lobo concluye: “La escena del folklore se va renovando, como toda la música, como la vida misma y eso es lo más lindo”.

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